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¿Es la EPA tan buena como parece?

  • El empleo neto real generado no llegó en la legislatura a 60.000 personas

Si nos fijamos en los titulares de prensa, podemos pensar que realmente estamos en un momento histórico en lo que a la creación de empleo se refiere, ya que el paro bajó en 678.000 personas, se crearon 525.000 puestos de trabajo, superamos los 18 millones de empleados, etc. y la cifra de parados se sitúa en los 4.779.500 (20,9%), su nivel más bajo desde 2011.

Pero, como se suele decir vulgarmente, no es oro todo lo que reluce y debemos saber leer entre líneas; cuando lo hacemos, observamos un problema de fondo realmente importante (aparte de la temporalidad), y es que, sólo en 2015, perdimos a más de 150.000 personas de nuestro mercado laboral, y si nos remontamos a 2011, la cifra asciende a las 550.000 personas; es decir, individuos que han abandonado España, ya sean inmigrantes o nacionales, buscando una oportunidad.

Todo esto hace que porcentualmente hayan mejorado ostensiblemente los datos; al reducirse el mercado laboral, el porcentaje de parados, lógicamente, es inferior. Si analizamos toda la legislatura desde 2011, nos encontramos con el triste dato de que el empleo neto real generado no llega ni a 60. 000 trabajadores.

Desde mi punto de vista y como en el equilibrio está la virtud, sí tenemos algunos datos que invitan al optimismo y que sin duda son importantes, como son: mejora sensiblemente el desempleo juvenil y el de larga duración; progresa en los dos últimos años, la contratación indefinida; aumenta el número de trabajadores autónomos; el 75% de los contratos que existen en España son indefinidos; y se reduce de forma importante el número de hogares donde todos sus miembros estaban desempleados.

En general, se está trabajando en la dirección correcta en las reformas planteadas; sin ellas, probablemente el panorama sería mucho más sombrío de lo que es actualmente. La flexibilidad que la Reforma Laboral introdujo en 2012 y sus medidas de acompañamiento han sido claves para que no se destruyese más empleo, ganando así en competitividad y crecimiento económico.

Si bien hemos notado una cierta ralentización en el último tramo del año en la creación de empleo (que continuará probablemente durante los primeros meses de 2016), esperamos que cuando se constituya el nuevo Gobierno, las aguas vuelvan a su cauce y dejemos atrás la desconfianza y la inestabilidad que tenemos actualmente. El nuevo Gobierno sea cual sea, deberá seguir profundizando en las reformas: rebajando las cotizaciones, mejorando las políticas activas de empleo, haciendo desaparecer las distintas trabas administrativas para la creación de empresas, unificando los modelos de contrato, etc.

Esperamos que nuestros políticos estén a la altura de lo que España necesita y tomen las medidas oportunas que den estabilidad, credibilidad y que fomenten el crecimiento. En su mano está.

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