
Los economistas que trabajamos en los mercados estamos demasiado influidos por un entorno que hace que, ocasionalmente, perdamos de vista la teoría económica. Pero también es cierto lo contrario: algunos economistas tratan de asesorar en los mercados basándose en la teoría económica sin más. Y el resultado no suele ser bueno. Olvidan que el mercado tiene sus propias reglas y esto puede tener consecuencias graves, como las ha tenido recientemente para los ahorradores y pensionistas que hayan creído que vivían en la "represión financiera"
Para un economista ortodoxo, lo que han hecho la Reserva Federal de los EEUU primero y el BCE después es anatema. Inyectar dinero en la economía bajando los tipos de interés (y comprando bonos) para que ésta recobre el pulso es blasfemo y nada bueno puede salir de eso. En consecuencia, aconsejaban evitar la bolsa. Y también los bonos. Si a resultas de la blasfemia venía el crash, ¿por qué invertir en renta variable? Y si iban a bajar los tipos de interés ¿por qué invertir en bonos, si cada vez darían menos cupón? Esto último es económicamente sólido en el firmamento de la teoría, pero no funciona si bajamos a la arena de los mercados.
Para empezar, en este nuestro país, como en la mayoría de países avanzados, la gente no invierte directamente en bonos buscando el cupón, sino que lo hace a través de fondos de inversión buscando la revalorización de sus participaciones. Además, en España utilizando fondos de inversión puedes programar cuándo pagan impuestos y compensar minusvalías.
El que tenía un fondo de renta fija y se mantuvo en él sin hacer caso de la teoría de la represión ha visto que, desde que la Reserva Federal empezó a bajar tipos y comprar bonos en 2010, el valor de su participación en fondos de renta fija no sólo no caía como auguraban los ultraortodoxos, sino que aumentaba de valor año tras año. Y lo mismo ha ocurrido con las participaciones en su plan de pensiones de renta fija. Así que, cuando escuchó que el proceso de bajada de tipos llegaba a su fin pensó que eso ya iba a ser la bomba, porque si con la "represión financiera" le había ido tan bien (un 5% anual de revalorización anual media en un fondo medianillo), si llegaba la "liberalización" que pedían los tertulianos aquello iba a ser la bomba. Para su sorpresa, desde que hace varios meses se promulgó la libertad, ergo suben los tipos de interés en el mercado, el valor de su fondo de bonos baja un mes sí y otro también. Y su plan de pensiones de renta fija, tres cuartas de lo mismo. ¿Qué está pasando? ¿No iba a desaparecer la represión y eso traería felicidad y libertad financiera? ¿No se supone que la liberación financiera debería ser rentable?
Lo que pasa es que un fondo de inversión o de pensiones que invierte en bonos sufre cuando baja el precio de los bonos. Parece una perogrullada, pero hay que decirlo, porque alguna parte de esa frase no la entendieron los críticos de la "represión". Y cualquier economista sabe que cuando suben los tipos de interés, baja el precio de los bonos. Pongamos que yo comprara hace tiempo un bono del Estado con vencimiento a diez años con un cupón del 3%. A día de hoy, uno similar ofrece un 1,70%. La pregunta es: ¿vendería mi bono, que lleva aparejado un cupón del 3%, muy superior al actual, por lo mismo que me costó? Obviamente no. Mi bono vale más, porque da más. Pues lo mismo le pasaba a mi fondo de inversión o plan de pensiones de renta fija: que cada vez que bajaban los tipos de interés valía más. Hasta que se acabó la represión, claro.
Por supuesto que no es bueno para la economía pretender que todo se soluciona bajando los tipos de interés. Y mucho menos comprando bonos los bancos centrales. Y que tarde o temprano esas medidas simplistas se pagan caro. Pero cuidado con extrapolar esto sin matices al ahorro, porque ha quedado más que demostrado que quienes lo hicieron han hecho perder a sus asesorados un "subidón" histórico en el precio de los bonos y, en consecuencia, en el vehículo preferido por los inversores para sus ahorros, el fondo de inversión o de pensiones.
La mala noticia es que ahora nos toca a los que estamos en el mercado buscar alternativas para esa gente que estaba encantada con su fondo de renta fija. La buena es que, haberlas, "haylas". En lo que a mí respecta me comprometo a mantenerles informados desde mi blog personal. Eso sí: por favor, si en el futuro piensan liberarnos de algo, avisen antes, porque a lo mejor nos pasa como aquél del chiste que quería curarse, se fue a Lourdes a buscar un milagro y, ante la inminencia de un accidente, repetía con fervor: "Madrecita, que me quede como estoy".