Nissan prevé destituir a lo largo de la jornada de hoy a Carlos Ghosn, acusado de cometer irregularidades durante años, entre ellas de utilizar dinero de la empresa para fines personales y declarar ingresos menores a los realmente percibidos.
El Gobierno japonés aseguró ayer que pondrá todo de su parte para garantizar la estabilidad de la alianza global Nissan-Renault después de la inesperada detención del presidente de la misma, Ghosn. Este juicio de intenciones coincidió la actuación de los fiscales, que según la prensa local "están sopesando plantear un caso contra el fabricante de automóviles japonés".
Por lo pronto, según informa Reuters, Nissan Motor se ha presentado como afectado por el caso de Ghosn, uno de los líderes más conocidos de la industria automovilística mundial. Los fiscales japoneses arrestaron a Ghosn el pasado lunes, diciendo que tanto él como el directivo Greg Kelly conspiraron para presentar cifras inferiores a las reales en los informes de las compensaciones de Ghosn en Nissan durante cinco años, a partir del año fiscal 2010.
Por su parte, Ghosn y Kelly no han comentado las acusaciones hasta el momento. El Estado francés posee el 15 por ciento de Renault, que a su vez tiene una participación del 43,4 por ciento en Nissan en una compleja alianza forjada por Ghosn durante casi 20 años y que algunos analistas creen que podría desmoronarse sin el ejecutivo de 64 años al frente. La alianza "es un símbolo del éxito industrial franco-japonés y continuaremos apoyándola", dijo ayer el principal portavoz del Gobierno de Japón, que pide una "relación estable" entre los tres fabricantes de automóviles.
El diario financiero japonés Nikkei dijo el pasado martes que Ghosn había recibido una compensación vinculada a la cotización en bolsa de unos 4.000 millones de yenes (38 millones de euros) durante un período de cinco años.
