Energía

José Luis García Donoso: "El impuesto energético es apetitoso, pero va contra la inversión y transición"

  • "No hay capacidad para ejecutar los proyectos al ritmo deseable. Hay que priorizar los estratégicos"
José Luis García Donoso, director general de GES. eE
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El mercado español afrontará un boom de desarrollo de proyectos renovables a razón de 5.000 MW cada año hasta 2030, según datos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). España es un país atractivo para el inversor internacional gracias a su recurso de generación, regulación estable y cadena de proveedores competitiva.

No obstante, este crecimiento podría frenarse "si cambian las reglas del juego", argumenta José Luis García Donoso, director general de GES, compañía vasca que diseña y construye infraestructuras renovables e integrada en CL Grupo Industrial (Cristian Lay). "El impuesto a las energéticas va en contra del interés general y de la transición y puede hacer que el inversor se vaya a otro país", afirma García.

El directivo de GES, con un negocio que superará los 400 millones este año, analiza los retos que tiene el sector, con motivo de una jornada celebrada en Madrid.

¿Por qué se impulsa esta jornada?

Vivimos un momento histórico en medio de un cambio de modelo energético y vimos importante una reflexión conjunta de los actores principales que estamos encargados de materializar este cambio: entender los riesgos, plazos y las dificultades que vamos a encontrar.

¿Cuántos MW renovables entrarán en operación en los próximos años y qué inversiones precisarán?

Según los datos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, hasta 2030 la previsión de conexión es de 2.000 MW eólicos y 3.000 MW solares cada año. Es una previsión condicionada a muchos factores, ya que es necesario también mejorar la capacidad de almacenamiento eléctrico para dosificar esa producción. Por otro lado, el marco regulatorio tiene que seguir siendo favorable para que el mercado español siga siendo atractivo para invertir. Sobre la inversión depende de la tipología del proyecto, pero de media unos 5.000 MW pueden suponer 3.500 millones cada año.

¿A qué responde este 'boom' en el mercado español?

El boom es mundial, pero en España tenemos un recurso de generación renovable mejor que el entorno, la inversión es más rentable y la parte regulatoria más estable. Por eso somos un foco claro en Europa de interés para el inversor. Aquí están las principales utilities y fondos mundiales. Además, la cadena de proveedores es competitiva.

¿Cree que el impuesto temporal a las energéticas podrá tener efecto sobre los proyectos previstos?

La parte regulatoria y de estabilidad en cualquier sector y más en uno tan internacionalizado como es el de la energía, con inversores que están mirando a cualquier país del mundo, es muy importante. Si en España nos mostramos inestables o con un riesgo y probabilidad real de que se modifiquen las reglas del juego, sin duda será un elemento contrario a ese interés general de transición energética. A corto plazo este impuesto es una recaudación muy apetitosa, pero creo que juega en contra de la inversión. Si el inversor internacional ve a España como un país inestable, se irá a invertir a otro lugar.

"Se han agilizado los trámites para construir; a ver si es igual para la puesta en marcha"

¿Se han acelerado lo suficiente los trámites administrativos para impulsar las renovables o queda camino por recorrer?

La crisis energética ha agilizado la liberación de autorizaciones ambientales (DIAs) y se ha materializado un récord absoluto de proyectos. Habrá que ver si, cuando vayan terminando las construcciones, la tramitación de la legalización y la puesta en marcha es ágil y es capaz de absorber esa carga.

Y la cadena de proveedores, ¿tiene capacidad de atender el incremento de proyectos?

En los próximos meses va a haber tal número de proyectos que realmente no hay capacidad para ejecutar al ritmo que sería deseable. Así, se debe planificar y priorizar los que son más estratégicos para que se ejecuten lo antes posible. Por otro lado, la cadena está saturada y no podrá asumir ese aumento.

¿Cómo se prevé afrontar esta situación?

Será necesario incorporar nuevos proveedores, equipos críticos que hasta ahora no teníamos. También necesitamos profesionales con capacidad de gestión y conocimiento para ejecutar este tipo de proyectos y aquí el problema es importante porque la demanda es mundial. En este escenario aparecerán nuevos actores de menor garantía que asuman esa responsabilidad de construir y el riesgo tendrá que ser compartido con el propio promotor. Esas compañías asumirán ese papel con el riesgo aparejado de falta de experiencia e incluso de capacidad financiera para garantizar esos cumplimientos. Habrá un cuello de botella de proyectos con el riesgo controlado, pero habrá quién asuma riesgos para ejecutarlos.

"Surgirán actores con menor garantía, que irán a riesgo compartido con el promotor"

¿Qué papel tiene GES en este contexto?

Es una compañía que lleva diseñando y construyendo proyectos renovables desde principios de los 90 y creo que no tenemos competidores. Nuestro papel es asumir con éxito el riesgo que conlleva esa realización y explotación de grandes proyectos renovables, junto a nuestros clientes que son un mix de todo el mundo: EEUU, fondos británicos, utilities noruegas, alemanas, españolas... Somos 700 profesionales, cifra que crecerá este ejercicio con la nueva unidad de negocio de montaje fotovoltaico.

¿Con qué volumen de negocio han cerrado 2022 y qué retos se fijan para este ejercicio?

El cierre de 2022 supera los 350 millones de negocio, por encima de objetivos y casi duplicando al año anterior, también en resultado, en un ejercicio difícil por la guerra, huelga de transporte, inflación y demás. Para 2023, lo importante es gestionar bien, porque el riesgo está ahí, y esperamos superar los 400 millones de facturación.

¿Cuál es la cartera actual?

Tenemos en ejecución 570 MW y en cartera unos 800 MW eólicos y 600 MW fotovoltaicos, que se van a iniciar este año y terminarán la mayoría el año que viene, sobre todo en España y Chile.

¿Cómo valora sus dos años al frente de la dirección de la compañía?

Hemos logrado una empresa con herramientas de gestión de riesgo y control sólidas, vital con nuestros volúmenes y dispersión geográfica, y un equipo comprometido.

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