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Macroeconomía: 2017, un año plagado de incertidumbre política

2016 ha sido un año "raro". Vertiginosamente hemos vivido muchas sorpresas económicas: el Brexit, el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos, el parón del comercio mundial, la desaceleración económica en China, la situación de interinidad del Gobierno español. Nos adentramos en un nuevo año que, desafortunadamente, puede no estar exento de incertidumbre, sino más bien todo lo contrario.

La débil recuperación económica en la eurozona, con leves aumentos en el PIB, permitido crear empleos que, sin entrar en su calidad, han reducido la tasa de paro. Ahora bien, los riesgos y la gran incertidumbre existentes, ¿afectarán a la recuperación económica?

El petróleo barato se acabó

La etapa de precios bajos del petróleo parece haber concluido: la OPEP ha acordado, por primera vez en ocho años reducir su producción conjunta, lo que podría motivar una escalada del precio del barril de Brent. Algunos estudios estiman un precio de alrededor de 60 dólares a principios del 2017.

España ha sido una de las economías más beneficiadas con el bajón de los precios del petróleo: al importar la totalidad de los crudos petrolíferos, hemos venido ahorrando casi 20.000 millones de euros al año respecto a la situación del año 2014.

En contraste, el cambio supone un auténtico balón de oxígeno para los países más dependientes del petróleo: Angola, Venezuela y Nigeria. Habrá que estar pendiente de la incidencia de la subida sobre el fracking estadounidense, ya que podría propiciar mayor interés en esa técnica de extracción.

El fuerte aumento del PIB estadounidense en el tercer trimestre de este 2016, permite esperar un crecimiento anual de la producción estadounidense de un 3,2%. Las razones se encuentran en el aumento de las exportaciones, también del gasto público, y un mejor comportamiento del consumo privado.

La Reserva Federal de Estados Unidos ya ha subido los tipos de interés un 0,25%, hasta el 0,75%. Los aumentos podrían intensificarse por temor a la política económica anunciada por Donald Trump, que conduciría a una mayor inflación, con mayores incrementos en las tasas de interés.

Circunstancia que ya se ha dejado sentir en las ventas de títulos de deuda pública en el mercado: a mediados de noviembre se produjo una gran venta de bonos, al esperarse bajadas en su cotización, y aumentos en las rentabilidades del bono estadounidense, del bund germano, y también la del bono español.

Modestia en la Eurozona

En la eurozona, según la Comisión Europea, el crecimiento "es y será" modesto. Tan sólo el 1,7% en este año y, casi el 1,5% en el próximo año 2017, con una deuda y un paro demasiado elevados. Todo en un contexto de riesgos políticos: el Brexit, los conflictos geopolíticos y la incertidumbre que producen las corrientes proteccionistas, nacionalistas y aislacionistas, como la, hasta ahora, sólo anunciada por el electo Donald Trump.

En Europa tenemos importantes citas electorales: algunas parecen resueltas (resultado de las elecciones en Austria); otras no tanto (la negativa obtenida en el referéndum en Italia), y quedan citas muy importantes en Alemania, Francia y Holanda.

El propio ministro de Economía, Luis de Guindos, ha señalado como principal amenaza "los riesgos políticos" advirtiendo de la vulnerabilidad de la eurozona. Circunstancias que exigen "un cambio en la política económica: Europa está en un momento delicado, pendiente de que la ola de populismos no siga subiendo. Para ello, se precisa una recuperación más intensa tras casi una década en crisis.

El riesgo de deflación parece diluirse. Sin embargo el frenazo de las exportaciones ha parado en seco la inversión el pasado trimestre. El BCE ha postulado una mayor inversión pública en infraestructuras para aumentar la productividad. Lamentablemente el Eurogrupo, con la tradicional negativa de Alemania, no ha aprobado la propuesta de la Comisión de un plan de inversiones de 50.000 millones de euros.

El BCE proseguirá con las compras masivas de deuda pública, al menos, hasta diciembre de año 2017, pero va a reducir la cantidad de las compras a 60.000 millones. Consiguientemente, se mantendrán los efectos aunque con menor intensidad sobre el PIB y sobre el empleo.

Finalmente, continúa sin resolverse el problema de la supervisión bancaria: las necesidades de capital de alguna entidad sólo se solucionarían con nuevas aportaciones. Cambiar al presidente de un banco; retrasar la privatización de los bancos rescatados; devolver los bonos subordinados del FROB por emisiones al mercado al 15%; realizar cambios en la contabilidad para no reconocer la quiebra del banco malo; etc., no solucionarán la crisis bancaria: los créditos dudosos siguen pesando sobre la actividad de las entidades.

Finalmente, hay que resaltar la ralentización del comercio mundial por las diversas barreras y obstáculos que han aparecido. Principales causas de los que se ha venido denominando "trampa de bajo crecimiento", que atenaza a la economía global desde el comienzo de la crisis.

La OCDE ha advertido respecto a que las trabas al comercio por parte de los grandes bloques, Europa y Estados Unidos, motivará una caída del PIB a ambos lados, afectando más severamente a Estados Unidos si fuera impuesto por las autoridades de la primera potencia mundial.

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