Empresas y finanzas

La empresa española se juega en el 'avispero' venezolano 1.300 millones

  • El FMI alerta que la economía venezolana ha caído un 50% desde 2013
Foto: Archivo

La inestabilidad política y social actual en Venezuela afecta de lleno a un centenar de empresas españolas, desde las grandes como Repsol o Telefónica, a otras pequeñas compañías y filiales con intereses en el país americano. El mercado venezolano es un gran receptor de inversión española: de hecho, España ha sido en los últimos 10 años el segundo país inversor en Venezuela, después de Holanda, y casi 100 filiales de empresas españolas operan a día de hoy en Venezuela. Algunas, como Telefónica, Repsol, BBVA o Mapfre están presentes en los sectores considerados como estratégicos por el Gobierno venezolano y algunas de ellas se sitúan, como mínimo, entre las cinco principales compañías del sector en Venezuela.

Las últimas estadísticas oficiales disponibles recogen una inversión de las empresas españolas en Venezuela de 1.381 millones de euros en 2016, una cifra muy inferior la registrada en 2015, que ascendió a 21.313 millones de euros. Según el Instituto Español de Comercio Exterior (Icex), esta notable disminución no supone realmente un cambio drástico en las inversiones españolas -aunque en 2016 las desinversión real fue de 300 millones- sino que se explica "por el cambio de criterio para el cálculo del tipo de cambio y por las variaciones en el patrimonio neto de las sociedades invertidas derivadas de la devaluación en el tipo de cambio". De acuerdo con cifras actualizadas, el stock de inversión ha disminuido de los 5.740 millones registrados en 2013, a 1.732 millones en 2014, 1.388 millones en 2015 y 1.381 millones en 2016.

Del total de la inversión en Venezuela de empresas españolas en el último año, según los datos del Icex, el 34,35% del total corresponde a Telefónica, a través su sociedad Latin America Cellular Holdings, y un 22.23% a Repsol Exploración. Del resto de empresas españolas, con una participación entre el 6% y el 2%, destacan Liberty Seguros, Bayer Hispania, Banesco Holdings, BBVA, Mapfre y Sol Meliá.

Riesgo provisionado

Aunque los gigantes empresariales españoles, como BBVA, Telefónica y Mapfre, seguirán muy de cerca el proceso de transición del país, la empresa española con intereses en Venezuela ya activó sus propios planes de contingencia en 2013, cuando se produjo la gran devaluación del bolívar, ya con Hugo Chávez moribundo. Así, según explican desde ATL Capital, las compañías hispanas con intereses en Venezuela ya han provisionado prácticamente el 100% de sus inversiones en el país. "Empresas como Telefónica y BBVA han perdido dinero debido a esta situación en procesos anteriores, pero a día de hoy el efecto en sus cuentas es prácticamente nulo, dada la provisión de inversiones", afirman desde este banco privado.

Una de las grandes, como Repsol, prefiere no comentar su situación en Venezuela, donde ha sufrido un importante impacto en los últimos años. Tiene proyectos de petróleo y gas, con explotaciones relevantes, como el Campo Perla, Petrocarabobo o Quiriquire y, según su página web, produce unos 8.800 barriles de crudo diarios y 42,6 Bscf de gas en ocho bloques, terrestres en su mayoría.

En los últimos ejercicios, la petrolera española ha venido reduciendo su exposición al país, desde los 2.200 millones de euros hasta los 795 millones, según los últimos datos disponibles en la CNMV. Sin embargo, en los últimos meses le han dado una alegría: el régimen está saldando las deudas que arrastraba con la empresa presidida por Antonio Brufau y Petróleos de Venezuela (PDVSA) le ha entregado seis cargamentos de petróleo cuyo valor puede alcanzar los 60 millones de euros.

Repsol no se plantea abandonar el país, al que llegó en 1993. En su Plan Estratégico hasta 2020 no prevé actuaciones especiales allí, pero tampoco quiere perder la posición en uno de los territorios con más reservas de hidrocarburos del planeta, según señalan los analistas.

Telefónica, la otra gran empresas española en Venezuela, ha ido reduciendo su exposición en el país en los últimos años, consciente de la dificultad para repatriar los ingresos generados en aquel país durante la etapa de Maduro. De esa forma, la teleco redujo al mínimo imprescindible sus inversiones y se limitó a mantener la velocidad de crucero de su operativa. A finales del pasado septiembre, los ingresos de la compañía en Venezuela fueron de 16 millones de euros, apenas el 0,44% de la facturación del grupo entre los pasados meses de enero a septiembre. En la memoria colectiva sí destaca la delicada situación vivida por la compañía cuando fue amenazada por la Administración de Maduro, por el hecho de que las redes móviles del operador hubieran servido para movilizar a la población en contra del régimen en la primavera de 2017 a través de mensajes SMS. Aún así, fuentes de la patronal CEOE sí expresaron el viernes "su preocupación e inquietud" por las empresas españolas instaladas en Venezuela.

Situación de pobreza

En plena crisis política y económica, con el aumento de la tensión empresarial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) se ha vuelto a pronunciar para recortar sus previsiones de crecimiento del país que se encuentra en "una situación de pobreza al igual que pueden sufrir países en guerra".

Según el organismo presidido por Christine Lagarde, "la crisis económica y humanitaria ha continuado en Venezuela". Debido a los últimos acontecimientos, el PIB real disminuirá aún más en 2019, lo que elevará la caída acumulada desde 2013 a más del 50%, impulsado por la caída de la producción de petróleo y el empeoramiento de las condiciones para el sector no petrolero. También se prevé que la hiperinflación y la migración hacia el exterior se intensifiquen en 2019. La evolución política evolutiva agrega otra capa de incertidumbre a las perspectivas del país.

Ya en octubre, el organismo informó que Venezuela sufriría una hiperinflación del 10.000.000% durante este año, según su informe Perspectivas de la Economía Mundial donde alertó del riesgo de una pérdida del 60% de la riqueza per cápita entre 2013 y 2023. Asimismo señaló que el PIB registraría este año una contracción del 18% tras el retroceso del 14% observado en 2017; con un mercado laboral que alcanzará una tasa de paro del 38% en 2019.

Los inversores compran su deuda

Los inversores siguen comprando deuda de Venezuela -solo aquella emitida en dólares- ante la expectativa de que caiga el régimen de Nicolás Maduro, más pronto que tarde, ante la llegada de Guaidó. El bono venezolano a diez años ha visto caer, nuevamente, su rentabilidad hasta el 32,8%, después del repunte que vivió el viernes. Aun así, el rendimiento que se exige al país para prestarle dinero continúa siendo el más elevado de las economías que recoge 'Bloomberg'. Es tres veces superior al retorno que ofrece el 'papel' a una década de Argentina; y es el doble del 17% que el mercado exige a la deuda de Turquía -en el 17,3%-, de Nigeria -en el 15,9%- o de Pakistán -donde alcanza un 11,9%-. Sin embargo, el mercado tiene claro que el problema de Venezuela es, más bien, en el corto plazo. Los inversores están pidiendo, en estos momentos, rendimientos que rozan el 85% para comprar bonos venezolanos con vencimiento en diciembre de 2020; y el 38% en los títulos a cinco años.

La única compañía estatal que también tiene deuda emitida es Petróleos de Venezuela (PDVSA). En su caso, los inversores optaron el viernes por deshacerse de sus bonos, en los que la rentabilidad ascendió hasta el 13,38%, después de tres sesiones consecutivas a la baja. Fuentes consultadas por 'Reuters' aseguran que "muchos de los bonos soberanos de Venezuela han rebajado a menos de la mitad su valor nominal desde finales ya de 2014, ya que los inversores se han resignado al hecho de que gran parte del dinero que prestaron a Caracas no les será devuelto". El Gobierno habría dejado ya de pagar, incluso, los cupones de los bonos.

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