
El pasado 15 de enero Banco Santander comunicó que daba marcha atrás en el fichaje de Andrea Orcel como consejero delegado "por la imposibilidad de que los costes de compensar a éste por sus remuneraciones pasadas excediesen los tenidos en cuenta al acordar el nombramiento". Orcel seguía de directivo en el banco suizo UBS y el salario diferido al que tendría que hacer frente Santander rondaría los 50 millones de euros.
Tras este fichaje fallido, Orcel se estaría preparando para emprender acciones legales contra la entidad que preside Ana Botín después de que el banco rescindiera su oferta.
Según personas familiarizadas con el asunto, que cita Financial Times, Orcel se habría puesto ya en contacto con varios abogados en España para presentar un caso de incumplimiento de contrato, aunque por lo visto se está encontrando con serios problemas para poder dar con una firma de alto perfil que no entre en conflicto por haber asesorado en el paso a Santander.
El banco español anunció su nombramiento a finales de septiembre y esperaba que se incorporara a inicios de esto año, pero su fichaje se fue retrasando por las negociaciones sobre la compensación.
De acuerdo con la política de retribuciones de UBS, que difiere en varios años el pago del salario fijado, Orcel había acumulado durante los últimos ejercicios 50 millones de euros en salario diferido; una cifra que para la política de retribuciones de Santander sería inasumible.
El exresponsable del área de banca de inversión de UBS, señala el Financial Times, asegura que tiene en su favor una carta contractual de Santander, en la que el banco acordaba una retribución por la firma del contrato de en torno a 50 millones de euros.