La descomposición de biomasa (restos de comida, cáscaras, estiércol, cortezas...) en ausencia de oxígeno produce biogás, que si se quema permite generar electricidad. Si este combustible se somete, además, a un proceso de depuración puede convertirse en biometano (con un porcentaje de metano por encima del 96%).
Este último además de poder quemarse, también puede inyectarse directamente en los conductos de gas natural o utilizarse como biocombustible para el sector del transporte, en especial en aquellos nichos de difícil electrificación. Precisamente por esta gran versatilidad, el biometano se configura como una pieza importante en la conquista de la neutralidad climática fijada en 2050.
La Comisión Europea calcula que 350 TWh, o 33.000 millones de metros cúbicos (bcm), de biometano podrían producirse al año en 2030, lo que equivale a cerca del 10% del uso previsto de gas natural en la Unión Europea. Tal cantidad así supondría alrededor del 6% del esfuerzo total necesario para lograr una reducción del 55% de los gases de efecto invernadero (GEI).
Un reciente informe estadístico de la Asociación Europea de Biogás (EBA) revela que para 2050, fecha límite de la descarbonización, hasta el 40% del consumo total de gas de Europa podría provenir de biometano sostenible, siempre y cuando se desarrollen usos y mercados sostenibles para el digestato.
Según los datos de la asociación, la producción combinada de biometano y biogás fue de 191 TWh en el año 2020 y se espera que esta cifra se duplique en los próximos nueve años.

Aunque algo menos, también son optimistas las estimaciones de la iniciativa Gas for Climate, que integra a las empresas líderes en el transporte de gas, entre las que se incluye Enagás. Según el grupo el biometano podría cubrir aproximadamente el 25% de los niveles actuales de consumo de gas natural en unos 30 años.
Y es que el potencial total de producción en el Viejo Continente es de 370 TWh al año en 2030 y de 1.070 TWh en 2050 (con 1.010 TWh se cubriría ese 25%). Hablamos de 660 TWh producidos mediante digestión anaeróbica, 350 TWh generados mediante gasificación y 60 TWh de renovable.
En este sentido, los cultivos secuenciales constituirían la mayor parte de todas las materias primas, con 431 TWh (equivalente al 65% del potencial de biometano de la digestión anaeróbica, o al 43% del potencial total de biometano). Le siguen estiércol (157 TWh), la madera para el cuidado del paisaje y la hierba de los arcenes de las carreteras, así como los residuos de madera de posconsumo (ambos con 94 TWh).
Asimismo, teniendo en cuenta la disponibilidad de las materias primas y su rendimiento de conversión a biometano, los países con mayor potencial se estiman en Francia, España, Italia y Alemania, en ese mismo orden. Y es que todos representan alrededor del 60% del potencial total en 2050. Eso sí, el mayor potencial de biometano mediante gasificación se encuentra en Francia, Alemania, Suecia y Finlandia.
El camino en España
En Europa el número de plantas de biometano ha crecido un 17% en solo un año, alcanzando un total de 992 plantas. Un total de 306 pertenecen a Francia y 242 a Alemania. Sin embargo, a España le bastan los dedos de una mano para contabilizar las suyas.
Actualmente, en la Península Ibérica hay 5 plantas de biometano en explotación. Gasnam, a través de su innovadora aplicación que permite conocer su ubicación y los proyectos que se pondrán en marcha en los próximos 3 años, muestra que, antes de que acabe 2022, habrá 12 plantas de biometano en explotación y 30 estarán en proyecto otras.
Las estimaciones para 2024 arrojan la cifra total de 64 plantas operativas, que generarán una potencia total de 2.077 Gwh/año frente a los 162 GWh/año actuales.
Se trata de previsiones muy positivas, pero estaríamos hablando solamente de la mitad de la producción actual que hay en Francia, donde se están produciendo hoy 4.000 GWh/año.
Aunque el Gobierno ha propuesto una hoja de ruta para esta tecnología, todavía no se ha publicado la versión definitiva. Asimismo, el sector espera la puesta en marcha de manera inminente de un sistema de garantías de origen para los gases renovables.
Desde la asociación Gasnam, se reclama urgentemente un marco regulatorio que permita crear un mercado propio de biometano, para que no haya necesidad de comercializar esta energía verde fuera de nuestras fronteras.