
Iberdrola ha anunciado hoy unas inversiones de 41.000 millones de euros durante el periodo 2024-2026 para impulsar la electrificación de la economía, ante la llegada de los nuevos usos de la demanda de energía y repartirá 11.000 millones en dividendos entre sus accionista en los próximos años. Las nuevas inversiones permiten a la eléctrica española prever un beneficio bruto de explotación (EBITDA) de entre los 16.500-17.000 millones de euros para el final del periodo, en el que los negocios de redes y renovables aportarán en torno al 50% cada uno. Además, calcula que el beneficio neto aumente hasta una horquilla entre los 5.600 y los 5.800 millones de euros en 2026. Iberdrola mejora su estimación para 2025, ya que prevé un beneficio neto en la parte alta del rango: 5.300 – 5.400 millones de euros.
El plan de inversión, presentado hoy en Londres por la compañía, incluye la compra del 18,4% de su filial estadounidense Avangrid y 5.000 millones de euros de inversiones con socios estratégicos. De esta forma, la compañía destina 36.000 millones de euros netos a la inversión. El 70% de su inversión estará focalizado en el crecimiento.
Por países, la compañía centrará el 85% de las inversiones en regiones con alta calificación crediticia -rating A-. Estados Unidos se sitúa como el principal mercado de expansión para los próximos tres años, donde destina el 35% de sus inversiones. Por detrás se encuentra Reino Unido, con un 24%, seguido de España y Latinoamérica, donde destina un 15% a cada uno y el resto de países de la UE y Australia, con un 11%.
Con esta estrategia la empresa se ha fijado como objetivo que el 70% de su beneficio operativo bruto (EBITDA) no esté vinculado al precio del mercado eléctrico mayorista en 2026.
La compañía tiene previsto invertir 21.500 millones de euros en redes en Estados Unidos, Reino Unido, Brasil y España, lo que representa el 60% de la inversión neta. De esta cuantía más de 6.500 millones están destinados a las redes de transporte. Esto supone incrementar su base de activos hasta los 54.000 millones de euros para 2026, 12.000 millones de euros más que en 2023 y un 38% más que en 2022. Los activos en redes de transporte rebasarán los 15.000 millones de euros. Un 85% de las inversiones en redes van dirigidas a mercados con marcos cerrados para los próximos años y el 80% del beneficio bruto de este negocio está protegido de la inflación y de los tipos de interés.
Al negocio renovable se destinará 15.500 millones de euros brutos -incluyendo los 5.000 millones de euros que la empresa pretende alcanzar con socios estratégicos en proyectos en curso- para crecer de forma selectiva en tecnologías flexibles y almacenamiento. De este montante, más de la mitad está focalizada en eólica marina en Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania; un 28%, en eólica terrestre y un 18%, en solar. Además, el 100% de la inversión se focaliza en proyectos ya en construcción.
El almacenamiento se convierte en una tecnología estratégica para estabilizar los precios en el mercado y evitar la volatilidad en los márgenes. Por ello, pretende destinar 1.500 millones de euros, lo que le permitirá alcanzar los 120 millones de kWh de capacidad de almacenamiento a través del bombeo, lo que supone un incremento del 20%. Además, el grupo contará con una cartera de 150 millones de kWh.
El negocio de clientes centrará 2.500 millones de euros, teniendo entre el 70% y el 80% de la energía vendida de clientes a largo plazo -principalmente PPAs y generación regulada-. Además, el 85% de las ventas con márgenes asegurados están cerradas a 2026, cuando se alcanzarán entre los 140.000 y los 150.000 GWh
Todo este Plan estratégico se orquesta dentro de un modelo de financiación verde robusto, focalizado en la generación de efectivo. Esto es gracias a que Iberdrola cuenta con una gestión activa de la liquidez, una sólida estructura financiera, una alta diversificación de las fuentes de financiación –especialmente, a través de la financiación verde– sin que se prevean ampliaciones de capital y con la opción de realizar alianzas con socios estratégicos que permitan acelerar el crecimiento. Como consecuencia de todo ello, la empresa ha fijado la ratio del flujo de caja operativo/deuda neta por encima del 24% para 2026, frente al 23,2% de 2023 y 250 puntos básicos por encima del establecido para 2025 en el último Plan Estratégico.
Retribución de 11.000 millones
Estos resultados permitirán a la compañía cumplir su compromiso de incrementar la retribución a sus accionistas en línea con la evolución de los resultados y distribuir 11.000 millones de euros en dividendos. De esta forma, Iberdrola destinará entre el 65% y el 75% del beneficio a retribuir a sus accionistas -pay out, en inglés-, lo que permitirá alcanzar un dividendo de entre 0,61 y 0,66 euros por acción en 2026. Además, el grupo fija un suelo del dividendo de 0,55 euros para este periodo, dentro del programa de Iberdrola Retribución Flexible, que incluye la recompra de títulos.
El presidente también ha reafirmado las perspectivas para 2030, impulsadas por la necesidad de acelerar la electrificación: tener unos activos de redes entre los 65.000 y los 70.000 millones de euros, de los cuales 30% serán en transporte y alcanzar los 100.000 GW de cartera renovables para desarrollo futuro. A partir de 2027, la compañía ya contará con 3.000 nuevos MW de eólica marina operativos, alcanzando así los 5.000 MW marinos y prevé poner en marcha 6.000 MW eólicos y solares. Gracias al rol creciente del almacenamiento la compañía espera pasar de los 120 millones de kWh de capacidad operativa en 2026 a tener una cartera de 150 millones de kWh en 2030.