
Pocas rutinas dicen tanto sobre una persona como la manera en la que empieza su día. En el caso del rey Felipe VI, la primera comida del día es un acto de coherencia con su estilo de vida: discreto, saludable y disciplinado.
No sabemos si en Zarzuela se sirven cruasanes o bollería de vez en cuando, pero está claro que el monarca prefiere comenzar sus días con mesura, constancia y salud. Y aunque la reina Letizia mantenga en privado su propio ritual matinal, todo apunta a que en la casa real el desayuno, más que una comida, es un acto de equilibrio.
Aunque su papel institucional le obliga a mantener ciertas formalidades, en lo personal el monarca ha conservado hábitos sencillos que arrastra desde su juventud —incluido su desayuno, que, según se ha sabido, apenas ha variado con el paso de los años.
El rey comienza cada mañana con un desayuno sobrio pero nutritivo: tostadas y zumo de naranja natural. Sin grandes artificios ni excesos, esta elección revela un enfoque consciente de la alimentación, donde prima la calidad de los ingredientes y el equilibrio nutricional. Lejos de las modas pasajeras, Felipe VI se mantiene fiel a una rutina que, según fuentes cercanas a su entorno, sigue desde sus años como príncipe, cuando era cliente habitual de la cafetería Monterrey y pedía, casi sin excepción, lo mismo.
Una dieta marcada por la disciplina y el entorno familiar
En el Palacio de la Zarzuela, donde reside la familia real, se mantiene desde hace décadas una alimentación estricta y saludable. En gran parte, esto es fruto de la influencia de la reina Letizia, que desde su llegada a la Casa del Rey impulsó una transformación profunda en los hábitos alimenticios familiares. De hecho, uno de los cambios más visibles fue la instalación de un huerto ecológico dentro del recinto, donde se cultivan verduras y hortalizas que se incorporan a los menús diarios.
Este entorno ha favorecido una cocina basada en productos de proximidad, con escasa presencia de ultraprocesados y azúcares refinados. Aunque las comidas y cenas permiten algo más de variedad e indulgencia —especialmente cuando se trata de visitas oficiales o escapadas privadas—, los desayunos, al menos en el caso de Felipe VI, se mantienen inalterables en su sencillez.
Letizia: otra rutina, otro ritmo
En contraste, no hay información precisa sobre lo que desayuna la reina Letizia. Lo que sí se sabe es que mantiene una dieta extremadamente cuidada, rica en vegetales y con un consumo muy controlado de pan y harinas refinadas. Algunas fuentes apuntan a que su desayuno suele ser ligero y adaptado a su práctica habitual de ejercicio matutino, lo que hace improbable que comparta el mismo menú que su marido.
La reina ha sido siempre una defensora de la alimentación saludable y sostenible, algo que también ha intentado trasladar a sus hijas. Así, la princesa Leonor y la infanta Sofía han crecido entre menús equilibrados y una cultura del bienestar profundamente integrada en su entorno doméstico.
Adaptabilidad y disfrute en viajes y actos sociales
Aunque Felipe VI mantiene sus hábitos con firmeza, también sabe adaptarse al contexto cuando la ocasión lo requiere. Así lo demostró durante una reciente escapada a la nieve, en la que fue visto desayunando en el Moët Winter Lounge. En aquella ocasión, el menú fue mucho más lujoso que el habitual: jamón ibérico Cinco Jotas acompañado de una copa de champagne. Un capricho excepcional que el rey no dudó en disfrutar junto a amigos antes de calzarse los esquís.
El monarca también ha demostrado ser un entusiasta de la gastronomía local en sus viajes por España. No es raro verlo disfrutar de platos típicos de cada región que visita. En otra salida a una estación invernal, eligió un restaurante especializado en carnes donde, junto a su grupo de amigos, compartió una comida que incluyó ensalada de queso de cabra, chuletón, longaniza del Valle de Arán, morcilla de Burgos, vino tinto, tarta de pistacho y helado. Un menú contundente, muy alejado de su desayuno habitual, que evidencia su gusto por la buena mesa sin caer en la ostentación.
El zumo de naranja: un clásico cargado de beneficios
Parte esencial del desayuno del rey es el zumo de naranja recién exprimido, una elección tan sencilla como efectiva. Rico en vitamina C y antioxidantes, esta bebida ayuda a mejorar la digestión, fortalece el sistema inmunológico y contribuye a la hidratación matinal. Además, sus azúcares naturales como la fructosa proporcionan un impulso de energía ideal para iniciar la jornada con claridad y vigor.
A esto se suman sus beneficios para la piel, el metabolismo y su acción antiinflamatoria, lo que hace que el zumo se mantenga como uno de los alimentos estrella en cualquier desayuno saludable. En el caso de Felipe VI, no solo es una elección lógica, sino también coherente con su imagen pública: la de un jefe de Estado cercano, sencillo y comprometido con un estilo de vida equilibrado.
Un desayuno real, pero accesible
Lejos del lujo desmedido o los banquetes propios de otros tiempos, el rey Felipe VI ha hecho del desayuno una rutina cotidiana que podría replicar cualquier ciudadano. Su preferencia por tostadas sencillas y zumo natural no responde solo a criterios nutricionales, sino también a una visión de la alimentación como parte esencial de un estilo de vida ordenado.
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