Energía

La paradoja que Australia quiere resolver abrazando la nuclear: por qué el gran titán del gas vive una crisis energética

  • En pocos años, Australia podría levantar siete reactores nucleares
  • El objetivo es lograr un mix energético más diversificado y resistente
  • La gran apuesta por las renovables no ha logrado el objetivo esperado

Algo que parecía totalmente imposible hace una década es hoy una realidad. La energía nuclear está de moda. La inversión en el sector está creciendo con intensidad en un intento de varios países por incrementar su producción de energía y fortalecer y diversificar su mix energético. Los planes de nuevas inversiones brotan como setas en otoño. Polonia, Países Bajos, Finlandia… ahora Australia parece dispuesta a subirse al renacimiento de la energía nuclear para superar su crisis energética. Resulta cuando menos paradójico que uno de los mayores productores de gas del mundo esté sufriendo una crisis energética que lleva al país a invertir en nuclear, mientras que otros países que no producen gas (España, por ejemplo), descartan este recurso para su futuro y piensen en el gas como energía para compensar las deficiencias de las renovables.

Este giro de Australia viene precedido por un caos energético que parece inexplicable. A pesar de que Australia es uno de los mayores exportadores de GNL del mundo, siendo el segundo por capacidad (87,6 millones de toneladas métricas) y el tercero a nivel mundial al enviar 80,8 millones de toneladas a través del Pacífico, solo superado por EEUU y por Catar. Sin embargo, a pesar de su poder energético, la realidad es que el país se enfrenta a problemas de escasez. La geografía de la isla, atravesada por un enorme desierto, hace que abastecer a la costa este sea un verdadero infierno logístico.

Recientemente, ante los repuntes inesperados de demanda y los problemas en proyectos de la región, ha habido sacudidas en los precios e incluso alguna alarma de desabastecimiento, con el invierno llegando oficialmente (en Australia este periodo es de junio a agosto). Esto provocó que a finales de junio los precios de la energía subieran a los 30 dólares por kilojulio, la cifra más alta desde la crisis energética de 2022. Además, el organismo que gestiona los mercados energéticos de Australia (AEMO) reconoció "interrupciones de naturaleza y magnitud lo suficientemente significativa".

Las renovables son muy intermitentes

Según el regulador, los almacenes se estaban vaciando rápidamente mientras la producción de energía eólica y solar había caído. Unas pausas estacionales que se han sumado a que proyectos locales estén deshaciendo posiciones a medida que algunas de las reservas del país se van agotando y se vuelve menos rentable su explotación. Este ha sido el caso de la planta de gas y crudo de Longford, de ExxonMobil, que ya ha anunciado que irá cerrando progresivamente el negocio que opera en una alianza con Woodside.

En definitiva, desde la AEMO ven problemas para los próximos meses dado que "la duración probable del riesgo o amenaza identificados es a partir del 19 de junio de 2024 y se espera, sobre la base de la información actual, que continúe a más tardar hasta el 30 de septiembre o según lo indique la AEMO", revela la agencia en un comunicado. Además, advirtieron de que el paso de los años solo empeorará la situación, avisando de que, aunque no ven riesgo de una escasez más allá de momentos concretos en el corto plazo, sí creen que esto va a ocurrir en 2027, un año antes de lo que tenían previsto. "Las soluciones a largo plazo para las deficiencias del mercado del gas requerirán una serie de respuestas políticas y de mercado", señala el informe provisional. "Entre ellas, existe una necesidad urgente de desarrollar nuevas fuentes de producción y suministro de gas".

Caroline Nakhle, consejera delegada de Crystal Energy, advierte de que la situación privilegiada del gas con la que cuenta Australia es una anomalía y que está en serio riesgo. "Tras una década de producción en rápido crecimiento (en el arranque del siglo XXI disparó su producción un 1.000%), Australia ahora compite estrechamente con Qatar y EEUU para ser el mayor exportador mundial de gas natural licuado (GNL). Esto es notable teniendo en cuenta que el país solo tiene el 1,3% de las reservas mundiales". En ese sentido, "su proximidad a la región de Asia y el Pacífico le otorga a Australia costes de transporte más bajos que sus competidores, lo que constituye una ventaja natural. También se espera que el continente asiático sea el principal centro de crecimiento global de la demanda de gas en los próximos años".

En ese sentido, Australia no quiere levantar el pie del acelerador, pues necesita el gas como exportación para mantener a flote su economía. El negocio del gas representa un 5,25% de todo su PIB generando cerca de 121.170 millones de dólares. La historia de éxito de Australia y su ventaja natural ahora se encuentran en jaque con Rusia intentando conquistar Asia con grandes descuentos para redirigir la oferta en riesgo de Europa y una ofensiva tanto de EEUU como de Qatar. Según Crystal Energy, "así como los consumidores tratan de asegurar el suministro diversificando sus fuentes, los productores pueden asegurar la demanda mediante una diversificación de mercados, algo de lo que Australia claramente carece".

En Australia, el carbón ha sido también históricamente una de las fuentes dominantes en la producción de energía y, aunque la conciencia sobre el cambio climático ha crecido, el país sigue dependiendo en gran medida de este recurso para la generación de electricidad. No obstante, en los últimos años, Australia ha incrementado considerablemente su capacidad de generación de energía renovable, especialmente la solar y la eólica, impulsada por los abundantes recursos naturales y políticas gubernamentales que fomentan la inversión en energías limpias. Aunque en menor medida, la energía hidroeléctrica también contribuye al mix energético del país. Aunque la apuesta por la solar y las renovables es grande, ha demostrado ser insuficiente para lograr un mix energético seguro.

Todo a la nuclear

Ahora, con la producción en retroceso y la lucha por el mercado asiático, que es el mayor mercado GNL del mundo, en todo lo alto, en el país temen por su seguridad energética, especialmente por los problemas de suministro que ya están empezando a emerger. Este problema se ha convertido en el debate nacional que atraviesa por completo esa sociedad y, en ese sentido, los partidos han propuesto una solución extrema de cara a las próximas elecciones que serán, como tarde, en mayo de 2025: entrar de lleno en la energía nuclear y convertirla en uno de los grandes pilares de su sistema de suministro o recurrir por completo a las renovables. Una bifurcación histórica del país para afrontar una crisis existencial.

En Australia solo hay tres partidos que obtuvieron representación las últimas elecciones, el laborista, que ganó con 77 diputados, la coalición liberal con 58 (que perdió en 2022 el gobierno) y los verdes con cuatro diputados. Mientras el partido en el gobierno ha apostado por ampliar las energías renovables como la solar o eólica, los liberales han convertido la carrera a la presidencia en una batalla por imponer la energía nuclear por primera vez en la historia de Australia.

El partido que actualmente lidera las encuesta lanzó un comunicado a finales de junio alegando que "todos los australianos merecen y deberían tener acceso a una electricidad más barata, más limpia y constante, pero con el Partido Laborista, esto no está sucediendo. En este momento, en los hogares y en las empresas de todo el país, el costoso enfoque del Partido Laborista, que sólo apuesta por las energías renovables, está fracasando". La estrategia del Partido Laborista exige instalar 58 millones de paneles solares, 3.500 nuevas turbinas eólicas industriales y hasta 28.000 kilómetros de nuevas líneas de transmisión en todo el país. "Los expertos en energía han advertido que el coste de la implementación del Partido Laborista será de entre 1,2 y 1,5 billones de dólares", insistía Peter Dutton, líder del partido.

En ese sentido, la agrupación política anunció que "un futuro Gobierno de Coalición Federal introducirá energía nuclear de cero emisiones en Australia, que ha demostrado reducir los precios de la electricidad y las emisiones en todo el mundo, para trabajar en asociación con la energía renovable y el gas como parte de una combinación energética equilibrada". El plan fue concretado en la puesta en marcha de siete plantas, cinco principales y dos 'minireactores'. Dos en Nueva Gales, otras dos en Queensland, una en Victoria y los dos 'minireactores' en Australia del Sur y Australia Occidental.

Ken Baldwin, profesor de la universidad de ANU explicaba que el plan nuclear llega tarde, pues las siete plantas "comenzarán a producir electricidad en 2035 (con pequeños reactores modulares) o 2037 (si se determina que las plantas modernas más grandes son la mejor opción)". Además, "El estudio GenCost de CSIRO/AEMO muestra que, incluso incluyendo el coste de transmisión y almacenamiento adicionales requeridos para parques solares y eólicos, las energías renovables cuestan casi la mitad que la energía nuclear a gran escala, e incluso son más baratas en comparación con los reactores modulares de pequeña escala (SMR), más caros".

Australia tiene mucho uranio

No todos están de acuerdo con este punto de vista y desde la Consultora Herbert Smith Freehills explican que "los reactores nucleares utilizan materiales fisionables como combustible y el uranio es el único isótopo fisionable que existe de forma natural. Australia posee las mayores reservas de uranio del mundo (aproximadamente un tercio de las reservas conocidas del mundo) y es el cuarto mayor productor de uranio no enriquecido (detrás de Kazajstán, Canadá y, recientemente, Namibia)".

Además, aunque no llegase a tiempo para los problemas de gas en 2027, la realidad es que "el envejecido parque de generación a carbón de Australia se está retirando rápidamente y es necesario reemplazarlo con una fuente de generación alternativa para mediados de la década de 2030". Aunque "es imposible que suceda en el plazo que necesitamos, pero eso no significa que debamos descartarlo porque existe ese beneficio a largo plazo" comenta en una entrevista a la ABC Alan Finkel, el que fuera asesor del gobierno australiano hasta 2022 y 'científico jefe' del Ejecutivo de 2016 a 2022.

El giro global a la nuclear

Australia es solo el último de muchos países que han dado un giro de 180 grados en materia de energía nuclear. Entre estas economías destacan Estados Unidos, Corea del Sur, Bélgica y Finlandia. Incluso Japón, el único país que sufrió tanto un ataque nuclear como un incidente en una central, ha vuelto a poner en funcionamiento reactores nucleares. Mientras tanto, países pronucleares como Francia, el Reino Unido y los Países Bajos están duplicando sus flotas de reactores nucleares. Además, un número cada vez mayor de países que hasta la fechan han renunciado a generar energía nuclear, como Polonia, Sudáfrica, Indonesia y Vietnam, ahora lo están considerando, según destaca un informe de BCA Research sobre el boom en inversión que empieza a vivir este sector.

Los economistas de BCA Research destacaban en un informe reciente que la energía nuclear alcanzó un hito histórico en la COP28 de las Naciones Unidas en Dubai en diciembre pasado, cuando 20 países, incluidos Estados Unidos, Francia, Japón, Canadá y el Reino Unido, lanzaron la Declaración para triplicar el peso energía nuclear. El objetivo de la declaración es triplicar la capacidad de energía nuclear a nivel mundial para 2050, muy por encima de los escenarios net zero de la Agencia Internacional de Energía (AIE). Este escenario se refiere al equilibrio entre la cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) que se produce y la cantidad que se elimina de la atmósfera.

El objetivo principal de la declaración exige una desviación masiva de capital hacia la inversión nuclear. La Agencia Internacional de la Energía estima que la inversión nuclear mundial ya dio un salto sustancial en 2023, hasta alcanzar los 63.000 millones de dólares desde los 50.000 millones de dólares en 2022 y desde un promedio de 32.000 millones de dólares entre 2011 y 2021. Según su escenario 'net zero', la AIE pronostica que la inversión nuclear global promediará 125.000 millones de dólares cada año entre 2026 y 2030. "No es de extrañar que los precios del uranio estén por las nubes", aseguran desde BCA Research.

Aun así, hasta para la subida de precios hay soluciones. Una pasa por la propia reacción del mercado y los agentes a los incentivos. Ahora que el precio del uranio se está disparando, se genera un incentivo para incrementar su búsqueda y extracción. Otra pasa por soluciones más futuristas y extravagantes como la investigación para generar energía nuclear a través de torio. El torio es un elemento químico muy abundante en comparación con el uranio y presenta numerosas ventajas sobre su contraparte tradicional.

Economía y energía diversificadas

Las características de la economía de Australia están estrechamente vinculadas a su sector energético. El sector minero es crucial para la economía australiana, ya que el país es uno de los principales productores y exportadores de minerales del mundo, incluyendo carbón, hierro, oro y gas natural. Este sector aporta significativamente al PIB y al empleo. No obstante, la economía muestra una diversificación e independencia importante, con la agricultura jugando también un papel importante en la economía australiana.

Aunque es una nación muy desarrollada, el país es un importante exportador de productos agrícolas como trigo, lana, carne y vino. Además, el sector de servicios, que incluye finanzas, educación y turismo, representa una gran parte del PIB australiano. Australia también es un destino turístico popular y un centro educativo reconocido a nivel internacional. Es decir, el país es una economía diversificada que busca ahora con la energía nuclear diversificar aún más su actividad y su generación de energía. Australia quiere un mix energético que se parezca a su economía.

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