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Cinco cambios en la economía global por la subida de tipos en Estados Unidos

  • El dinero súper barato y la guerra comercial EEUU-Europa, factores a vigilar
En la imagen, Janet Yellen.

Una subida de tipos es un retoque, dos es normalización ¿pero tres? Esto va a parecer un ciclo de subidas puro y duro. Es casi seguro que esta semana la Reserva Federal subirá los tipos una segunda vez y será el primer paso en el camino hacia la restitución del precio del dinero en el rango del 3% al 4%.

La decisión se tomará para EEUU pero los tipos de interés de ese país son una variable clave para la economía mundial. ¿Cómo afectarán unos tipos más altos del Fed al resto del planeta? Señalará el final del dinero súper fácil, la inflación aumentará otra vez, los ahorros remontarán, los presupuestos estatales estarán muy tocados y las tensiones comerciales latentes entre EEUU y Europa estallarán en mil pedazos cuando el valor del euro se hunda.

Los agentes asignan más de un 50% de probabilidades a que la Reserva Federal anuncie una subida de tipos en su reunión de la semana que viene. No es un acuerdo del todo cerrado pero casi. La economía crece a un ritmo respetable, la bolsa es boyante y ha sobrevivido (al menos por ahora) a las elecciones de uno de los presidentes más extraños en la historia de ese país. Cuesta ver con qué otra "emergencia" tiene que lidiar el Fed y por eso tiene sentido que los tipos de "emergencia" lleguen a su fin poco a poco.

Si otro cuarto de punto no inflige demasiado daño, podemos esperar un flujo constante de subidas de tipos hasta que el precio del dinero en términos reales vuelva al rango del 3% al 4%. ¿Cómo afectará eso al resto del mundo? A continuación explicamos cinco grandes tendencias que debemos vigilar.

La primera es que marcará el final de la era del dinero súper barato. El tipo del Fed sigue siendo el más importante del mundo, la referencia de los tipos de todos los demás activos financieros. Si vuelve a la normalidad, el precio de todo lo demás se adaptará también. Es verdad que los problemas particulares de Japón y la eurozona implican que los tipos puedan seguir siendo bajos más tiempo en esas dos regiones pero en el resto empezarán inevitablemente a subir. Espere que haga lo propio el Reino Unido y quizá Suiza, Suecia y Noruega próximamente, así como Canadá y Australia. Además, el precio de la deuda corporativa también subirá.

Segundo, prepárese para la inflación. No es lo que esperaba la mayoría pero los tipos a casi cero generaron deflación, no inflación (si quiere una explicación al respecto, tómese un par de aspirinas y busque "economía neo-fisheriana" en Google). No hay ningún motivo de por qué no debería funcionar en el otro sentido también. Cuando el precio del dinero suba, la inflación, que lleva años reprimida, resurgirá. A corto plazo, podría ser favorable pero si da muestras de salirse del control habrá muchos problemas en el futuro.

Tres, espere que los ahorros aumenten. Al 0,25%, ¿qué sentido tenía apartar efectivo? No mucho. Más valía gastárselo. Con los tipos de interés de vuelta a la normalidad y el efectivo en el banco rindiendo razonablemente, se volverá a ahorrar, especialmente en el mundo desarrollado. En el Reino Unido, por ejemplo, el índice del ahorro ha caído al 5,5%, muy por debajo de su tipo a largo plazo del 8,4%, y lo mismo ocurrirá en casi todas las economías desarrolladas. Más ahorro será estupendo para el sector bancario y financiero, que ha estado escaso de fondos frescos, pero nefasto para los instrumentos alternativos, como los préstamos entre iguales, que habían florecido mientras los tipos eran tan bajos.

Cuatro, espere grandes presiones presupuestarias para los gobiernos. Después de la crisis, los déficits presupuestarios se descontrolaron y los índices de deuda se inflaron. No importaba mucho porque el coste de cumplir con la deuda era muy bajo. En el Reino Unido, por ejemplo, el índice deuda/PIB ha alcanzado el 81%, uno de sus niveles más altos en tiempos de paz. Pero la factura del interés anual es de solo 43.000 millones de libras, que representa el 3% del PIB global y el 8% del gasto estatal. Con los tipos normales, la deuda será asfixiante. El Reino Unido podría ver cómo sube hasta el 16% del gasto o incluso más, a unos niveles sencillamente inasequibles. ¿La solución? Espere que los gobiernos busquen formas inteligentes de impago, como obligar a los bancos centrales a condonar la deuda y, si hace falta, comprar más.

Por último, espere una guerra comercial entre EEUU y Europa. El dólar subirá inevitable y bruscamente en valor, sobre todo contra el euro. Después de todo, ¿quién querría tipos a cero o incluso negativos para su dinero en Europa, con políticos populistas amenazando hacer añicos la moneda, cuando se puede ganar un 4 por ciento en EEUU? Un euro mucho más débil, quizá por debajo de la paridad con el dólar, subirá el excedente comercial de la UE por las nubes. Y ya era bastante grande. En 2016, la UE se anotó un excedente de 115.000 millones de euros con EEUU, según datos de Eurostat. Hacia finales de 2018, podría escaparse del control. Donald Trump lo odiará, entre otras cosas porque diezmará los empleos manufactureros de alta gama que ha prometido proteger, y encontrará la manera de contraatacar.

Los tipos a casi cero han sido el factor principal en la economía global durante una década. Han alterado los precios de los activos, dictado los índices del ahorro, permitido que los gobiernos pidieran prestadas grandes cantidades de dinero con pocas consecuencias y modificado los patrones comerciales en el mundo. Desde esta semana, los tipos empezarán a normalizarse. Será un largo viaje hasta que lleguen a sus niveles históricos, por lo menos dos o tres años, pero cuando lo hagan la economía global será muy distinta.

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