Energía

Repsol e Iberdrola acaparan el 70% de la inversión del sector energético en startups

  • Impulsan las operaciones en España, que ocupa el cuarto puesto a nivel europeo
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España es el cuarto país de Europa con una mayor inversión de capital riesgo del sector energético en startups tecnológicas y de nuevos modelos de negocio. Las startups nacionales representan un 8% de las operaciones a nivel continental, impulsadas principalmente por Repsol e Iberdrola, que acaparan alrededor de 70% de las inversiones en el país.

Así lo revela el informe Energy Trends elaborado por NTT Data, una de las compañías de servicios TI más grandes del mundo, que analiza las inversiones de las 33 mayores empresas del sector energético por volumen de negocio entre 2018 y 2020.

Reino Unido y Alemania son las líderes del Viejo Continente, en base a las sedes centrales de las startups invertidas. Representan más del 50% de las operaciones. A nivel mundial, los principales polos de inversión se encuentran en Estados Unidos (con un 50% de la totalidad de los eventos de inversión) y Europa (con un 40%), con California y Alemania a la cabeza.

Una de las conclusiones extraídas del análisis es que son las zonas de mayor tradición emprendedora, donde hay establecidos hubs de innovación y legislación favorable para la creación de empresas emergentes, las que captan el mayor interés del sector.

Eso sí, las geografías tradicionalmente más atractivas han reducido sus porcentajes en inversión durante los últimos años. Concretamente, Estados Unidos pierde un 6,6% y Europa un 3%. Esta caída no responde a la disminución de sus participaciones, sino al crecimiento exponencial de otras geografías, entre las que sobresale Oriente Medio (impulsado por Israel y Arabia Saudita).

6.000 millones en inversión

En total, el sector energético ha invertido casi 6.000 millones de euros en startups tecnológicas a nivel global. Estas operaciones han continuado en una línea ascendente con un crecimiento registrado a tasas anuales del 17% desde 2008.

Sin embargo, la llegada de la pandemia en marzo de 2020 provocó una caída relevante en el número de acuerdos. El sector estimaba que podrían haber alcanzado las 132 inversiones, pero cayeron durante el ejercicio 2020, situándose en 46 eventos de inversión.

En su estudio, NTT Data señala un cambio sustancial en relación con el liderazgo de las compañías eléctricas frente a las petrolíferas. Una tendencia que se ha revertido durante los últimos tres años, ya que estas últimas han tomado la delantera participando en un 20% más de eventos de inversión que las compañías eléctricas.

Atendiendo a las tecnologías más atractivas para las firmas energéticas, el análisis revela un fuerte alzamiento las diferentes alternativas ante los modelos de generación energética más clásicos como el gas y el petróleo. Entre ellos, se erigen los combustibles sintéticos o el almacenamiento de la energía impulsado por las renovables y la digitalización, así como el hidrógeno, que siguen creciendo.

El principal foco de inversión se encuentra en la energía descentralizada, acompañada con tecnologías para la explotación de datos, un elemento esencial del nuevo modelo energético. También se evidencia un auge de la movilidad en todos sus aspectos, con las inversiones en movilidad eléctrica, infraestructuras, gestión de flotas y apps de movilidad a la cabeza.

Visión 2030

Se espera que estos datos (volumen por inversión, número de eventos, CVCs, startups invertidas) sigan aumentando cada año gracias al impulso ofrecido por las ayudas y medidas gubernamentales, lanzadas en pro de estos nuevos modelos. "La inversión directa en energías renovables a través de los fondos Next Generation, o la apuesta de Estados Unidos o Asia por modelos de producción, almacenamiento y movilidad, menos contaminantes, nos hacen prever un crecimiento exponencial en la innovación del sector los próximos años, aplicando modelos disruptivos que incrementen el valor del sector energético y sus posibles aplicaciones", apunta NTT Data.

El crecimiento vendrá impulsado, también, por la consolidación de nuevos modelos de colaboración entre corporaciones y startups, "unos modelos con gran atractivo para ambas partes, ofreciendo menor riesgo y más independencia para las startups, no limitando así su crecimiento o agilidad", concluye.

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