Energía

No hay más oportunidades para resolver la crisis climática

  • Con las políticas actuales nos dirigimos a un incremento de la temperatura de 2,8 °C a finales de siglo
  • Las energías renovables suponen la opción más asequible en la mayor parte del mundo

No será porque el planeta no nos está avisando. Solamente los fenómenos meteorológicos cada vez más adversos como inundaciones, tornados, huracanes o terremotos están dando señales más que evidentes de la emergencia.

La realidad es que el tiempo se nos acaba y no estamos haciendo lo suficiente. Así lo pone de manifiesto el Informe sobre la Brecha de Emisiones 2022 elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Según el organismo, estamos lejos del objetivo del Acuerdo de París por el que se busca limitar el calentamiento global a muy por debajo de 2 °C, preferiblemente 1,5 °C. Las políticas actualmente en vigor apuntan a un incremento de la temperatura de 2,8 °C a finales de siglo. En este sentido, la ejecución de los compromisos actuales reducirá únicamente este incremento en la temperatura a un máximo de 2,4 °C a 2,6°C para finales de siglo.

"Únicamente la transformación urgente en todos los niveles permitirá lograr la enorme reducción necesaria en las emisiones de gases de efecto invernadero de aquí a 2030: un 45% de disminución en relación con las proyecciones de las políticas actuales para encaminarse a la meta de 1,5 °C y 30% para la meta de 2 °C", recoge el informe.

A este respecto, el suministro de electricidad es el sector con mayores progresos, ya que los costes de la electricidad producida con fuentes renovables se han reducido drásticamente. "Sin embargo, el ritmo del cambio debe multiplicarse junto con las medidas para garantizar una transición justa y el acceso universal a la energía", señala el estudio.

Renovarse o...

Ya lo dice el refranero popular: renovarse o morir. Los datos del Banco Mundial ponen de relieve que el 85% del consumo energético mundial sigue proviniendo del petróleo, el gas y el carbón. Los combustibles fósiles son precisamente, con diferencia, los mayores causantes del cambio climático global, ya que son responsables de más del 75% del total de emisiones de gases globales de efecto invernadero y cerca del 90% de todas las emisiones en dióxido de carbono.

Proteger al planeta y, por ende, a la vida que habita en él, va a requerir un cambio drástico en el que las energías renovables marcarán la diferencia. A este respecto, Naciones Unidas subraya que cerca del 80% de la población mundial vive en países que son importadores netos de combustibles fósiles, lo que supone aproximadamente 6.000 millones de personas dependientes de los combustibles fósiles con origen en otros países, lo cual les hace vulnerables, tanto a crisis como a impactos geopolíticos.

Por contra, en todos los países hay fuentes de energías renovables, cuyo potencial todavía no se ha aprovechado completamente. La Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) calcula que el 90% de la electricidad mundial puede, y debe, tener su origen en las energías renovables para el año 2050.

Actualmente, las energías renovables suponen la opción más asequible en la mayor parte del mundo. El coste de la electricidad proveniente de la energía solar cayó alrededor del 85% entre los años 2010 y 2020, según la ONU. Mientras, los costes relacionados con la eólica con ubicaciones en tierra y en alta mar bajaron cerca de un 56% y un 48%, en cada caso. Esta caída en el precio propicia que sean atractivas incluso para los países con rentas medias o bajas.

Además, las energías renovables generarán nuevos puestos de trabajo (puede crear tres veces más puestos de trabajo que el sector de los combustibles fósiles), al tiempo evitan la contaminación del aire en favor de la salud (según la OMS, cerca del 99% de las personas respiran un aire que no llega a los límites de calidad adecuados). Con todo, "si no acabamos con la contaminación por combustibles fósiles y aceleramos la transición hacia las energías renovables, incineraremos nuestro único hogar", reflexiona António Guterres, secretario general de la ONU.

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