
El apoyo del Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero a Sacyr a finales de 2004 para que asaltara BBVA no fue gratis, según revelan los informes que elaboró el equipo del excomisario José Manuel Villarejo para remitir al banco azul. Los documentos desvelan que Zapatero amparó los planes del entonces director de la Oficina Económica de La Moncloa, Miguel Sebastián, para echar al presidente de BBVA, Francisco González (FG), no por "la inquina" personal que Sebastián tenía al banquero, sino con la aspiración de que esta conquista fuera la llave para acceder "a muchos de los relevos de los llamados nombramientos de (José María) Aznar, como pueden ser Telefónica, Endesa o Iberia", reflejan los informes.
La operación consistía en que Sacyr se hiciera con una participación relevante de BBVA que le diera entrada en el consejo de administración del banco y poder suficiente para derrocar al presidente de la entidad. A partir de ahí, y "con el respaldo de La Caixa, a través del ministro de Industria José Montilla", el Ejecutivo iniciaría su plan de conquista de las empresas privatizadas por el PP. "En este sentido, se ha puesto como ejemplo modélico el relevo de Alfonso Cortina en la presidencia de Repsol y su sustitución por Antonio Brufau, que fue tutelado desde el Ministerio de Industria con poco ruido mediático. La limpieza con la que se ha ejecutado dicho relevo, ha otorgado un singular protagonismo a Montilla dentro del Ejecutivo", refleja el exinspector.
Sin embargo, el asalto a las privatizadas también provocó fricciones entre el nuevo y el viejo PSOE. Según apuntó el exinspector de Policía, a finales de 2004, hubo un desencuentro entre la vieja y la nueva guardia socialista, puesto que la primera temía que la segunda no le tuviera en cuenta en los cambios previstos en las empresas privatizadas. Así, el expresidente del Gobierno, Felipe González, siempre según el excomisario, pidió que su exministro de Industria, Carlos Solchaga, fuera el sustituto de FG. "Esta era la garantía que ponía para que el beneficio de BBVA se lo repartieran todos equitativamente", evidencian los documentos. En noviembre de 2004, Felipe González llamó a Solchaga, que en esos momentos estaba de viaje en Cuba y, más concretamente, subido a un helicóptero, para comunicarle su intención de que tomara la presidencia de BBVA.
Los planes de la constructora
A pesar de las intenciones de los socialistas con el banco, Sacyr iba a ser el instrumento ejecutor de la compra de la entidad y los presuntos ideadores del plan, entre ellos el expresidente de la constructora, Luis del Rivero, y el exaccionista de la compañía, Juan Abelló, tenían sus propios planes. Villarejo señaló en los documentos que Abelló aspiraba a presidir BBVA para quitarse la espina que tenía clavada de no haber podido ser banquero a pesar de haberse hecho años atrás, junto con Mario Conde, con Banesto. Fuentes cercanas a Abelló, niegan que el empresario quisiera presidir el banco.
La falta de resultados en el intento de asalto a BBVA, muñido a mediados de 2004 y frustrado a inicios de 2005, con la supuesta toma de control de las firmas privatizadas que conllevaba, comenzó a inquietar a la vieja guardia del PSOE, destinada a encabezar los relevos. Así, el excomisario señaló que el PSOE veía que "las operaciones de acoso y derribo" contra el banco iban muy lentas y Solchaga, José Manuel Eguiagaray y Claudio Aranzadi, los tres ministros de Felipe González, comenzaban "a ponerse nerviosos".
Entre los presidentes a derrocar de las firmas privatizadas estaban, entre otros, César Alierta (Telefónica); Fernando Conte (Iberia); Manuel Pizarro (Endesa); Pablo Isla (Altadis) o Salvador Gabarró (Gas Natural).
Los documentos realizados por el equipo de Villarejo forman parte del la operación Trampa, nombre con el que el excomisario bautizó la presunta trama de espionaje que realizó para BBVA con el objetivo de abortar los planes de Sacyr. Tras varias reuniones, la entidad entonces presidida por FG pidió en diciembre de 2004 al grupo Cenyt (empresas del exinspector de policía) que comenzara los trabajos para el banco. Inicialmente, el entonces jefe de Seguridad de BBVA, Julio Corrochano, pidió datos vulnerables de los ideadores del asalto, aunque después dio orden de identificar a accionistas de Sacyr contrarios al asalto para que se opusieran al plan de la constructora.