El gran juego de los recursos naturales vuelve con fuerza a la mesa de la geopolítica mundial. Ucrania se ha convertido en el centro de una disputa que va más allá del incremento de la influencia de la OTAN en el corazón de Europa. A lo largo de estas últimas dos semanas han ido configurándose dos grandes bloques de influencia mundial. Por un lado, se ha reforzado el nexo entre Estados Unidos y Europa y, por otro, ayer mismo se escenificó el apoyo de China a Rusia.
El presidente ruso, Vladimir Putin, viajó hasta Pekín para reunirse con el presidente chino, Xi Jinping, en su primer encuentro físico en dos años tras la irrupción del coronavirus en Wuhan. En este estratégico viaje, para acudir a la ceremonia de apertura de los Juegos Olímipicos de invierno, Putin fue acompañado por los máximos responsables de Gazprom y de Novatec. La visita ha servido para sentar las bases de una alianza que antes de la entrada de Rusia en la península de Crimea en 2014 parecía poco probable.
En un comunicado conjunto, Rusia y China rechazaron ayer la intención de la OTAN de expandirse a Ucrania y destacaron su preocupación por alianzas de seguridad regionales como Aukus, entre Australia, Estados Unidos y Reino Unido para Asia. Rusia, por su parte, apoyó a China en su conflicto con Taiwan y cerró el acuerdo para el desarrollo del ramal Power of Siberia 2.
Gazprom construirá un nuevo gasoducto a través de Moldavia que permitirá exportar 10 bcm adicionales a China durante los próximos 30 años. Este gran acuerdo supone tensar más la cuerda con el suministro de gas a Europa, ya que China va camino de incrementar su consumo de gas para reducir sus actuales niveles de contaminación.
Gazprom registró en 2021 un año récord de producción de gas pero ha mantenido el suministro a Europa en los límites marcados por los contratos en vigor.
Suministro rácano
Al contrario que otros países, Rusia no ha incrementado el suministro de gas para hacer frente al tirón de demanda de Europa por la recuperación económica, lo que ha contribuido a tensar los precios y a dejar las reservas de gas europeas en niveles mínimos en plena ofensiva sobre Ucrania.
Este comportamiento ha generado un profundo malestar en la Comisión Europea. De hecho, la presidenta, Ursula von der Leyen, no descartó ayer aplicar sanciones al gasoducto Nord Stream 2 que está listo para entrar en funcionamiento si las autoridades europeas los autorizan.
Pekín y Moscú avanzaron también ayer en posibles medidas para sortear futuras sanciones. Ambos países llegaron a un acuerdo para reforzar sus sistemas de comunicaciones financieras ante el riesgo de que Rusia pueda ser excluida del sistema Swift.
Reunión en Washington
Por otro lado, Estados Unidos y la Unión Europea escenificarán también su alianza este próximo lunes. El Vicepresidente y Alto representante de la UE, Josep Borrell, viajará junto con la Comisaria de Energía, Kadri Simson, a Washington los días 7 y 8 de febrero.
Ambos copresidirán el Consejo de Energía UE-EE.UU. junto con el Secretario de Estado, Antony Blinken, y la Secretaria de Energía, Jennifer Granholm. La reunión permitirá avanzar la cooperación en materia de seguridad energética y en el compromiso conjunto de acelerar una transición energética justa.
Borrell también mantendrá una reunión bilateral con el Secretario de Estado de EE.UU., A. Blinken, para debatir "cuestiones urgentes de la agenda internacional".
Ese mismo día, la Comisaria Simson mantendrá una reunión bilateral con el Secretario de Energía de los Estados Unidos, Granholm, y por la tarde se reunirá con miembros de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos y del Global Energy Institute.
El 8 de febrero, Borrell tiene previsto reunirse con miembros de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos, mientras que la Comisaria Simson lo hará con miembros del Congreso para debatir la relación transatlántica en materia de energía.
La Unión Europea, consciente de los problemas de suministro de gas que puede sufrir en caso de producirse un corte por parte de Rusia, ha estado solicitando el apoyo de países como Australia, Qatar o ayer mismo Azerbaiyán para reforzar sus fuentes de aprovisionamiento.
Australia y Azerbaiyán se han mostrado dispuestos a incrementar los envíos de gas hacia Europa, mientras que Qatar ha insistido en que estos suministros se realicen únicamente ante una situación excepcional y ha pedido garantías de que este gas no será revendido posteriormente a otros países.
El temor de Qatar es evidente. China que recibió grandes cantidades de gas ruso durante este pasado año ha comenzado a revender cargamentos a Europa a precios notablemente elevados sobre los niveles de compra.
Un mayor aumento de los precios de la energía podría dañar la recuperación de las economías europeas. El gas ruso representa más de un tercio de las importaciones de la Unión Europea (cerca de un 35%). Es por eso que, durante las últimas décadas, Rusia ha utilizado la dependencia energética como un arma política para mantener su influencia.
El presidente de EEUU, Joe Biden, intenta ahora reducir esa capacidad de influencia y junto con la presidenta de la Unión Europea, Ursula von der Leyen, quieren evitar una crisis de suministro.
¿Petróleo a 100 dólares?
Así pues, buques metaneros estadounidenses han ido llegando durante las últimas semanas para aliviar la situación del suministro.
El conflicto armado entre Ucrania y Rusia no solamente agitaría los mercados europeos de gas, también tendría un impacto directo en el petróleo que se ha disparado a máximos de 2014 y la ansiedad de oferta podría llevar al Brent a rebasar los 100 dólares.
A esto se le suma que si las conversaciones entre EE.UU. e Irán para congelar el desarrollo nuclear de este último y levantar algunas sanciones de EE.UU. fracasan, podrían perderse unos 700.000 barriles diarios de capacidad. De este modo, el precio del crudo se ha consolidado una vez más en lo que va de mes por encima de los 90 euros, a 92,78 dólares y este extremos se refleja ya en los postes de las estaciones de servicio que marcan sus máximos históricos y suponen un desembolso medio de 16 euros más por depósito para las familias españolas.
Por otro lado, el precio del CO2 sigue batiendo récords ya que alcanzó ayer otro máximo histórico al superar los 96 euros/tonelada, con los participantes avistando ya los 100 euros/t. A cierre de mercado, la cotización de los derechos de emisión se encontraba 91,20 euros/t.
Este fuerte incremento se produce tras la decisión de la UE de considerar el gas natural como una inversión sostenible, lo que motivó una mayor demanda ante la perspectiva de una mayor generación eléctrica con ciclos combinados que conlleva a su vez la necesidad de compra de más derechos. La escalada de esta semana llega además antes de la fecha límite de cumplimiento, a finales de abril.
¿Problemas para España?
En el caso de España, el cierre del gasoducto del Magreb, tuvo que paliarse con el incremento de capacidad de Medgaz y un plan para recibir una mayor cantidad de buques metaneros (más caros que el gasoducto), lo que provocado un notable encarecimiento en los últimos meses. Sin embargo, desde el Gobierno hacen especial hincapié en que España no tendrá problemas de suministro. Al cierre del Mercado Ibérico del Gas (MIBGAS), el precio de este se situó muy cerca de la línea de los 80 euros, a 78,04 euros/MWh.
Tras los elevados precios de los últimos meses, comienza en 2022 también en máximos, situándose como el tercer mes con la electricidad más cara. El coste del CO2, unido a los precios del gas natural, están provocando que el gasto de la electricidad en el mercado mayorista se mantenga en la banda de los 200 euros/MWh, un extremo que está ahogando las economías de pequeñas empresas y familias.
El precio de la luz en enero se ha mantenido por encima de los 200 euros/MWh durante 22 días hasta fijar un precio medio de 201,72 euros. Pese a que supone una rebaja del 15% respecto al pasado mes de diciembre, el más caro de la historia. La factura media para hogares con PVPC se ha elevado durante enero a 11,64 euros, un 60% más que hace un año.
Fuerte demanda de carbón
Los descensos en la generación mundial de energía con carbón en 2019 y 2020 hicieron prever que podría haber tocado techo en 2018. Pero 2021 ha hecho añicos esas esperanzas. Con la demanda de electricidad y el fuerte aumento de los precios del gas natural y del CO2, el consumo de carbón está previsto que aumente un 9% en 2021, hasta los 10.350 teravatios-hora (TWh) en el mundo, un nuevo máximo histórico. Sin embargo, la cuota del carbón en el mix energético mundial en 2021 se espera que sea del 36% - 5 puntos porcentuales por debajo de su máximo de 2007, según la Agencia de la Energía.
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