
La Agencia de Reguladores Europea (ACER) quiere que se analice el riesgo de un corte de suministro de gas natural desde Argelia o desde Noruega.
El organismo coincide con la asociación que aglutina a los transportistas de gas (ENTSOG) en que la simulación de una interrupción prolongada del gas ruso es, sin duda, el principal riesgo para el próximo verano e invierno. Sin embargo, este escenario podría verse agravado por la interrupción de algunos gasoductos que es menos probable que se produzca (por ejemplo, el suministro de gas desde Argelia o la interrupción prolongada del suministro de gas noruego a través de gasoductos marítimos como Europipe, Norpipe, Zeepipe o Franpipe).
Esta petición se produce en medio de un escenario donde Naturgy acelera las negociaciones de los precios del gas natural para los años 2023 y 2024 con Sonatrach y después de la volatilidad que registró el mercado el pasado mes de junio tras los problemas de uno de los gasoductos noruegos.
Naturgy y Sonatrach mantienen su tira y afloja para fijar unos precios que sean aceptables para ambas partes. El año pasado la negociación sobre los precios del 2022 se cerró prácticamente a finales de año y en esta ocasión, los contactos se mantienen de manera intensa y fluida pero el escenario político hace que se convierta en tema incierto y que probablemente se retrase el cierre o sólo se alcance un acuerdo sobre el año 2023.
Para los reguladores europeos, un problema de suministro con Argelia o con Noruega, suponen escenarios extremos pero de gran impacto en el caso de producirse.
El acercamiento político a los principales productores de GNL debería seguir facilitando la atracción de suministros adicionales de GNL con el fin de reducir la exposición de los precios a la competencia, que puede seguir siendo muy volátil. Al hacerlo, debe tenerse en cuenta el objetivo a largo plazo de descarbonizar el sistema energético de la UE.
En un escenario de invierno frío (una vez cada 20 años) con una interrupción total del suministro del gasoducto ruso que representa el escenario simulado más estresado, se necesitarían suministros adicionales de gas y una reducción de la demanda. De hecho, los países europeos estarían expuestos a un riesgo de reducción de la demanda de entre el 6 y el 13% durante todo el invierno, según las cuentas de ACER.
Por este motivo, los reguladores reitera su recomendación a la ENTSOG de que evalúe si las previsiones de demanda de gas de los transportistas son coherentes con las estimaciones de otras entidades y con los objetivos europeos de reducción de la demanda de gas y de eliminación progresiva de la dependencia del gas ruso.
ACER pide a la ENTSOG que facilite detalles sobre los resultados de la simulación y la dependencia del gas ruso por país, ya que los patrones de riesgo pueden diferir entre los Estados miembros. Del mismo modo, señala que esta información estaba disponible y en mapas en las últimas perspectivas de suministro y pide que se incluyan de nuevo en las futuras perspectivas.
Los reguladores observan que, en comparación con el anterior informe Perspectivas de abastecimiento para el verano, los cuellos de botella no se han publicado en el sitio web de ENTSOG, aunque estos datos se incluyen como anexo a las perspectivas de verano.
Importar más gas
Este verano, Europa tendría que importar volúmenes adicionales de GNL,un extremo que puede resultar difícil y costoso, dados los limitados proyectos de licuefacción adicionales que se pondrán en marcha y el posible repunte de la demanda en Asia.
El repunte del GNL en China en 2023 aseguran es incierto y dependerá de la recuperación de su economía, de las políticas gubernamentales y del consumo de carbón. Algunos estudios sugieren que el crecimiento potencial de la demanda de gas de China se cubrirá en su mayor parte con suministros de GNL nacionales y ya contratados, lo que sugiere niveles benignos de los precios al contado del GNL en 2023.
. Para los países europeos que ya reciben importantes suministros de gas licuado -como es el caso de España-, la mayor parte del GNL corresponde a contratos a largo plazo, que no se verían muy afectados por una mayor demanda de GNL y un mercado de GNL tenso.
En Europa, no obstante, solo se han firmado unos pocos contratos a largo plazo de GNL, a pesar de que las nuevas terminales han entrado en funcionamiento en un tiempo récord, añadiendo capacidad adicional de regasificación.