
Acerinox se enfrenta desde esta semana a una huelga indefinida en sus instalaciones de Acerinox Europa en Campo de Gibraltar (Cádiz). Tras un largo periodo de negociación de su convenio sin avances, el sindicato ATA (Asociación de Trabajadores del Acero) decidió convocar una protesta tras 24 reuniones sin acuerdo. La empresa aduce tres años seguidos de la instalación en pérdidas y pide medidas de flexibilidad existentes en otros sectores para garantizar su viabilidad, algo que choca con las demandas de la plantilla.
En una conversación con elEconomista.es, Bernardo Velázquez, consejero delegado de la organización señalaba que la petición de la empresa es "la flexibilidad que se ha conseguido en el sector del automóvil y en muchas industrias". Los sindicatos por contra lamentaban que este asunto no debía ni en la negociación del convenio.
Para el dirigente, "la flexibilidad es clave, pues todos sabemos cómo se encuentra la industria en Europa y la competitividad que nos viene de otros mercados". "Yo creo que es necesaria y justa para la supervivencia de la industria española", remató.
La compañía defiende usar los recursos legales con los que cuenta, como solicitar a la justicia que declare ilegal la huelga que se produce, a su juicio, principalmente por el desacuerdo en estas medidas de flexibilidad demandadas.
En las conversaciones, los trabajadores reclaman además una subida salarial del 3,1% en 2023 y del 3% anual entre 2024 y 2026. Mientras, Acerinox ofrece una subida del 2,75% en 2023 y el 1,75% anual entre 2024 y 2026.
La planta gaditana de Acerinox lleva tres años en pérdidas debido al contexto actual del sector, aunque la compañía siempre negó que estuviera planteando despidos. Una de las soluciones está en la inversión de 67 millones de euros para reforzar el negocio de aleaciones especiales anunciada el pasado mes de enero.