
La venta del negocio internacional de Celsa vuelve a cobrar fuerza tras el parón vacacional. El pool de fondos propietarios de la acerera que lideran Attestor y SVP lanzó en febrero la desinversión de las filiales en Polonia, Reina Unido y Noruega. Tras repartir el folleto durante la primera mitad del año, los acercamientos ya se producen y uno de los que ha aparecido con más fuerza es el de la siderúrgica cotizada Emirates Steel, controlada por el fondo soberano emiratí Abu Dhabi Developmental Holding Company (ADQ).
Según ha podido saber elEconomista.es, EM Steel -así se renombró la firma este mismo mes de septiembre- ya se ha puesto en contacto con la cúpula de la siderúrgica con sede en Castellbisbal (Barcelona) para hacer llegar su interés por los activos internacionales. Aunque finalmente está por ver que los tres activos entren en la misma operación –lo que facilitaría las cosas a la compañía catalana–, la valoración que maneja el mercado ronda los 1.000 millones de euros.
El proceso está actualmente coordinado por el banco de inversión Citi, aunque no se espera que la firma de la venta sea inminente. Contactada por este medio, la compañía que preside Rafael Villaseca afirmó que "no puede confirmar ni desmentir nada" por cuestiones de confidencialidad y sostuvo que "el procedimiento sigue su curso, con interés por parte de posibles compradores y en los plazos previstos".
En julio, Cinco Días informó del interés de fondos como KPS, Platinum e Inda Capital. No obstante, las voces consultadas sostienen que el tamaño de Celsa y la complejidad del negocio del acero –muy afectada por los ciclos macroeconómicos del sector– hacen que el candidato mejor posicionado sería una compañía industrial, que conozca el campo y pueda establecer sinergias con otras unidades de negocio. De ahí, en parte, la complejidad del procedimiento debido a los pocos inversores con este perfil.
Para EM Steel supondría dar un gran salto adelante a nivel internacional. A pesar de ser uno de los mayores productores de acero de Oriente Medio, el 70% de sus ventas en 2023 todavía se produjeron en Emiratos Árabes y su presencia industrial se limita a su país de origen. Con el capital que le otorga el fondo soberano ADQ (87,5%), no le faltaría músculo para abordar la operación. La firma, surgida de la fusión de Emirates Steel y Arkan cotiza en bolsa y cuenta con un 12,5% de free float.
Las filiales de Celsa
La desinversión de las filiales internacionales de Celsa fue algo que estuvo en el radar de los fondos desde el momento en el que tomaron el control de la compañía. No obstante, el clima en el sector del acero europeo no es el mismo ahora que hace dos años, cuando el sector batía récords. Hoy los costes energéticos y la atonía de la demanda enfriaron el ambiente. Está por ver si las valoraciones obtenidas se alinearán con las expectativas de los fondos.
La mayor parte del pastel se encuentra en Polonia, donde el grupo generó unos ingresos de 754,2 millones y los activos alcanzan los 1.027 millones. Sin embargo, la filial arrastraba una deuda de 414 millones a la que tuvo que hacer frente SVP con un préstamo que vence en 2026 por una cláusula incluida en el anterior préstamo.
También cuentan con su propio pasivo –excluido del plan de reestructuración aprobado en el juzgado- Reino Unido (760 millones de ingresos) y Celsa Nordic (542,1 millones de ingresos). En la primera sobresale una línea de crédito de 200 millones de libras (239 millones de euros, al cambio actual) que vence en 2028. En la sociedad noruega el pasivo ronda los 75 millones y, como indicador de su voluntad de venderla, destaca la refinanciación acometida a comienzos de este mismo año de un crédito de 27,5 millones por solo doce meses.
Aunque la venta esté todavía a meses de concretarse, sí se da por hecho que llegará antes que la entrada de un socio español, que tomará entre un 20% y un 25% de la siderúrgica, tal y como se comprometió el pool de inversores con el Gobierno en el momento de su entrada en el capital para que diese su visto bueno. Un porcentaje parecido al que dejarán libre entre SVP y Attestor, que prácticamente controlan el 75% del capital.
A pesar de que el Ejecutivo les dio seis meses para lanzar el proyecto (el plazo caducó en mayo), la búsqueda se demoró. Y suenan tres potenciales inversores que cumplen con los requisitos y tendrían músculo suficiente: Sidenor, Megasa y Grupo Gallardo Balboa. Houlihan Lokey, la firma que ha coordinado a los fondos en todo el proceso para quedarse con la empresa española, es la encargada de encontrar al comprador nacional.