
EY, la firma que ha realizado el informe forensic sobre las posibles irregularidades en el capital de Dia, acusa a la antigua dirección de la compañía, con Ricardo Currás como consejero delegado hasta agosto del año pasado, de haber cometido prácticas irregulares que "fueron ocultadas a los auditores externos y al consejo de administración".
EY avala así la posición de los consejeros no ejecutivos, entre los que se encontraban los representantes de LetterOne, la firma que se ha hecho ahora con el control de la empresa, y de KPMG, el auditor de las cuentas durante los últimos años.
La ocultación de la información se produjo de forma deliberada, según reflejan algunos de los correos electrónicos entre directivos que recoge en el informe, en el que se ponen de manifiesto las maniobras para operar al margen de los controles establecidos.
Dia presentó ya el pasado febrero una denuncia ante la Fiscalía por las irregularidades contables, que le obligaron a reformular las cuentas de 2017. La denuncia apunta directamente a Currás; su sucesor en el cargo hasta diciembre, Antonio Coto, y Amado Sánchez Falcón, exdirector financiero del grupo.
Cuentas infladas
Currás fue destituido tras descubrirse que habría inflado presuntamente las cuentas para cumplir con los objetivos, exigiendo pagos a los proveedores de forma irregular. El consejo decidió en ese momento su relevo por Coto, al que se despidió cuatro meses después cuando se descubrió que esas mismas prácticas se habían llevado a cabo en Brasil, país al frente del cuál había estado en los últimos años.
La Plataforma Afectados de Dia, creada por el bufete de abogados Gesico, anunció este miércoles, por otro lado, la presentación una querella contra el consejo y KPMG. La plataforma fue lanzada el 4 de febrero y desde entonces ha reunido "a más de un centenar de accionistas" que realizaron una inversión que superó los 4 millones, según ha precisado a Efe el director general de Gesico, José Martínez Carrera.
La querella, presentada ante la Audiencia Nacional, cuestiona la veracidad de las cuentas de 2017, ya que un año más tarde tuvieron que ser reformuladas tras la adopción de ajustes. La plataforma denuncia falseamiento de cuentas, falsificación de documento público y estafa.
La deuda
Desde el momento en el que se descartó, por otro lado, la posibilidad de una quita a los bonistas –propuesta por el Banco Santander, para firmar el acuerdo de refinanciación con LetterOne–, la tensión en la deuda de Dia desapareció. El bono que vence en 2019, por un importe de 305,7 millones de euros y sobre el que se rumoreaba la posible quita, alcanzó el lunes su punto más alto de tensión en el 150%. Dos días más tarde, este mismo papel ha rebajado el retorno que se le exige hasta el 20,3%, niveles no vistos desde el día posterior a la rebaja de estimaciones anunciada por Dia el pasado 15 de octubre. Entretanto, la volatilidad en las acciones continúa. El miércoles Dia cerró a 64 céntimos –tres por debajo de la opa, en 0,67– tras subir un 4,2%. Contrasta con el desplome del 4% del martes, hasta 0,61 euros.