Firmas

Iglesias vuELve para parar la "guerra" de Podemos

  • Dirección censura el autoritarismo y la falta de liderazgo de Montero
  • Dirigentes piden la cabeza de Echenique por incapacidad de control
  • Podemos retiró el cartel que anunciaba la vuelta y que Iglesias rechazó
Polémico cartel retirado por Podemos.

VuELve el hombre. Y lo hace rompiendo ese permiso o baja por paternidad que él mismo se había concedido –que se sepa no es un asalariado- ante la descomposición de esa coalición de Unidos y Mareas que tanto rédito electoral le dio, pero sobre todo por la guerra interna o "carajal", como lo define un miembro destacado del ya ex Grupo Parlamentario, que se ha desatado en Podemos durante el retiro sabático del César.

Las encuestas, especialmente las cocinadas por Tezanos, son hoy poco creíbles en sus resultados pero si apuntan claramente las tendencias. Y estas muestran un fuerte deterioro de las expectativas de Podemos que para muchos dirigentes de la formación tienen responsables con nombres apellidos: los de Irene Montero y Pablo Echenique.

Especialmente críticos son con la pareja sentimental y madre de los hijos de Pablo Iglesias. Una Irene Montero que asumió por designación del jefe supremo la dirección del partido y del Grupo Parlamentario durante la ausencia del padre responsable, y a la que en uno y otro ámbito acusan de un "marcado autoritarismo y falta de liderazgo", hasta provocar un rechazo casi generalizado a su persona y su gestión. 

Falta de liderazgo es también el pecado que se atribuye al secretario de Organización. Un Pablo Echenique al que se imputa, además, una "evidente incapacidad", para controlar, organizar y poner orden en un partido en descomposición.

Estas formas de Montero y las incapacidades de Echenique, junto al hecho de haberse convertido en los "gregarios del PSOE" y el cesarismo impuesto por Iglesias son también las causas que para muchos explican también la pérdida de votos, la división interna y la dispersión de coaligados. Un cesarismo que, aseguran, "está derivando en estalinismo provocando la diáspora".

A la escisión consumada de Iñigo Errejón en Madrid, que todo apunta puede tener más votos que ese Unidas Podemos como se ha rebautizado ahora el grupo, se ha sumado el adiós de los valencianos de Compromís, cuyo líder Joan Baldoví no ha podido ser más claro al afirmar que "si no vamos juntos a las autonómicas no tiene sentido que vayamos juntos en la generales".

Y en los mismos, o parecidos, términos se han expresado las Mareas de Galicia, que han constatado que la ligazón con la marca Podemos les resta más que les aporta. Y, me dicen, aún son posibles nuevas deserciones, hasta el punto de que los más optimistas en la formación rebajan ya las esperanzas electorales de Podemos a una horquilla máxima de entre el 13 y el 15% de los votos, lo que reduciría la representación parlamentaria del conjunto a poco más de 25 diputados, en línea con el mejor resultado que obtuvo la Izquierda Unida liderada por Julio Anguita, y que para la mayoría de los sociólogos y politólogos, es lo que les corresponde en función de sus adhesiones en la sociedad.

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