
Ni duro ni pasado: la técnica para que el arroz blanco quede perfecto en minutos
Cocer arroz y que quede perfecto puede parecer en ocasiones algo casi imposible: o queda duro o queda pasado y pastoso, con todos los granos pegados entre sí. Sin embargo, se trata de una de las técnicas culinarias más sencillas, si se conocen los trucos adecuados.
Aplicando unos sencillos pasos se puede conseguir un arroz que nada tiene que envidiarle a los mejores restaurantes, elevando el nivel de cualquier comida a la que acompañe.

- Foto: Canva.
1. Lavar con abundante agua
Lavar con abundante agua eliminará el exceso de almidón, que entre otras cosas favorece que los granos queden pegados.
Para ello, se recomienda lavar de forma insistente hasta que el agua salga completamente transparente.

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2. Las cantidades
Otro punto clave es acertar con las cantidades de agua y arroz. Así pues, se pueden seguir dos guías:
- Un vaso de arroz por cada vaso de agua.
- Introducir el arroz en la olla y llenar con agua hasta que quede unos 5 centímetros por encima de los granos (es decir, que el arroz quede bajo el agua, y que ésta llegue unos centímetros más arriba, pero sin pasarse).

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3. A ebullición
A continuación, se enciende el fuego a máxima potencia, hasta que empiecen a salir burbujas. Es el momento idóneo para añadir sal si así se desea.

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4. Tapamos
En cuanto salgan estas burbujas, se bajará la potencia del fuego al mínimo y se tapará la olla (con una tapa que encaje perfectamente) durante 12 minutos.
En estos 12 minutos en los que la olla está tapada y el fuego está al mínimo, es esencial ni destapar ni remover el arroz, ya que se cocerá solo.

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5. Apagar y reposar
Pasados los 12 minutos, se apagará el fuego, pero aún sin destapar la olla, se dejará reposar otros 5 minutos.
Cuando hallan pasado los 5 minutos, ya será el momento de quitar la tapa y servir un arroz suelto y en su punto perfecto.