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Proactividad con financiación asequible

  • Para crecer, urgen medidas que competen a los Gobiernos, no a Draghi

Hay quienes resaltan la divergencia entre la actual política expansiva del BCE y la de EE.UU., donde la Fed prevé subir gradualmente los tipos de interés. Claro que las inyecciones masivas de liquidez llegaron tarde y con riesgos a la baja en el PIB global y el comercio internacional. No están siendo suficientes para lograr una expansión como en EE.UU., que ha estado 7 años con esas políticas y creciendo a tasas importantes (2,4% en 2015), con un paro que ha bajado del 10% a menos del 5%. Que ahora se frenara su crecimiento -algunos llevan tiempo insistiendo en una recesión que no llega- sería, incluso, saludable. Europa, tras los mismos 7 años de crisis de la que inicialmente se pretendía salir con austeridad y devino en recaída recesiva -al comienzo, comprar deuda por el BCE era ir contra los Tratados- solo lleva un año con la expansión monetaria, es decir, compras de deuda por 60.000 millones de euros mensuales, ampliada a 80.000 millones, al tiempo que lo extiende a deuda corporativa no financiera, como hizo la Fed en EE.UU., para incentivar el crédito y la inversión hacia activos de más riesgo.

Ahora bien, para que la economía real crezca a medio plazo es necesario potenciar la productividad, que crece muy lentamente. También establecer un marco económico favorable para las empresas o, incluso, frenar el envejecimiento de la población. Acciones competencia de gobiernos, no del BCE, cuyo objetivo es acelerar la vuelta de la inflación. Aunque pueda existir cierta coordinación en temas como las infraestructuras (plan Juncker). Claro que o se es proactivo (con proyectos seleccionables) o los fondos van a otros, como ya ocurre. Igualmente, el dinero a tipos negativos que el BCE puede proporcionar a los bancos que incrementen su masa de crédito no se destinará hacia inversión sin potencial de crecimiento. No se trata de gastar por gastar; el BCE puede crear oferta de crédito barato, pero no obligar a pedirlo. Se hará si hay expectativas positivas. Coloquialmente, se dice que el BCE pudiera estar obligando al caballo a beber sin ganas.

Es necesario estimular la demanda y el PIB potencial con políticas internas. J. Stiglitz, Premio Nobel, decía recientemente que los avances tecnológicos de una economía tan abierta y flexible como EE.UU., en las últimas décadas, Internet incluido, se han producido con la acción del Estado. Alemania tiene una tasa de paro del 5% y España del 20%; no le viene mal a Alemania mejorar infraestructuras, pero España no necesita AVE o aeropuertos sino, por ejemplo, inversiones en I+D y tecnologías que se integren en los procesos productivos. Es uno de los países donde más ha caído la inversión pública en relación al PIB. Cada país tiene que "mejorar haciendo", como decía el también el Nobel K. Arrow, citado por Siglitz.

Un catalizador decisivo para generar crecimiento, incluso en contextos de desapalancamiento, es la financiación, si se encamina hacia la inversión productiva y no a sostener sectores improductivos, alimentar burbujas o hacia el rendimiento de la inversión meramente financiera, como ocurre en últimas décadas. Esto es debido a las ganancias de productividad. Pues bien, según el Banco de España, la participación de las actividades productivas en el crédito total ha pasado del 73% en 1985 al 49% en 2015. Si descendemos al detalle, mientras entre 2008 y 2015 el crédito a la industria (cuyo peso es de solo el 15,5% sobre el PIB, tres puntos menos de la media europea) ha descendido un 30%, el destinado a servicios de intermediación financiera ha aumentado un 120%, aproximándose al de industria en valor absoluto. Hace dos años nos preguntábamos si cambiarían pronto estas tendencias. No ha sucedido. De ahí el progresivo apoyo a opciones de financiación directa del BCE.

Es evidente la necesidad de impulsar una reasignación del crédito, bancario y no bancario, hacia la inversión productiva y no hacia nuevas (sobrevaloración de activos) o ya conocidas burbujas. El cómo se hace no es objeto del artículo, pero hay múltiples caminos; la vía ICO es una de ellas. Para incentivar gasto productivo y protegernos de veleidades de la coyuntura tan potencialmente hostiles como mayor desaceleración de las principales economías (China y EE.UU.), un ajuste adicional de emergentes o la incertidumbre política. No es cuestión de ideologías, sino de interés nacional que el "despegue" de 2015 sea sostenido, no breve y endeble, para afrontar el reto más urgente: reducir el elevado paro y crear empleos de calidad para que las familias recuperen la confianza.

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