El buen tiempo se acerca y no hay que perder tiempo en preparar una escapada de verano antes de que lleguen los tan esperados días de vacaciones. A lo largo y ancho de España hay lugares que se llenarán de visitantes durante estos meses estivales, pero es concretamente en la región de Aragón donde se podrán disfrutar de algunas de las mejores actividades: fortaleza medievales, pueblos con encanto y muchas fiestas tradicionales.
En la sierra aragonesa hay un refugio especial para desconectar y disfrutar de una naturaleza salpicada de montañas y lagos espectaculares. Entre las opciones para conocer este rincón de España destacan los encantadores pueblos como Ansó, Daroca o Albarracín, todos ellos con opciones únicas perfectas para toda la familia.
La historia y la arquitectura destacan en Ansó, en la provincia de Huesca, con sus chimeneas troncocónicas cubiertas con piedras. Estos elementos se han convertido en una seña de identidad de la parte norte aragonesa. Se encuentran principalmente en viviendas rurales antiguas. No son simples salidas de humo, ya que tienen un diseño robusto y funcional adaptado al clima frío de la zona
Además de su función práctica, las chimeneas aragonesas tienen un componente simbólico. Tradicionalmente se colocaban en la parte superior amuletos o espantabrujas, como figuras de barro, para ahuyentar a los malos espíritus o proteger el hogar.
Daroca, situada en Zaragoza, es otra villa medieval impresionante, no solo por su historia, sino por su patrimonio arquitectónico. Aquí está la muralla más extensa de Aragón y una de las mejores conservadas con más de 4 kilómetros y unas monumentales puertas de entrada que dejan claro que son testimonio de su importancia estratégica defensiva durante la Edad Media.
A lo largo de la muralla se abren diferentes puertas monumentales, como la Puerta Alta y la Puerta Baja, ambas de gran valor patrimonial. Estas estructuras no solo controlaban el acceso, también servían como elementos de prestigio urbano. La Puerta Baja está además flanqueada por dos robustas torres defensivas.
Aunque si lo que se quiere hacer es respirar en la tranquilidad más absoluta, Albarracín, en Teruel, es el destino ideal. Esta villa medieval, de casas en tonos rojizos y calles empedradas, presenta al atardecer un juego de luces único que atrae a viajeros de todas partes.
En la visita a esta localidad no hay que olvidarse de visitar su catedral, su iglesia de Santiago y Santa María, la Casa Museo Noble de los Pérez y Toyuela, pero si se va con niños lo mejor es el Museo del Juguete.
Las fiestas locales a las que ir en Aragón
Si lo que se quiere es vivir las fiestas regionales, del 4 al 14 de julio tienes las Fiestas del Ángel de Teruel (Interés Turístico Nacional) son unas fiestas que atraen a turistas que se convierten por un rato en peñistas.
Aínsa es otro de los mayores atractivos de la localidad, como la puerta del Pirineo. Se encuentra en la lista de pueblos más bonitos desde 2024 con razón. Y el 31 de agosto se vestirán sus habitantes de guerreros para celebrar La Morisma (Fiesta de Interés Turístico Aragonés) que se celebra cada dos años.
Se rememora la legendaria batalla entre moros y cristianos que, según la tradición, tuvo lugar en el siglo VIII. La Morisma se escenifica en la plaza mayor del pueblo con la participación de centenares de vecinos ataviados con trajes de época. La historia cuenta que García Ximénez, guiado por la aparición de una cruz de fuego sobre una encina, lideró a los cristianos a la victoria.
La ruta de los castillos medievales que tienes que hacer sí o sí
En esta latitud hay una forma de conocer sus mejores rincones: visitar los castillos de Aragón. Se trata de una ruta que hay que hacer y empieza en el prepirineo oscense, con el Castillo de Loarre. Se trata de una fortaleza románica mejor conservada de Europa.
Este fue construido en el siglo XI, siendo un palacio real y más tarde un monasterio, aunque ahora se lo conoce como el escenario de películas como la de Ridley Scott El reino de los cielos.
El Castillo de Peracense es otro de los más impresionantes de la zona. Fue construido en el XIII para defender la frontera castellana. En las guerras carlistas fue una cárcel y hasta un cuartel. En la actualidad se conserva a la perfección, tanto el exterior como sus estancias, gracias a su material de piedra de rodeno, por lo que es de un tono rojo.
En Teruel hay otra fortaleza, esta pertenecía a la Orden de los Calatravos. Se trata del Castillo de Alcañiz, situado en lo alto de una colina que domina el río Guadalope y la ciudad turolense, es uno de los conjuntos fortificados más importantes de Aragón.
Su origen se remonta al siglo XII, cuando fue conquistado a los musulmanes por los cristianos. Poco después, fue cedido a la Orden de Calatrava, que lo transformó en una fortaleza-monasterio, incorporando elementos defensivos, religiosos y residenciales.
Fue reformado a lo largo de los siglos, dando lugar a una mezcla de estilos románico, gótico, mudéjar y renacentista.
En el siglo XVIII, el castillo perdió su función militar y comenzó su progresiva transformación en Parador Nacional, uso que mantiene hoy día.
Sin embargo, el palacio de la Aljafería es el más conocido de todos. Situado en Zaragoza, es uno de los monumentos más emblemáticos del arte islámico en España. Fue construido en la segunda mitad del siglo XI por orden de Al-Muqtadir, rey de la taifa de Saraqusta, como palacio fortificado.
En un primer momento fue concebido como residencia recreativa repleta de lujo y rodeado de jardines, pero hoy día, completamente restaurado, tiene en su interior las Cortes de Aragón. Además, en 2001 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco como parte de la arquitectura mudéjar de Aragón.
Este año es un momento muy importante para el palacio, ya que tendrá lugar la exposición "Goya. Del museo al palacio", donde se exhibirán 62 obras del mayor genio de la pintura que ha salido de Aragón.