Industria

Celsa tomará acciones legales contra Rubiralta

  • Por los préstamos "incobrables" concedidos a las patrimoniales de la familia 
  • Se votará en la próxima junta de accionistas, que se celebrará a finales de junio 
Francesc Rubiralta, expresidente de Celsa. Luis Moreno
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Como ya habían advertido hace dos meses, la nueva propiedad de Celsa emprenderá acciones legales contra Francesc Rubiralta, el antiguo presidente de la siderúrgica, por los préstamos concedidos desde la compañía a las sociedades patrimoniales de la familia y que hoy se consideran incobrables.

Según consta en la convocatoria de la junta de accionistas de Inversiones Pico Espadas, la nueva matriz de la organización, los fondos propietarios de la empresa catalana someterán a votación el "ejercicio de acciones legales y acuerdo previo al inicio de la acción social de responsabilidad contra Francesc Rubiralta Rubió".

De este modo, la compañía cumple con la amenaza lanzada por su presidente, Rafael Villaseca, en la primera comparecencia pública. "El consejo de administración tiene la responsabilidad de hacer lo posible para recuperar estos préstamos", dijo. La cantidad adeudada asciende a 539 millones y se considera incobrable debido a que las patrimoniales no tienen activos y el juez las mandó a liquidación el pasado mes de abril.

Los fondos que controlan hoy la empresa se personaron en el procedimiento del concurso de acreedores, aunque las fuentes consultadas señalan que han tenido un papel de meros espectadores, hasta ahora.

Villaseca y Jordi Cazorla, consejero delegado del grupo, aseguraron que tras una auditoría interna, hay "créditos incobrables" por un importe de 539 millones de euros que fueron transferidos a empresas a las empresas de los Rubiralta, ahora en liquidación.

El pasivo de las patrimoniales de la familia Rubiralta obedece a la última refinanciación firmada por Celsa con los grandes bancos españoles, en 2017. Entonces la siderúrgica consiguió el visto bueno de las entidades tras unas duras negociaciones, pero fue a cambio de que parte de la deuda saliera del perímetro de la industria con sede en Castellbisbal (Barcelona) y se elevase a las compañías personales de la familia Rubiralta.

Estas sociedades no tenían otros activos que sus participaciones de la organización. Por ello, una vez pasó a manos del pool de fondos acreedores se quedaron sin activos, pero mantuvieron la deuda. Parece complicado eso sí que los inversores puedan recuperar parte de la mochila adquirida, que compraron con descuento a los bancos -que tenían la deuda calificada como activo de alto riesgo- ya antes de la pandemia.

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