
BBVA, con Carlos Torres al frente, ha decidido alargar la crisis reputacional que vive desde el 9 de enero por el escándalo de las escuchas ilegales a políticos y empresarios en 2004 y 2005 por el excomisario José Manuel Villarejo para tumbar la operación de asalto de Sacyr.
A pesar de las presiones del BCE y del Gobierno para desalojar a Francisco González de la presidencia de honor del banco, la resistencia mostrada por éste para mantener el cargo y las dudas de los consejeros para forzar su cese han obligado a la cúpula a aplazar la reunión del órgano rector para analizar la situación. En un principio, esta cita estaba prevista para el lunes de esta semana, pero no tuvo lugar. Fuentes de la entidad sostienen que nunca se llegó a convocar para ese día.
Argumentos de peso
Además, antes de tomar una medida drástica, la cúpula prefiere esperar a que se sucedan los acontecimientos y a tener argumentos de peso para actuar. Por un lado, la Audiencia Nacional y la Fiscalía Anticorrupción están investigando los contratos de BBVA con el expolicía desde el pasado junio, momento en el que también el propio banco inició un análisis interno de lo sucedido y que ha sido reforzado ahora.
Fuentes jurídicas sostienen a este periódico que lo más probable es que el banquero finalmente sea imputado. De producirse, sería entonces cuando al banco no le quedará más remedio que destituirlo, ya que su cargo es contrario a las reglas de buen gobierno corporativo impulsadas a nivel europeo y a las normas de conductas impuestas por el propio grupo financiero para toda su plantilla. En este escenario, González podría perder una parte del bonus que tiene derecho a percibir desde 2016, valorado en unos 4,5 millones de euros. Otras fuentes sostienen, por contra, que la reunión del consejo sí que se iba celebrar en esa jornada, pero que algunos miembros del mismo comenzaron a posicionarse al lado de González, a pesar del estupor que ha generado el caso tanto fuera como dentro de BBVA.
Estas fuentes destacan que hay vocales que aún creen que González -que era presidente ejecutivo de la entidad en el momento de las escuchas- no estaba al tanto de los métodos utilizados por Villarejo para llevar a cabo los servicios encargados. Pero también resaltan que, en los últimos años, el banquero se ha rodeado de un equipo de fieles que le deben su puesto y su sueldo.
Torres ha puesto tierra de por medio en pleno escándalo y se ha ido al Foro de Davos
En principio esta semana no será decisiva para el futuro de González, a no ser que de manera sorpresiva anuncie su retirada. Torres ha puesto tierra de por medio en pleno escándalo y se ha ido a Davos, donde participará en el foro económico que comienza este miércoles y termina el sábado. A este foro acudía de manera habitual, precisamente González, en las últimas ediciones.
No hay duda de que el consejo de administración del banco sí tendrá que celebrarse antes del 1 de febrero, fecha en la que se presentarán los resultados de 2018. Previsiblemente, la reunión para aprobar las cuentas será el día antes. En ella, se analizará la situación de González y, en función de los acontecimientos, se adoptarán las decisiones oportunas, indican distintas fuentes.
En el banco intentan esclarecer no solo si alguien dio la orden, sino quien estuvo al tanto de las escuchas
Altos cargos de la entidad insistían el martes en que la primera vez que se tuvo noticia del caso fue en junio, cuando observaron que una de las empresas de Villarejo aparecía como proveedora de servicios para el banco. Las mismas fuentes reconocen la gravedad de las revelaciones publicadas en la prensa. Por eso insisten en que se llegará hasta el final con la investigación interna que han abierto y para la que BBVA ha contratado a Garrigues. En el banco intentan esclarecer no solo si alguien dio la orden, sino quien estuvo al tanto de las escuchas.
En la entidad están muy preocupados con este caso, sobre todo por el impacto en la moral de sus empleados, aunque explican que en un proceso de ofertas de adquisición es normal que se acumule inteligencia.