
España es un lugar de contraste, ya que cada parte de nuestra geografía cuenta con características que lo hacen único. Estos meses de verano muchos serán los que se muevan a distintos puntos, y no solo a las zonas de playa, por lo que es importante hacer un repaso de algunos de los pueblos que han conseguido el distintivo de "mejores pueblos turístico" del pasado año.
La Organización Mundial de Turismo, famosa ya por su reconocida lista, cada año agrega nuevos nombres para darlos a conocer. En su cuarta edición hubo uno que destacó: Aínsa, en la provincia de Huesca.
Los planes para el verano en Aragón son muy variados, pero este enclave, rodeado por murallas medievales es sin duda uno de los mejores para los más de 60 estados miembros de ONU Turismo.
Aínsa, un pueblo con historia
"Aínsa se define por su encanto histórico, rodeado por los pintorescos valles de los ríos Ara y Cinca", apuntan desde el portal web de la organización. Con razón es uno de los más bellos y con mayor historia del Pirineo aragonés.
Se encuentra en la comarca de Sobrarbe en un entorno privilegiado que está dominado por montañas bosques y la entrada de los Parques Nacionales de Ordesa y Monte Perdido. Su origen comenzó en la Alta Edad Media, aunque ya había asentamientos anteriores en esta zona.
Es con una leyenda como empieza la historia de la villa. En el siglo VIII, durante una batalla entre cristianos y musulmanes, apareció una cruz de fuego sobre una encina. García Ximénez, guiado por esta aparición, lideró a los cristianos a la victoria. Por ello se celebra La Morisma, una fiesta que cada dos año hace que los vecinos representen este hecho ataviados con vestimentas de la época.
No es lo único que destaca, ya que su casco histórico, que se conserva a la perfección, fue declarado en 1965 como conjunto histórico-artístico. La estética medieval se puede ver en el interior de sus muros: con sus calles empedradas, casas de piedra o los soportales de la Plaza Mayor.
Un recorrido impresionante en Teruel
Otro de los lugares que se debe visitar es la Iglesia de Santa María, que data de los siglos XI y XII con un estilo románico lombardo con una torre campanario.
El castillo de Aínsa, el símbolo del lugar, fue construido entre los siglos XI y XVII, y fue clave en la defensa del territorio en tiempos de la reconquista. Actualmente solo queda una parte de sus estructuras originales, el recinto amurallado y sus torreones ofrecen una imagen que alberga diversos espacios culturales, como el Ecomuseo de la Fauna Pirenaica.
Un pueblo rodeado de naturaleza
En cuanto al entorno, Aínsa es la entrada al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, al Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara y al Geoparque de Sobrarbe-Pirineos, lo que lo convierte en clave para los que buscan un destino rodeado de naturaleza con un rico patrimonio tanto cultural como arquitectónico. Desde aquí se inician varias rutas perfectas para el verano.
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