
El impacto que la pandemia de la Covid-19 ha tenido en nuestra economía ha superado en muchos aspectos las previsiones más pesimistas. Así, tras unos meses de contención y medidas restrictivas a nivel sanitario y social, ha llegado el momento de revitalizar la economía, una labor acuciante como pocas. Y aquí el sector salud tiene mucho que decir.
De hecho, según el último informe Evolución del mercado de la farmacia española, publicado por IQVIA, al cierre de agosto, el mercado farmacéutico presentó un crecimiento en nuestro país en el acumulado de los últimos 12 meses del 3,9% en valores, desde los 20.363,3 millones de euros de agosto de 2019 hasta los 21.160,9 millones de este año (ver gráfico). Hay que destacar que en estos datos se incluyen los geles hidroalcohólicos, mascarillas y guantes procedentes de fabricantes que no operan en España. En cuanto a las unidades, la subida es aún mayor, del 8,5%, desde los 1.758,1 millones de unidades del pasado año hasta las 1.907,8 millones de 2020. Y estos aumentos serían aún mayores si se pone el foco en las cifras acumuladas en los ocho primeros meses del año. En concreto, los registros en este apartado ascienden un 12,6% en unidades y un 5% en valores.
Líder en ensayos clínicos
Desde Farmaindustria, la patronal del sector farmacéutico español, han hecho hincapié en cómo la pandemia ha evidenciado el destacado papel que tiene nuestro país en el ámbito de los ensayos clínicos. Unos ensayos que persiguen probar la eficacia de los nuevos medicamentos y la carrera investigadora por buscar una solución terapéutica a la Covid-19. Tanto es así que, en septiembre, eran 119 los ensayos clínicos de este tipo que estaban en desarrollo en hospitales de España, con la participación de 15 compañías asociadas a Farmaindustria. Entre ellas, se encuentran cuatro empresas nacionales: Laboratorios Rovi, Laboratorios Rubió, Reig Jofré y Ferrer.
La situación derivada de la pandemia puede ser una excelente oportunidad para el sector en nuestro país. De hecho, somos los primeros de Europa y los cuartos a nivel mundial en número de ensayos clínicos en desarrollo en relación con la Covid-19.
El desarrollo de tal número de ensayos ha colocado a España como el primer país de Europa y el cuarto a nivel mundial –solo superado por EEUU, China e Irán– en número de ensayos clínicos en marcha con medicamentos frente a la Covid-19, sin olvidar que también estamos participando en la investigación de vacunas. Y esto no es casual, sino que responde a "años de trabajo colaborativo entre Administración sanitaria, hospitales, investigadores, pacientes y compañías farmacéuticas", ha apuntado el presidente de la patronal Martín Sellés.
Motor de la recuperación
Si algo ha dejado claro la crisis sanitaria por la que estamos pasando es que "no habrá un sistema sanitario de calidad sin actividad investigadora", sostiene Humberto Arnés, director general de Farmaindustria. Por ello, a su parecer, "debemos reforzar la colaboración entre industria farmacéutica y sistema sanitario en investigación, que ha hecho de España una referencia en ensayos clínicos de medicamentos". Una oportunidad esta que, sin duda, puede servir para afianzar la posición de la industria farmacéutica como uno de los motores de la revitalización económica del país.
En este sentido, desde la patronal apuntan los vértices sobre los que la industria farmacéutica tiene un papel determinante. En primer lugar, el empleo, pues los puestos de trabajo que se crean en el sector están íntimamente ligados a la innovación, a la vez que se caracterizan por una gran calidad, son de alta cualificación y muestran un mayor índice de contratos indefinidos que en otras industrias. En cifras, el sector cerró 2019 con 42.000 empleos directos, cifra que asciende hasta los 210.000 al incluir empleos indirectos e inducidos.
El sector cerró 2019 con 42.000 empleos directos, cifra que asciende hasta los 210.000 al incluir empleos indirectos e inducidos.
Además, habría que aumentar las inversiones de cara a reindustrializar Europa, y sobre todo España, para no depender tanto de terceros países, un riesgo que ha quedado demostrado en esta pandemia. Esto, la recuperación de parte de la producción que se ha ido deslocalizando en los últimos años, no solo tendría un enorme valor sanitario, sino que permitiría generar tejido productivo, exportación y, a fin de cuentas, empleo. Del mismo modo, se deberían potenciar las inversiones en investigación básica y clínica, así como incrementar la colaboración de las compañías farmacéuticas con las instituciones con el fin de fortalecer la I+D nacional, que con una inversión del 1,24% del PIB está bastante lejos de la media europea, que se sitúa en el 2,2%. Por último, desde Farmaindustria consideran vital la creación del entorno adecuado para afrontar mejor futuras pandemias y otras emergencias sanitarias, para lo que es imprescindible reforzar precisamente ese ecosistema de investigación biomédica y el tejido productivo.
El protagonismo de la tecnología
Otra de las certezas que extraemos de estos meses de pandemia es que la tecnología se ha erigido en una poderosa herramienta para apuntalar el sistema sanitario. Y ahora, en esta nueva etapa de revitalización económica del país, su protagonismo no se va a evaporar. "Nuestro papel y aportación de cara a la recuperación pasa por continuar desarrollando tecnología sanitaria innovadora que aporte valor para prevenir enfermedades, mejorar los diagnósticos, aumentar la eficacia, la seguridad y la personalización de los tratamientos, entre otras muchas ventajas", asevera Margarita Alfonsel, secretaria general de la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin).
Pero además, no hay que olvidar que el de la tecnología sanitaria es un sector esencial en la dinamización e impulso de la I+D+i española, "en colaboración con sociedades científicas, profesionales sanitarios, hospitales, centros tecnológicos…", apunta Alfonsel. Eso sí, para que esto llegue a buen puerto, desde la federación consideran vital que los fondos europeos habilitados se dirijan a incrementar la inversión, a través de la financiación de políticas e instrumentos que estimulen la innovación pública y privada.
En cualquier caso, es evidente que el sector de tecnología sanitaria puede y deber ser una importante palanca para la revitalización de la economía, "por nuestro potencial fabricante y comercializador, por nuestro conocimiento del mercado y por nuestro compromiso", añade la secretaria general de Fenin. Al fin y al cabo, no hay que olvidar que se trata de un sector empresarial estratégico, con una cifra de facturación de 7.960 millones de euros en 2019, que desempeña además "un papel tractor para muchos sectores auxiliares, contribuye al PIB y supone una fuente de empleo de calidad, con más de 27.800 puestos directos en 2019", recuerda Alfonsel.