
Reforzar la seguridad del sistema eléctrico, impulsar la descarbonización, revertir el proceso de desertificación y garantizar la seguridad hídrica en Gran Canaria. Estos son los principales objetivos que persigue Salto de Chira, la central hidroeléctrica reversible y subterránea que el Cabildo de Gran Canaria y Red Eléctrica de España están construyendo en el sur del archipiélago.
Considerado uno de los proyectos hidroeléctricos más ambiciosos del mundo, este sistema prevé cubrir con fuentes renovables más de la mitad de la energía que consume la isla y generar un excedente de agua de 750.000 metros cúbicos que se destinará sobre todo al riego agrícola, pero también se utilizará para reforestar zonas degradadas y como refuerzo en la lucha contra los incendios forestales.
La instalación aprovecha el desnivel que existe entre el embalse de Chira, ubicado a 875 metros sobre el nivel del mar, y el de Soria, situado a 570 metros, para almacenar en forma de agua embalsada en altura la electricidad que los parques eólicos y solares de la isla producen en los momentos de menor demanda. Esto permite generar un suministro continuo, estable y limpio capaz de compensar la inestabilidad de las energías renovables.
La futura central cuenta con una potencia de 200MW y una capacidad de almacenamiento de 3,5 GW/h que permitirá cubrir el 36% de la demanda eléctrica durante las horas de mayor consumo, una cifra equivalente a 45.000 viviendas de la isla. Además, el Cabildo de Gran Canaria está estudiando la posibilidad de incorporar al sistema Chira-Soria la presa de Las Niñas, una actuación que permitiría no solo aumentar la capacidad de almacenamiento de energía renovable, sino también incrementar la disponibilidad de recursos hídricos. Tampoco descarta aprovechar el potencial de la energía eólica marina y, de esta forma, diversificar las fuentes renovables.
Para garantizar que las presas siempre dispongan de suficiente, la planta hidroeléctrica se complementa con una desaladora que recibirá el agua de mar a través de un sistema capaz de bombear a 600 metros de altura desde la desembocadura del Barranco de Arguineguín para elevarla hasta la presa una vez desalada. Se prevé que el agua llegue a más del 60% del territorio insular mediante un entramado de infraestructuras que la distribuirán hasta las zonas más necesitadas, beneficiando especialmente a las cuencas de Tejeda, Artenara, Tunte y Mogán.
Las obras avanzan a buen ritmo y las previsiones señalan que empezará a funcionar en 2027. De hecho, los promotores esperan comenzar a verter agua en los embalses de Chira y Soria a lo largo de 2025.
La instalación contempla una inversión cercana a los 600 millones de euros (300 millones mediante un préstamo del Banco Europeo de Inversiones) lo que la posiciona como un modelo de referencia en Europa, especialmente para otros territorios que presenten limitaciones de agua y dependencia energética.
Según REE, la central permitirá aumentar la penetración de renovables en la isla un 36% y actuará como una gran pila de almacenamiento para lograr que, a partir de 2027, entre el 51% y el 70% de la energía eléctrica sea de origen solar y eólico. Asimismo, reducirá un 20% las emisiones y rebajará el coste anual del sistema en más de 120 millones.
Restauración ambiental del barranco
Otro aspecto relevante del proyecto es su dimensión medioambiental, ya que también incluye la restauración del barranco de Arguineguín, uno de los espacios naturales más importantes del sur de Gran Canaria. Se trata de la mayor intervención de recuperación ambiental jamás realizada en Canarias y tiene el objetivo de recuperar la funcionalidad del ecosistema y la biodiversidad del barranco eliminando especies exóticas e invasoras y potenciando la flora y la fauna autóctona en 39 zonas funcionales comprendidas a lo largo de 17 kilómetros.