
La libra se hunde, los rendimientos de bonos británicos suben, la inflación está en aumento y los tipos de interés podrían seguir sus pasos. Ahora mismo, parece que cualquier activo al que se le pueda colocar una bandera británica se liquida nerviosamente mientras la confianza en los mercados internacionales de capital en el Reino Unido se disipa.
¿Podría don mercado y su antigua pandilla de vigilantes de bonos estar a punto de dar al electorado británico una lección de realidad económica? En la opinión de los comentaristas más excitables de la City y desde luego de algunos de los más altos funcionarios de Bruselas, las consecuencias severas de abandonar la UE están a punto de hacer efecto. Y mientras eso sucede, la decisión podría revertirse.
Pero hay un problema y no es pequeño ni mucho menos, y es que no es verdad. Está claro que abandonar la UE tendrá un coste y en cierto modo será muy caro, pero lo único que está pasando es el ajuste del Reino Unido a una nueva serie de realidades. Los mercados no están a punto de revertir su decisión e incluso es cuestionable que los mercados financieros sigan teniendo el poder de hacerlo.
El panorama para la economía británica se ha tornado oscuro en el último par de semanas. Tras el paso prácticamente ileso por el referéndum, el barco empieza a zozobrar.
La libra es la víctima más obvia. Todo fondo de cobertura que se precie en el mundo está vendiendo en corto la moneda por diversión y por ahora ha demostrado ser una apuesta ganadora. Ha caído de 1,45 dólares antes del voto a casi 1,20 dólares hace más de una semana. El hundimiento se ha acelerado en los últimos días (contra una cesta de monedas, la libra se encuentra en su nivel más bajo de su dilatada historia). Se pagarán muchas bonificaciones en Nueva York y Zúrich por los beneficios obtenidos en esa venta e incluso algunos en las zonas más pretenciosas de Mayfair.
Pero no es solo la libra. Los bonos del gobierno también suben. El rendimiento de un bono a 10 años ha subido de un mero 0,5% allá por agosto al 1,10% a principios de semana, con una aceleración brusca en los últimos días. No cuesta verlo como un signo temprano de la atenuación de la confianza en el Reino Unido.
Y la inflación también empieza a subir. El martes alcanzó el 0,9% anual, su nivel más alto en dos años. A medida que se propaga el hundimiento de la moneda, el tipo oficial aumentará aun más.
¿Revertirán los mercados el Brexit? Leyendo los comentarios más atrevidos que emergen de la City cualquiera diría que sí. Y se ha extendido a los líderes políticos en la UE también. El presidente francés François Hollande ha prometido que se castigará al Reino Unido por abandonar la UE, al menos hasta su cese inevitable en mayo del año próximo. Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, dijo este mes que el Reino Unido podría revertir perfectamente su decisión cuando se evidenciaran las consecuencias nefastas.
En aquellos días, no había duda de que los mercados financieros podían dictar los términos a los gobiernos. El asesor político estadounidense James Carville dijo en una ocasión que si se fuera a reencarnar querría ser mercado de bonos porque tenía más poder que cualquier presidente o primer ministro. Si se hundiera completamente la libra (por ejemplo, hasta la paridad con el dólar o incluso más) junto con una subida de los rendimientos de los bonos que provocara subidas de emergencia de los tipos de interés, podría pasar. A más de uno le gustaría.
Pero en el mundo real las probabilidades son pocas. Lo único que está presenciando el Reino Unido es un ajuste a la conmoción económica de abandonar la UE.
Hablemos primero de la moneda. El Reino Unido no está viendo un derrumbe turbulento como el que se observó en un mercado emergente como Rusia. Se puede discutir si la libra estaba sobrevalorada antes del referéndum. Lo que no es discutible es que Gran Bretaña tenía uno de los déficit comerciales mayores del mundo, lo que no sugiere exactamente que fuera demasiado bajo. Después de abandonar la UE, existe un riesgo real de aranceles modestos de sus grandes socios comerciales y cierta pérdida de acceso al mercado, pero el hecho de que la mano de obra británica sea ahora mucho más barata que el resto del mundo debería compensarlo en cierto modo.
El aumento de los rendimientos de los bonos no es mucho más preocupante. La incertidumbre del Brexit implica que sea ligeramente menos solvente y para los inversores extranjeros las pérdidas en libras restan atractivo a los bonos. ¿El resultado? Los rendimientos han subido algo pero el gobierno puede seguir pidiendo todo lo que quiera y pagar menos que Estados Unidos. Hay que esforzarse mucho para disfrazar eso de crisis.
Por su parte, la inflación sigue en el 1%. ¿Alarmante? En realidad, toda economía muy endeudada del mundo ha intentado subir los precios con más rapidez. Parece que el Reino Unido podría ser el único que lo consiga, desde luego no como lo hubiese querido el banco central.
En realidad, el mercado solo hace lo que se le da mejor: ajustar precios deprisa para aprovecharse de una realidad cambiante. Italia y Grecia estarían mucho mejor hoy si hubieran tenido la misma flexibilidad. Don mercado no revertirá el Brexit. Ni los vigilantes de los bonos tampoco. Es un pensamiento ilusorio de algunas personas que no querían marcharse para empezar. En algún momento de 2019, el Reino Unido abandonará la UE, les guste o no a los mercados de capital, y en los años venideros la economía será distinta? pero le irá bien.