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Todo el poder para los soviets de la independencia

  • Círculos económicos y sindicales critican la pasividad del empresariado catalán
Fidalgo junto a Cándido Méndez en 2016. Foto: Efe

Es la consecuencia "de la pasividad y cobardía de una gran parte del empresariado catalán" con esta rotundidad explicaba el que fuera secretario general de Comisiones Obreras, José María Fidalgo, la victoria de la candidatura independentista en las elecciones a la Cámara de Barcelona. Una opinión emitida en una conversación informal que venía a coincidir, casi con las mismas palabras, con otras opiniones escuchadas, también off the record, en círculos empresariales de Cataluña y del resto de España.

Una reflexión que Fidalgo concluía, en alusión a un destacado dirigente de la patronal catalana, lamentando que "lástima que no haya más como tú y algunos de los pocos que habéis dado la cara", mientras el aludido advertía de que "lo peor puede estar por llegar" dado el poder económico y de gestión que asume ahora la nueva dirección cameral, apadrinada por la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC), en unos comicios en los que sólo ha participado un exiguo, 4,55% de un censo total de 423.000 posibles electores, que en su inmensa mayoría se quedaron en casa, bien por desidia o bien por miedo.

Miembros de la propia institución cameral catalana confirman que sólo en fondos y en competencias la toma de la Cámara por parte de la candidatura independentista Eines de País, deja en manos de la ANC más de 15 millones de euros de dinero en efectivo, un presupuesto de 20 millones de euros y el control del turismo, de las rutas aéreas y del Puerto de Barcelona, además de una presencia muy significativa en la Fira de Barcelona. 

Todo esto en connivencia con la consellera de Empresa de la Generalitat, Ángels Chacón, quien ya se ha apresurado a anunciar que cambiará el sistema de financiación de la Cámara para reducir al mínimo el número de escaños de pago, lo que significa la expulsión de la institución de la mayoría de empresas que han trasladado su sede social fuera de Cataluña con Caixabank y Banco de Sabadell a la cabeza.

Y esto es sólo el principio. Porque tanto ERC como los Junts per Catalunya de Puigdmont y Torras no ocultan que su gran objetivo ahora es dominar las instituciones empresariales catalanas para unir al poder político que ya detentan el poder económico y financiero que necesitan para consumar su estrategia golpista.

Estrategia de la que debería tomar buena cuenta la nueva presidenta del Congreso, Meritxell Batet, que el pasado martes dio una muestra explícita de esa pasividad, y queremos creer que no fue complicidad, de la que se acusa a los empresarios catalanes permitiendo que los golpistas presos, los independentistas y los antisistema convirtieran la Cámara en un circo, humillando con su consentimiento a la soberanía popular, a la Constitución y a la democracia. Esperemos por el bien de todos que este esperpento no sea el anticipo de lo que nos espera en la legislatura.

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