
El ahorrador conservador más recalcitrante ya debería haberse convencido de que han pasado a la historia los tiempos en que se podían obtener rentabilidades altas por un depósito o por la renta fija más segura. Es más, lo más probable es que estos tiempos tarden años en volver. Los tipos de interés están en mínimos históricos y el mercado está inundado de liquidez por el esfuerzo del Banco Central Europeo, que ha inyectado en la economía más de un billón de euros a través de la compra de deuda soberana y corporativa.
Además, los recientes factores desestabilizadores en los mercados -como la devaluación del Yuan, la crisis bursátil china y las recientes dudas en torno a la economía de Brasil, la cual ha entrado en recesión- han vuelto a generar dudas sobre la recuperación económica.
La mayoría de analistas prevé que esta situación de tipos en mínimos se mantendrá en Europa durante años. Al otro lado del Atlántico, las mejoras de la economía estadounidense parecían apuntar a una inminente subida por parte de la Reserva Federal durante los últimos meses del presente año, una posibilidad con la que los analistas ya no cuentan.
¿Qué podemos hacer con los ahorros?
El problema es que muchos ahorradores han tardado en convencerse de que el escenario ha cambiado. En muchos casos, el dinero de los depósitos que iban venciendo ha quedado depositado en cuentas, a la espera de tiempos mejores. De hecho, a finales de julio en España aún había más de 700.000 millones de euros en cuentas y depósitos sin apenas remuneración. Poco a poco, estos ahorradores de perfil conservador se han dado cuenta de que el periodo de depósitos extratipados y oportunidades extraordinarias en renta fija ha terminado.
Pero, ¿qué opciones existen?, ¿qué pueden hacer con sus ahorros? El producto de inversión muy conservador que dé un atisbo de rentabilidad atractiva ya no existe. Eso debe tenerlo claro el ahorrador: no existen actualmente opciones de rentabilidad sin asumir algo de riesgo.
Dicho esto, la opción más parecida a la renta fija son los fondos multiactivo que ofrecen rentas anuales que se suelen pagar en forma de un dividendo. Su funcionamiento es similar en muchos aspectos. El inversor conservador está acostumbrado a comprar un bono soberano o corporativo y cobrar anualmente un cupón, con una baja exposición al riesgo. El fondo multiactivo genera un flujo de ingresos periódicos (una rentabilidad anual) y devuelve el capital a vencimiento. Son productos que ofrecen preservación protección del capital a vencimiento de su política de inversión, que no garantía. Es decir, el gestor del fondo lleva a cabo un estricto control de la volatilidad, tiene la posibilidad de salirse rápidamente de activos cuando prevea volatilidad y pérdidas, y puede cubrir el riesgo con derivados (más económico y rápido que la venta del activo), todo ello con el objetivo de preservar el capital, aunque no existe garantía como en el caso de un depósito o un fondo garantizado.
Son productos muy flexibles, que pueden invertir en cualquier tipo de activo (de ahí su denominación de "multiactivo"): en renta fija, renta variable y otros activos, como divisas o el mercado inmobiliario. El gestor del fondo moverá la inversión según las tendencias de los mercados, y siempre con un objetivo claro de evitar la volatilidad. Los beneficios que obtienen de la gestión activa del patrimonio, los dividendos de la renta variable y los cupones de la renta fija se reparten entre los partícipes a través de dividendos periódicos.
Los inversores conservadores, que no pueden aceptar los niveles de rentabilidad que da la renta fija actualmente, demandan una rentabilidad absoluta -independiente del mercado- y buscan un dividendo periódico con un riesgo acotado y un vencimiento definido. Los fondos de inversión multiactivos con vencimiento preestablecido son el producto en el que pueden encontrar ambas características. Para satisfacer su demanda, está en manos de la industria ofrecer alternativas atractivas, siempre acompañadas de talento en la gestión y un asesoramiento de calidad.