
Entre Roma y Florencia se encuentra un lugar único que parecería haberse detenido en la época medieval. Conocido como "el pueblo que muere", este rinconcito escondido entre colinas y rodeado por un mar de niebla es uno de los más bonitos de la región del Lazio. Para comprobarlo basta con atravesar a pie el puente que llega a Civita di Bagnoregio y maravillarse con sus vistas. Situado en la provincia de Viterbo, más allá de su belleza, se le conoce por ser el lugar de Italia que está en constante batalla con el tiempo.
El pueblo atrapado en el tiempo
Aquí el tiempo se detiene, ya que ni siquiera es posible escuchar el bullicio de los coches. Fue fundada hace más de 2500 años por los etruscos y se convirtió durante la época romana en un importante centro cultural y comercial. Más tarde, durante la Edad Media llegó su momento de esplendor, ya que fue el momento en el que se desarrolló gran parte de su patrimonio histórico y cultural.
Llegar hasta Civita di Bagnoregio es en sí ya toda una experiencia, pues hay que atravesar a pie el largo puente que da acceso a Porta di Santa María y a sus calles. Pasear por aquí a la vez que se admira el paisaje que lo rodea es un privilegio del que pocos pueden presumir. Eso sí, si eres de los que tienen miedo a las alturas, mejor fija la vista al frente, ya que está prácticamente suspendido en el aire.

Un futuro incierto
El motivo por el que se conoce a este lugar como "el pueblo que muere" es por la constante erosión de las rocas sobre las que se asienta. Dada su orografía, el pueblo ha estado constantemente amenazado por los deslizamientos de tierra. Es más, se ha comprobado que el terreno continúa desgastándose unos siete centímetros aproximadamente al año.
Según los expertos, si continuara así, estaríamos hablando de que es posible que en unos 800 años pudiera desaparecer. Algo que podría frenar su deterioro y que sería un importante respaldo a su conservación sería que fuera reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, algo que todavía está en proceso.

No obstante, a pesar de ser un pequeño pueblecito, Civita di Bagnoregio recibe un gran número de visitantes año tras año. ¿Los motivos? Más allá de su increíble situación geográfica, dentro de sus calles se encuentran verdaderos tesoros de arquitectura medieval, como la Piazza San Donato o el Palazzo Alemanni.
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