
La industria siderúrgica española no atraviesa un buen momento y nada hace prever que la situación se vaya a solucionar en los próximos meses. Hasta tal punto, que la producción de acero descendió cerca de un 20% en 2022 hasta los 11,5 millones de toneladas, lastrada por los altos precios de la electricidad y el gas.
"La producción cayó prácticamente al mismo nivel de 2020, cuando el Covid-19 paralizó la actividad industrial", señala Andrés Barceló, director general de la Unión de Empresas Siderúrgicas (Unesid). "El precio de la electricidad y el gas han causado este deterioro, dañando especialmente a las exportaciones, que cayeron en España incluso más que las ventas", añade.
La caída de la producción provocó que la chatarra reciclada por los hornos siderúrgicos españoles descendiera otro 20%, algo más de 8,9 millones de toneladas. Desde Unesid apuntan a que se trata de datos incluso ligeramente más bajos que los registrados en 2020. La chatarra utilizada equivale al 77% de producción de acero.
En el último año se entregaron al mercado 11,9 millones de toneladas de productos siderúrgicos, lo que representa un descenso del 13% sobre 2021 como consecuencia del deterioro del mercado exterior (-18%) y del extracomunitario en particular (-28%). En España, por otro lado, la caída fue más limitada (-8,7%) tras entregarse 6,4 millones de toneladas.
La demanda de productos siderúrgicos también sufrió un descenso, en este caso del 4% hasta los 12,4 millones de toneladas. La caída fue más intensa en el cuarto trimestre, perdiendo un 14% con respecto al mismo periodo de 2021. Las importaciones procedentes de países no pertenecientes a la Unión Europea aumentaron su cuota de mercado, llegando al 31% del consumo aparente, el valor más alto de toda la serie.
En 2022 las importaciones españolas de productos siderúrgicos y de primera transformación descendieron un 3% hasta los 9,8 millones de toneladas, con una caída del 7% de las importaciones europeas y un incremento del 4,3% de las de fuera de la Unión Europea, que alcanzaron los 4,2 millones de toneladas (43% del total), el valor más alto de los últimos 15 años.
Al otro lado de la balanza se encuentran las exportaciones, que llegaron a los 8,1 millones de toneladas, un 14,3% menos. La principal caída se observó en el mercado extracomunitario, con un 24%.
Durante 2022 el superávit comercial se redujo un 85% hasta 102 millones de euros tras empeorar el saldo con países terceros. Si contabilizamos en toneladas no hay superávit sino déficit, que prácticamente se ha triplicado hasta casi 1,7 millones de toneladas.
Desde Unesid no son optimistas de cara a los próximos meses y no creen que la situación vaya a mejorar. "El año ha comenzado en la misma línea que finalizó el 2022", afirma Andrés Barceló. "Las previsiones no invitan al optimismo, con incertidumbres que no favorecen la actividad industrial, pero confiamos que a lo largo del año el sector siderúrgico pueda mejorar sus perspectivas para afrontar los retos futuros, especialmente la descarbonización", concluye el director general.