Norges Bank ha aflorado hoy una participación del 3% en Repsol, tal y como figura en la Comisión Nacional del Mercado de Valores, lo que supone una inversión al precio actual del mercado de alrededor de 650 millones de euros. Esta inversión supone un claro respaldo a la estrategia de descarbonización lanzada por la petrolera a finales del año pasado.
Standard & Poor's (S&P), de hecho, ya consideró que la estrategia de sostenibilidad lanzada por la petrolera se halla "entre las más avanzadas" en el sector por factores como su mayor asignación de gastos a tecnologías de bajas emisiones de carbono o la inclusión de los objetivos medioambientales en la remuneración de sus ejecutivos y gerencia.
Repsol decidió adoptar el compromiso de convertirse en una empresa neutra en emisiones de carbono en 2050. La medida le obligará a asumir un impacto contable de 4.800 millones de euros durante 2019 por el cambio de la estimación del valor de sus reservas de petróleo y de gas.
La compañía presidida por Antonio Brufau presentará en su próximo Plan Estratégico para el período 2021-2025, durante el primer semestre de este año y si entre 2018 y 2020 la petrolera tiene asignado el 16 por ciento de sus inversiones totales, unos 15.000 millones, a los negocios con bajas emisiones de carbono -desde generación eléctrica con renovables hasta la movilidad sostenible o el ahorro y la eficiencia energética- en el próximo período, la inversión ascenderá a una cuarta parte del total.
Además, para reforzar el compromiso con sus nuevas metas climáticas, al menos el 40% de la retribución variable de los principales directivos, incluido el consejero delegado, Josu Jon Imaz, estará ligado a objetivos que dirijan la empresa a cumplir las metas del Acuerdo de París.
A corto plazo, la petrolera ha anunciado un incremento de su parque de renovables y tecnologías bajas en carbono, con la construcción de dos proyectos fotovoltaicos y uno eólico -con 1.600 MW entre los tres-, que le permitirán alcanzar los 7.500 MW en 2025, una potencia un 55% más elevada de lo previsto en la actualidad, duplicará su producción de biocombustibles procedentes de aceites vegetales, hasta las 600.000 toneladas anuales y profundizará en el vehículo eléctrico y la infraestructura de recarga, el uso del hidrógeno.
La empresa ha actualizado también sus metas de reducción de emisiones de CO2 y el precio que asigna a la tonelada de este gas de efecto invernadero durante las próximas décadas. Sobre la base del año 2016, ahora plantea reducirlas un 10 por ciento en 2025, un 20 por ciento en 2030, un 40 por ciento en 2040 y alcanzar las emisiones cero en 2050.
La empresa ha comenzado ya esta estrategia con el lanzamiento de Solify para autoconsumo, la compra a Ibil de más puntos de recarga de vehículos eléctricos o el lanzamiento de la primera tarifa plana de electricidad y gas.