
Con apenas un kilómetro de longitud, el islote Mbanie, en África occidental, pasaría desapercibido para cualquier persona, incluso para los propios habitantes y gobernantes de los países que 'dominan' las aguas de alrededor. Sin embargo, al igual que ocurrió con 'Perejil' en España, este islote está siendo el escenario de una 'cruda batalla' política entre dos pequeños países de África que luchan por revivir su producción de petróleo. Como no podía ser de otra forma, el petróleo es el motivo que está llevando a dos países a luchar por este islote que de otra forma no interesaría a nadie.

La isla de Mbanie, ubicada en la costa atlántica de África Central, es una pequeña isla de unas 20 hectáreas que se encuentra en una zona estratégica entre Gabón y Guinea Ecuatorial. Esta isla es objeto de una disputa territorial desde hace décadas debido a su ubicación en una región rica en recursos naturales, principalmente petróleo (en los alrededores hay millones de barriles de crudo por extraer). Guinea Ecuatorial reclama la soberanía de Mbanie junto a las islas de Cocotiers y Conga, mientras que Gabón también la considera parte de su territorio. Las tensiones sobre este cacho de tierra han resurgido ocasionalmente, y aunque ambos países han buscado resolver la disputa por la vía diplomática, el interés en los recursos energéticos de la región añade una capa de complejidad a las negociaciones.
Una serie de descubrimientos y desarrollos de petróleo y gas en las aguas que rodean este islote están realimentando una tensa batalla judicial, que podría ser la gota que colma el vaso de una disputa de años entre dos miembros de la OPEP: Gabón y Guinea Ecuatorial. Ambos países han reclamado esta isla de unas 20 hectáreas, que podría ser un punto de partida para una mayor exploración de petróleo crudo, después de haber sufrido un estancamiento incluso caído de la producción de crudo en los últimos años.
La intrahistoria del islote
En octubre, los abogados y representantes legales comenzaron a presentar sus argumentos ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya, con el caso de Guinea Ecuatorial liderado por Domingo Mba Esono, viceministro de minas e hidrocarburos. La disputa se remonta a principios de la década de 1970, cuando Guinea Ecuatorial estaba en posesión de las islas. En 1972, el ejército de Gabón expulsó a los soldados ecuatoguineanos de Mbanie y estableció su propia presencia militar en la isla.
No obstante, la disputa volvió a resurgir en la década de 2000, cuando la posibilidad de que las aguas circundantes fueran explotadas en busca de hidrocarburos reavivó la disputa. Tras años de mediación de la ONU, en 2016 los países acordaron permitir que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) resolviera la disputa.
El control sobre el petróleo
Ambos países necesitan dominar los proyectos petroleros en las costas de Guinea, para lo cual esta isla juega un papel crucial. Según datos de S&P Global, solo los proyectos petroleros cercanos a las costas superan los 31.000 barriles diarios de producción y tienen 749 millones de barriles recuperables. Ambos países vivieron en su momento la ambición de acabar con pobreza gracias a un despertar petrolero y, en ambos casos, el sueño quedó frustrado. Dominar Mbanie y hacerse fuertes en la región puede ser la última oportunidad de ambos.
En el caso de Guinea Ecuatorial, la excolonia española llegó a ser más rica (en PIB per cápita) que su antigua metrópoli. Todo esto gracias a una gran ola de descubrimiento entre 1995 y 2004. El pequeño país llegó a bombear cerca de 400.000 barriles diarios que, con una población de 1,6 millones personas, le convirtió en uno de los países de moda en el sector. El impacto fue inmediato, en solo 5 años su PIB se disparó un 41% (de 1997 a 2001) y en un solo año creció un 20% (2004).
Sin embargo, no aprovechó esta abundancia y lo perdió casi todo. Desde 2013 el país encadenó nueve años consecutivos de potentes contracciones de su economía a medida que los pozos se iban secando. Aunque en 2022 creció gracias al rebote poscovid, en 2023 se ha vuelto a hundir un 8,8%. En conclusión, desde su época dorada el país ya ha perdido el 46% de toda su economía con el motor petrolero apagándose y la sensación es que seguirá recorriendo este camino los próximos años. "Con la economía promedio en recesión, el superávit que han vivido en su balanza de cuenta corriente se convertirá en déficit durante los próximos cuatro años", comentaban desde el FMI.
El rey del manganeso
En Gabón la situación es muy parecida, aunque no tan acusada. Este país tiene también otros recursos que le permiten diversificar algo su economía. Gabón es un país relativamente pequeño en África central, que se ha consolidado como uno de los principales productores de manganeso en el mundo y el mayor en el continente africano junto con Sudáfrica. Este mineral, aunque menos conocido que otros recursos como el petróleo o el oro, juega un papel fundamental en la industria moderna. El manganeso es esencial para la producción de acero y aleaciones, y su demanda global continúa en auge debido a su uso en tecnologías avanzadas y su rol crucial en el desarrollo de infraestructuras.
Pese a todo, el valor añadido que genera el manganeso está años luz del petróleo, por lo que el 'oro negro' es la obsesión de este país de poco más de 2 millones de habitantes. En los años noventa la excolonia francesa vivió un auténtico momento de plenitud, bombeando 373.000 barriles diarios. Ahora el país ha perdido buena parte de esa bonanza y solo produce 211.000. Gabón, con solo 2,3 millones habitantes sigue manteniendo viva su industria y ha podido compensar la caída de producción con otros productos en particular de Minería. Gabón es el rey del manganeso, con un 80% de las exportaciones del mundo.
"La producción de crudo está en una tendencia descendente y es poco probable que se revierta este camino"
No obstante, el país africano ha visto el cruel destino de su vecino, que ahora solo produce unos 50.000 barriles diarios y sabe que también está expuesto a ese destino. Un tercio de la economía del país está centrada en los hidrocarburos y un 40% de los ingresos del estado gabonés vienen de este sector. En ese sentido, los analistas ven un futuro realmente complicado.
"La producción de crudo está en una tendencia descendente y es poco probable que se revierta este camino", comentan desde el FMI. En ese sentido la organización explica que "los yacimientos están madurando y alcanzaron su pico ya en 1997". En ese sentido el 'rey del manganeso' tiene que comprar tiempo para adaptar su economía a un futuro con el petróleo a la baja y el islote de Mbanie es la clave para mantenerlo. "La economía interna de Gabón es muy pequeña necesita diversificar en sus exportaciones para mantener su crecimiento", sentencian los expertos del FMI.
Para ganar ese tiempo el país se ha lanzado al mar ya ha ido firmando proyectos con firmas como BW Energy y Panoro, el pozo piloto de Hibiscus South. Sin embargo, las mayores exploraciones las han protagonizado las empresas chinas, en particular CNOOC, que ha iniciado varias perforaciones en lo que esperan pueda ser un descubrimiento de 1.400 millones de barriles. Para conseguir atar todos estos proyectos y que se transformen en una realidad Gabón necesita reafirmar su soberanía sobre estas áreas y por ello la batalla por Mbanie cobrará una importancia capital.
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