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¿Quién paga los impuestos?

Foto: eE

La llegada de Sánchez por la moción de censura y su intención de establecerse en el poder sin convocar elecciones rápidas trae el anuncio constante de adopción de nuevas medidas. Buena parte de ellas incorpora la necesidad de nuevos recursos para soportar su coste. En breve tiempo, como ocurrió en el primer y segundo año de la llegada de Rajoy, volvemos a oír a hablar de impuestos. La prensa diariamente nos informa de la intención de imponer nuevos impuestos o subir los existentes. Nunca deberíamos olvidar la frase de Josep Pla: "y todo esto, ¿quién lo paga?".

Las finanzas públicas siguen siendo un problema para España. Se nos empieza a anunciar que el techo de gasto se va a modificar, que tendremos mayor déficit. El déficit por sí mismo no es ni bueno ni malo, hay que relativizarlo. El problema es que España tiene una ratio de deuda pública sobre el PIB, de acuerdo a los protocolos de Bruselas, prácticamente del cien por cien. Ahora bien si tenemos en cuenta un montón de partidas abaladas por el Estado, también la contabilidad creativa, léase préstamos a la Seguridad Social para pagar las pensiones, la situación es bastante más delicada, pues la ratio se dispara por encima del total de nuestro PIB. El Estado busca ingentes recursos para pagar una especie de barra libre.

Habrán leído en este diario la idea de crear un par de impuestos sobre la banca. El ejecutivo socialista es consciente de la sensibilidad de la clase media a este tema, después de las medidas recaudatorias llevadas a cabo por Montoro. Es por ello que se traslada la idea, así lo quieren hacer, que esas subidas no recaerán en los ciudadanos. Sin embargo, creo que somos conscientes de que, al final, de una forma u otra, serán los ciudadanos los que directamente o colateralmente paguemos el aumento de la imposición.

Gestha ha cuantificado en un 6% el impacto a las cuentas de resultados de las nuevas figuras impositivas para bancos. Las dos asociaciones mayoritarias de entidades bancarias, CECA y la AEB, han lanzado sendos comunicados manifestando que estos impuestos repercutirán en los clientes. Los bancos no van a dañar sus cuentas de resultados, más cuando hoy en día hacer banca es muy difícil. Los bancos han recurrido de una forma u otra a ingresos adicionales, no derivados directamente de su actividad principal, el préstamo, para ser rentables. Rentabilidad básica en unos momentos de fuerte endurecimiento de sus necesidades de capital por el impacto de Basilea III. Los bancos ya lo han anunciado, luego no nos llevemos las manos a la cabeza, aumentarán los tipos de los préstamos, subirán comisiones -bajar los tipos de depósitos es ciertamente difícil-, llevarán a cabo otras medidas de aumento de los ingresos para que ese impuesto no les afecte en sus niveles de resultados. ¿Alguien duda que a la pregunta de Pla, la respuesta es: los ciudadanos?

Los impuestos para una empresa son costes que trasladan a sus clientes. Las dos asociaciones bancarias han sido claras y contundentes: las consecuencias de los impuestos recaerán en los clientes, en los ciudadanos. Unos ciudadanos que como decía están hartos de que Hacienda meta las manos en sus bolsillos. Ahora que el crédito parece dar muestras de activarse, donde la elevación de comisiones por la prestación de cualquier servicio por parte de los bancos ha sido tremenda, nuevamente la sociedad española, empresas y familias, debido a esas nuevas figuras, sufrirán la decisión de la barra libre.

Otra línea para aumentar la recaudación y que el dispendio siga son los impuestos medioambientales. Nuevamente alguien duda que serán los ciudadanos los que sufran en sus bolsillos esas nuevas recaudaciones. Pongamos el ejemplo de la equiparación en la tributación de diésel y gasolina. Por cierto que en Europa los países diferencian la imposición entre ambos productos, no son iguales. Todos aquellos particulares que tengan un vehículo diésel con esa medida tienen dos grandes problemas, el primero pagarán más impuestos y además el valor de sus vehículos caerá en picado. ¿Quién va a comprar un coche diésel de segunda mano si la ministra dice que el diésel está muerto?

Pero es más la subida del diésel provocará un aumento de la inflación, algo que para las clases más desfavorecidas es tremendo, algo que un partido que se llama socialista debería cuidar más que nada. Pero fíjense las cosas que tiene contentar, cuando la realidad es tozuda y te dicen que no se puede asumir más gastos. ¿Hemos pensado que si sube el diésel, sube la inflación y como las pensiones vuelven a estar indexadas a la inflación, entonces la cantidad para pensiones aumentará?

El cierre de las centrales nucleares supondrá un encarecimiento del recibo de la luz. Cómo será la cosa para que el Gobierno no nos quiera decir el coste que implicará esa medida. Por cierto, el encarecimiento de la luz hará que las empresas lo repercutan en el precio que pagamos.

Ciertamente España tiene un nivel de recaudación inferior al de los países del euro. Pero hasta la saciedad sabemos que el problema está en la cantidad de exenciones y gastos que nuestra legislación fiscal permite. Lo que hace falta es una reforma a conciencia que actualice un modelo fiscal, obsoleto e ineficaz. Claro que para sacar esa reforma no basta con 84 diputados, es necesario la convocatoria de elecciones, con un Gobierno fuerte para la reforma fiscal que es necesaria. No podemos seguir así, la clase media ya no da para más.

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