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¿Final feliz o repetición del 'crash' del 87?

  • Aviso a los inversores: habrá recortes profundos y mucha volatilidad
Foto: Reuters

Mi primer día de trabajo fue el 20 de octubre de 1987. Ese día se produjo el famoso crash del 87. La semana anterior, mi futuro jefe me dijo que le acompañara a la bolsa para que fuera viendo de qué iba aquello. Vaya si lo vi. Mucho me debían de gustar las finanzas para no haber salido corriendo, porque aquello fue dantesco. Aunque en aquella época los volúmenes de negociación se habían disparado como consecuencia de la entrada de dinero extranjero en España, la Bolsa de Madrid todavía negociaba en "corros". Operadores híper estresados (les rindo homenaje desde aquí) tenían que negociar y cerrar en diez minutos todas las órdenes de los clientes. Pues si ya era complicado en un día normal, imagínense un día en el que el pánico dominó los mercados y el Índice de la Bolsa de Madrid cayó un 20%. Un caos.

En los años anteriores las bolsas no habían hecho más que subir, apoyadas en el liderazgo y la actitud pro business de Ronald Reagan en EEUU y Margaret Thatcher en el Reino Unido. Pero, como suele ocurrir en este nuestro sistema capitalista, lo que empezó como un sano apoyo a los negocios y los emprendedores, que generó un largo periodo de riqueza y prosperidad, acabó degenerando en un paroxismo de deuda y excesos de valoración, que desembocaron en el famoso crash en el año 87.

Volviendo al presente, la gente hace paralelismos entre la Presidencia de Ronald Reagan y la de Donald Trump y, qué casualidad, va también acompañada de un Gobierno conservador británico, que encima acaba de votar la separación definitiva de Europa e, indirectamente, un mayor acercamiento a los EEUU. También se observan importantes similitudes en los programas económicos de Reagan y Trump, así como en lo bien que se están tomando los mercados sus ideas. Es el momento de preguntarse en qué medida podría repetirse la historia, porque puede ser una valiosa información para predecir lo que puede ocurrir en los mercados.

Si bien creo que la categoría política de Trump está muy lejos de la de Reagan, también creo que la evolución de las bolsas se podría parecer. De entrada, tenemos un programa económico similar, basado en reducir impuestos y regulaciones que pondrán en marcha lo mejor del sistema y generarán crecimiento. Además, hay un componente sociológico, siempre importante en la economía y los mercados, que es que tiende a facilitar y fomentar la actividad empresarial. Ciertamente ahí acaban los paralelismos, porque el nivel de proteccionismo e intervencionismo de Trump no se daba en Reagan y también han cambiado muchas cosas de la economía norteamericana. Pero qué duda cabe que el mercado interpreta positivamente el meollo del asunto, que no es otro que EEUU va a ser un buen sitio para hacer negocios en los próximos años. Desgraciadamente también será un periodo oscuro para el medio ambiente, pero eso es otra historia que pagaremos a más largo plazo.

En consecuencia, no coincido con Larry Summers en que se trata sólo de un "subidón de azúcar" por parte de los inversores. Obviamente, tendremos recortes profundos, y mucha volatilidad. No se puede esperar menos de una Presidencia Trump, y los inversores deben ser conscientes de ello. Pero también creo que, en conjunto, tendremos un periodo alcista de cierta duración (y no hablo de semanas), porque el terreno se está abonando en la dirección del crecimiento y, probablemente, de algo más de inflación. Y ese es un buen caldo de cultivo para la renta variable.

Pero la historia también nos enseña que estos "subidones", basados en soltar totalmente las amarras del sistema, suelen generar ciclos de boom y de bust, que, de hecho, son lo normal en la economía. Ha llegado un empresario a la casa blanca y se acabó el new normal de Summers. Volvemos al ciclo económico de toda la vida.

No entro a juzgar si eso es bueno o malo. No soy un tertuliano que juzga y sentencia desde el sofá al sistema o a sus partícipes. Mi papel es ayudar a establecer una estrategia de inversión y mi mensaje es sencillo: la historia nos dice que es muy posible que vivamos alegría bursátil, mucha y durante bastante tiempo, pero que irá acompañada de una volatilidad extrema. También nos dice que las grandes fiestas suelen acabar en grandes resacas.

Como no sé cuál va a ser la duración o el nivel de alegría con la que se va a vivir (y beber) durante la fiesta, no les puedo decir la magnitud de la resaca. Pero sirvan estas líneas para recordar que quien más partido saca de las fiestas es el que las disfruta a tope, pero sin llegar a pasarse con las copas.

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