Industria

Rusia se rearma con la pólvora de Occidente: duplica las importaciones a través del agujero negro de Turquía

  • Las compras aumentaron un 70% en 2022
  • Parte del compuesto elaborado en Taiwán y Alemania llegó a Rusia a través de Turquía
La nitrocelulosa se emplea para elaborar pólvora utilizada en proyectiles. Archivos.

A finales de febrero, la UE aprobó el decimotercero paquete de sanciones contra Rusia por su invasión de Ucrania. Al mes siguiente, Bruselas aprobó un nuevo paquete de sanciones contra individuos y entidades vinculadas a la muerte del opositor Alexei Navalny. Incluso se discutió la posibilidad de utilizar los fondos rusos congelados para financiar el rearme de Ucrania, que necesita infantería y munición para poder continuar la guerra. Sin embargo, el hecho de que los países occidentales continúen aplicando sanciones a Moscú denota la habilidad del Kremlin para eludir dichas restricciones. La última prueba de ello es el incremento de importaciones rusas de nitrocelulosa elaborada en países occidentales y sus aliados de los mismos, un elemento -conocido como algodón pólvora- que es necesario para fabricar pólvora usada en proyectiles de artillería.

Las importaciones rusas de nitrocelulosa, un compuesto altamente inflamable fundamental para la elaboración de pólvora y propelente para cohetes, aumentaron un 70% en 2022, el primer año de la invasión de Ucrania. Además, a lo largo del 2023, este volumen se elevó hasta las 3.039 toneladas, doblando prácticamente en nivel de 2021. Todo ello a pesar de que, teóricamente, las sanciones occidentales impiden a Moscú adquirir materiales con fines militares, incluidos aquellos denominados de doble uso.

En este sentido, la nitrocelulosa constituye un producto de doble uso, empleado para elaborar barniz, celuloide, tintas, pintura para coches e incluso lacas para el acabado de guitarras Fender y Gibson. Sin embargo, también se utiliza para fabricar explosivos. Así, a finales del siglo XIX, Alfred Nobel creó la gelignita, un explosivo gelatinoso elaborado a partir de nitrato de celulosa y glicerina usado en minería, y la balistita, pólvora sin humo empleada en proyectiles militares.

Este doble uso de la nitrocelulosa parece el agujero en la red de las sanciones occidentales por el que se cuela Moscú. Según una investigación de The Wall Street Journal, antes de la invasión de Ucrania, Turquía vendía a Rusia menos de un 1% de la nitrocelulosa total importada por el Kremlin. Sin embargo, a mitad de 2023, las ventas de este material por parte de la firma turca Noy Ic Ve Dis Ticaret supusieron casi la mitad del total de las importaciones del mismo.

La clave aquí está en que parte de esa nitrocelulosa que acabó en suelo ruso proviene de países occidentales o aliados de los mismos. En este sentido, subsidiarias alemanas de International Flavours & Fragances vendieron 80 toneladas de 'algodón pólvora' a Noy, que después envió el cargamento a Rusia en 2023. Si bien la firma señaló que desconocía el destino final del producto, también indicó que la nitrocelulosa no poseía el nitrógeno suficiente como para poder emplearlo con fines militares.

En este sentido, la nitrocelulosa con una concentración de nitrógeno inferior al 12,5% suele emplearse para uso civil, como la elaboración de tintas para impresora. Sin embargo, esta concentración de nitrógeno puede incrementarse mediante procesos químicos, y si llega a ser igual o superior al 12,5%, la nitrocelulosa puede utilizarse para fines militares.

Por otro lado, el 20% de las importaciones rusas de nitrocelulosa entre marzo de 2022 y diciembre de 2023 provinieron de Taiwán. Así lo indicó un informe elaborado por el Royal United Services Institute británico en colaboración con expertos ucranianos. El documento indica que el 80% de toda esa nitrocelulosa elaborada en Taiwán llegó a Rusia a través de la empresa turca Noy Ic Ve Dis Ticaret.

Concretamente, la compañía taiwanesa TNC Industrial elaboró más de 500 toneladas de la nitrocelulosa que Noy envió a Rusia. Paralelamente, la compañía alemana Hagedorn-NC también produjo una cantidad similar que, después de ser comercializada a Noy, esta vendió posteriormente a clientes rusos. En este contexto, la firma rusa Analytical Marketing Chemical Group adquirió un volumen de nitrocelulosa taiwanesa valorado en 700.000 dólares a lo largo de los últimos dos años.

Por otro lado, datos de ImportGenius citados por The Wall Street Journal indican que más de la mitad de las importaciones rusas las realizaron firmas dedicadas a la elaboración de tinta para impresora. Se trata, por lo tanto, de una zona gris surgida de la combinación entre el doble uso del 'algodón pólvora', así como de la capacidad y habilidad para utilizar su concentración de nitrógeno con fines militares. Si bien parte de las compras de este compuesto puede ir destinada a la sustitución de la nitrocelulosa fabricada otrora en factorías rusas, otra parte puede utilizarse en la elaboración de proyectiles militares.

En este sentido, Rusia considera que, para ganar la guerra en Ucrania, necesita tres millones de proyectiles. Es probable que buena parte de la nitrocelulosa importada, mucha de la cual proviene de China también, vaya destinada a la culminación de ese objetivo. De hecho, parece que el Departamento de Comercio de EEUU ya olía la tostada en diciembre de 2023 cuando añadió la nitrocelulosa en su lista de productos de alta prioridad bajo vigilancia.

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