
Los episodios climáticos extremos son cada vez más frecuentes e intensos. Si el problema se sigue agravando, el cambio climático afectará a las cadenas de suministros y sobre todo a la disponibilidad de alimentos, así como el acceso a estos.
En caso de que esto sucediera, serán las zonas rurales las más afectadas. Mientras que las regiones más prósperas estarán mejor posicionadas para defenderse de esas crisis de suministro alimentario. Además este fenómeno no solo afectaría a los sectores alimentarios sino que también tendría un impacto en los transportes y los servicios, según ha quedado reflejado en la investigación de la Universidad de Sidney (Australia) y que sea publicado este jueves en la revista 'Nature Food'.
En palabras de la autora principal de sexto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), Arunima Malik, "el cambio climático puede afectar directamente nuestra economía, medios de vida y salud. Las perturbaciones causadas por fenómenos meteorológicos extremos pueden afectar a regiones y sectores, lo que provoca pérdidas de empleo e ingresos e impactos en la disponibilidad de alimentos."
Otras consecuencias negativas
El estudio demuestra que un problema en la cadena de suministros supondría la pérdida de ingresos y de puestos de trabajo de miles de personas. Además, se ha demostrado que una interrupción en el suministro alimentario puede tener consecuencias negativas en la calidad de la dieta, por lo que esta dejaría de ser saludable y se perderían nutrientes, ya que los primeros bienes que escasearán serán los productos frescos.
"Los efectos en cascada, generados por la continua variabilidad climática y los fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes, no solo interrumpen las cadenas de suministro, sino que también pueden desencadenar enfermedades zoonóticas, epidemias transmitidas por los alimentos y tensiones sociodemográficas amplias, incluida la migración interregional y el malestar social. Es vital que entendamos estos impactos para que podamos construir una sociedad más resiliente", asegura Malik.
Posibles soluciones
En general las estrategias de riesgo climático son compatibles con la agricultura y la pesca sostenible. De hecho, su integración es un elemento esencial para promover prácticas de producción alimentaria sostenible y desarrollar políticas de adaptación al cambio climático.
Por otro lado, la agricultura puede contribuir a la reducción de gases de efecto invernadero, mediante un control de la deforestación, de los incendios, la mejora de la nutrición de los rumiantes y la protección del suelo orgánico.