
"No puede ser que canciones que suenan en la televisión de madrugada se lleven más dinero que canciones de Joaquín Sabina o Alejandro Sanz".
La frase -premonitoria- la dijo el pasado mes de julio Rafael Aguilar, el presidente de la multinacional discográfica Peermusic para la región latina, y mostraba la división existente en el seno de la SGAE entre las editoras musicales de las cadenas de televisión y las grandes multinacionales discográficas, que ha vivido su último episodio en la denuncia presentada ahora por la entidad de derechos contra músicos tan conocidos de la discográfica Warner como Joaquín Sabina, Alejandro Sanz o Pau Donés.
El origen de la guerra entre televisiones y discográficas está de nuevo en la polémica Rueda de las televisiones, la emisión de música de madrugada en televisión, que ha llegado a generar un caso de fraude y falsificaciones investigado actualmente por la Audiencia Nacional.
En ese mes de julio, la batalla en el seno de la SGAE ya estaba abierta entre las grandes discográficas y las editoriales creadas por las televisiones, que -con el sistema de la Rueda- además de pagar derechos de autor, pueden ingresarlos también por sus propios repertorios. En ese momento, las multinacionales BMG, Sony, Universal, Warner y Peermusic pidieron a la SGAE la retirada de su repertorio internacional de la entidad. Estas editoriales llegaron a enviar una carta a la entidad en la que solicitan esta retirada, que se debe presentar seis meses antes de ser efectiva.
"La denuncia de ahora contra Joaquín Sabina, Alejandro Sanz o Pau Donés, todos autores de Warner, es una venganza por este movimiento", asegura un autor de la SGAE, muy crítico con la Rueda. Y es que la salida de este grupo de músicos supone una fuerte estocada a los ingresos de la SGAE. Se trata de artistas que suponen el 85-90 por ciento de lo que se "escucha en las radios y televisiones españolas" y cuyos derechos editoriales suponen para la SGAE una recaudación de 30 millones de euros, según estas multinacionales.
La entidad, presidida ahora por el músico asturiano José Ángel Hevia, sabe que ir contra estos autores supone un enfrentamiento que puede hacer volar por las aires la entidad. Por eso, la SGAE insiste en que la denuncia presentada ante la Administración afecta a personas jurídicas que son socias de la entidad. Es decir, el objetivo del ataque de la junta directiva actual la Sociedad de Autores es Warner, aunque afecte directamente a Sabina o Sanz.
Intento de expulsión de las discográficas
La SGAE ya intentó la expulsión de la junta directiva de la SGAE de las multinacionales discográficas por la vía judicial, al considerar que eran juez y parte del sistema de cobro y reparto de derechos. Tras una primera sentencia favorable a la entidad, la Audiencia Provincial de Madrid declaró nulo el fallo por un defecto de forma la sentencia y determinó que las discográficas expulsadas no fueron escuchadas en el proceso que sirvió para echarlas de la SGAE.
La SGAE agrupa en su junta directiva a cuatro grupos distintos: Pequeño Derecho (músicos), Gran Derecho (dramaturgos, compositores de obras dramáticas y coreógrafos), Audiovisual (directores, guionistas y compositores) y Editores. A final de año, en las elecciones celebradas en la entidad, las televisiones lograron colocar al frente de la SGAE a sus candidatos.
Desde el presidente, el músico asturiano José Hevia, como el vicepresidente Teo Cardalda, defienden el sistema de la música noctura en televisión, por lo que las grandes discográficas agrupadas en la Organización Profesional de Editores de Música (Opem) tenían preparada la retirada de sus repertorios, con el objetivo de montar una nueva entidad de derechos de autor.
La denuncia de ahora es una batalla más en la guerra entre televisiones y discográficas por el control de la SGAE que tendrá, sin duda, más capítulos.