
El suministro de gas y petróleo se ha convertido en un problema de primer orden. Desde que Rusia amenazó con cortar el grifo a Europa tras la invasión de Ucrania, los envíos a través de barcos, las rutas logísticas vía gasoductos, la infraestructura… todos estos problemas, hasta ahora bajo el rádar, han cobrado un rol clave para determinar si los precios se disparan o, incluso, si hay peligro de desabastecimiento. Sin embargo, a pesar de que el suministro de Occidente ha copado todos los titulares, con Europa y EEUU atrapados en años de gran volatilidad, hay un fenómeno que amenaza con cambiarlo todo. El gran protagonistas es ya Asia y el mundo se prepara para este giro.
La mayoría de los barcos cargados de Gas Natural Licuado (GNL) no están en puertos europeos o norteamericanos, el continente oriental se ha convertido en el gran devorador energético de nuestro tiempo, con miles de naves entrando y saliendo de Singapur, Bombay, Hong Kong, Shangai, Tokio o Seúl. Según datos de la Agencia Internacional de la Energía, durante 2023, sólo China, Japón y Corea del Sur representaron cerca del 45% de todo el suministro mundial de GNL. El crecimiento económico de la región, su transición desde el carbón y los problemas de abastecimiento que se han demostrado posibles, con cortes en el Mar Rojo y desórdenes en la cadena de suministro, han llevado a que la región que parece, será el gran 'agujero negro' de gas del mundo, necesite unas cantidades enormes de importaciones para poder abastecerse.
En ese sentido, las empresas de todo el mundo se han lanzado de cabeza a intentar levantar macroproyectos en las costas del sudeste asiático para convertirse en los grandes protagonistas del giro hacia el este que se perfila en el mercado energético mundial. Las empresas ya empezaron a tomar posiciones desde hace años en la región y ahora esperan empezar a obtener los beneficios de convertirse en los 'reyes' del rentable negocio del gas, en la órbita del principal mercado.
Un ejemplo de esto es Shell que ya ha anunciado la primera producción de gas en su plataforma en Malasia. La empresa tiene un 30% del proyecto, a unos escasos 160 kilómetros de Bintulo. El campo de Jerún producirá cerca de 550 millones de piés cúbicos de gas diarios. La decisión de entrar en este proyecto fue explicada por Shell en su informe de GNL 2024, en el que afirmaba que espera un incremento de la demanda mundial de GNL del 50% para 2040, a medida que el cambio de carbón a gas industrial se acelera en China y los países del sur y el sudeste asiático. Se espera que estos países utilicen más GNL para respaldar su crecimiento económico. En ese sentido, ir tomando posiciones con proyectos de este tipo se convertirá en la clave de un auténtico giro en el mercado mundial.
Carole Nakhle, CEO de Crystal Energy, explica que "a nivel mundial, la región representa actualmente el 57% del comercio de petróleo crudo, el 45% del comercio de gas y el 76% del comercio de carbón". El crecimiento hasta ahora ha sido mucho más rápido que el del resto del mundo. Entre 2012 y 2022, el consumo de energía en Asia-Pacífico creció a una tasa del 2,6% anual, la más rápida del mundo, casi el doble del promedio mundial del 1,4%. A pesar de "la disponibilidad de reservas locales, la producción energética interna no ha logrado satisfacer la creciente demanda, lo que ha dejado a la región como el mayor importador neto de energía del mundo". La AIE espera que el 90% del crecimiento de la demanda mundial de petróleo provenga de Asia-Pacífico hasta 2028.
Nakhle explica que "si bien los suministros de petróleo de Asia-Pacífico están diversificados, seis países dominan las fuentes de la región, especialmente en sus tres mayores mercados energéticos (China, India y Japón)". Estos exportadores son "cuatro estados miembros de la OPEP (Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Irak y Kuwait), Rusia y Estados Unidos. En conjunto, los seis países productores suministraron el 59%, el 76% y el 79% de las importaciones totales de petróleo de China, India y Japón". En ese sentido, todos estos países se están volcando al máximo por seguir incrementando su presencia y los nuevos proyectos son una de las claves.

La mayoría de estos proyectos son en alta mar y su cercanía a estos mercados supone el factor diferencial para las empresas. Este fenómeno de cercanía a Asia es el que ha permitido que Australia, con apenas un 0,4% de las reservas gasistas del planeta se haya convertido en un fijo del top 3 de máximos exportadores del mundo. Ahora, con el auge en el crecimiento y la descarbonización la realidad cambia por completo para las empresas, que se lanzan en tropel a las costas del este.
El último análisis de Rystad Energy habla de un goteo constante de nuevos proyectos que se ha saldado con unos 100.000 millones de dólares solo en campos offshore que se materializarán antes de 2028. Los principales ganadores de esta tendencia son Malasia e Indonesia, dos países que parecen tener las reservas marinas más jugosas. La segunda es el país número 13 en cuanto reservas probadas con el 1,5% de las reservas mundiales, mientras que Malasia cuenta con el 0,6%. Sin embargo, los constantes descubrimientos pueden provocar que aumenten su cuota de mercado a nivel global.
"Reconocemos el potencial de nuevas inversiones en proyectos y compromisos de capital en la región, que aumentaron de 9.500 millones de dólares en 2022-2023 a aproximadamente 30.000 millones de dólares para 2025. A medida que profundizamos en los datos, se hace cada vez más evidente que se prevé que esta trayectoria ascendente continúe hasta 2028. Los descubrimientos recientes y la participación de las NOC desempeñarán un papel vital en este crecimiento, en particular en los desarrollos en aguas profundas, que son fundamentales para determinar qué parte de este auge previsto de 100.000 millones de dólares se puede materializar", afirma Prateek Pandey, vicepresidente de investigación upstream de Rystad Energy.
Al margen del caso de Shell, Total Energies también se ha hecho fuerte en la región comprando este mismo año cerca del 50% de un operador de gas en Malasia por cerca de 903 millones de dólares. "El papel de las grandes empresas podría ampliarse aún más hasta el 27% tras los importantes esfuerzos de adquisición de TotalEnergies en Malasia", afirmó Rystad Energy.

La empresa pública del país también está inmersa en una oleada de proyectos para aprovechar e incrementar lo más rápido posible su producción a las puertas de una nueva era en el suministro mundial. Uno de los ejemplos más recientes en el último proyecto puesto en marcha el primer trimestre de 2024 en la costa de Madura, en Java occidental. Según las estimaciones de esta empresa, Pertamina, el proyecto offshore cuenta con unas reservas de 6,6 billones de pies cúbicos de gas.
"Su tamaño lo convierte en uno de los 'peces gordos' de Malasia, rico tanto en petróleo como en gas. Las partes más profundas contienen lo segundo y las partes menos profundas aportarán crudo", dijo Muharram Jaya Panguriseng, director de exploraciones en PT Pertamina Hulu Energi (PHE).
Estos dos países, pueden encontrar en el gas un refugio económico que no solo impulse los ingresos a fuerza de producción y exportaciones, sino que el giro del mercado puede convertir los puertos de estas islas en el Pacífico en uno de los 'hubs' mundiales claves del comercio energético. Ya desde 2023 estos países comenzaron a firmar acuerdos para levantar sobre yacimientos agotados grandes plantas de almacenamiento. En cualquier caso, con el foco puesto en Asia, todo dependerá de cómo de rápido transcurra la transición del carbón al gas en la región y cómo se desarrolle su economía. Pase lo que pase todos coinciden en que, al margen de los tiempos, la capital del mundo energético está más cerca de ser Kuala Lumpur que Bruselas o Washington.