
La cadena de supermercados catalana Bonpreu se enfrenta a su división en dos nuevas compañías el próximo mes de marzo por la guerra familiar desatada entre los hermanos Joan y Josep Font, presidente y vicepresidente de la compañía respectivamente.
Cada uno de ellos es propietario del 50% de la cadena, pero Josep Font está descontento con la gestión de la misma ya que, a pesar de su fuerte crecimiento, su hermano ha rechazado el reparto de dividendos desde el ejercicio 2013/2014.
En los tres últimos años, la facturación de la compañía ha subido un 35% y el resultado neto se ha triplicado, hasta 37,2 millones de euros, pero el vicepresidente considera que no se está retribuyendo como se debería a los accionistas, por lo que exigió a su hermano que le comprara el 50%.
Ante la falta de un acuerdo económico, Joan Font se negó e inició los trámites para la división en dos de la empresa. El pasado mes de marzo, la sociedad patrimonial de Josep Font, Espai d'Inversions, presentó una demanda reclamando su derecho a la venta de su 50%, por el que exigía el pago de 530 millones de euros a Bon Preu Holding, la sociedad cabecera de la cadena de supermercados, de acuerdo a un informe encargado a Grant Thornton.
Valoraciones
El problema de fondo es que frente a la valoración del cien por cien hecha por ésta última firma, po run importe total de 1.061 millones de euros, Baloo d'Inversions, la sociedad de Joan Font, encargó otra a KPMG, que valoró el cien por cien del capital el pasado mes de enero en solo 601 millones, por lo que el acuerdo no fue posible. Ante ello, el pasado 12 de febrero, Baloo comunicó por gurofax a Espai d'Inversions que iniciaba el proceso de escisión previsto en los estatutos, poniendo en marcha de hecho el pasado abril la separación por lotes.
En una sentencia dictada el pasado 2 de noviembre, a la que ha tenido acceso elEconomista, la magistrada Marta Cervera, titular del juzgado de lo mercantil número 8 de Barcelona, desestimó la demanda presentada por Josep Font contra su hermano Joan, rechazándo su supuesto derecho al traspaso del 50 por ciento y dando así por válida la división de la compañía. La juez considera que "al haber una diferencia superior al 25 por ciento en las valoraciones estamos ante la existencia de una irregularidad que invalida las valoraciones, que no pueden tomarse en cuenta". Según dice, "lo que está claro es que no puede hacerse una tercera o cuarta ronda de valoraciones, pues el espíritu de la cláusula es resolver el conflicto y no caer en una espiral absurda que lo perpetúa".
Y es que, anteriormente a las valoraciones llevadas a cabo por Grant Thornton y KPMG, Josep y Joan Font habían encargado otras dos más con resultados igualmente dispares. Mazars fijó un precio de 960 millones por el cien por cien de la empresa por encargo de Josep Font y Faura-Casas lo rebajó a solo 380 millones ante una petición similar por parte de su hermano. En los estatutos de la sociedad se contempla la posibilidad de que uno de los socios pueda exigir al otro que le compre su participación en el caso de que haya una discrepancia continua en la gestión, pero ante la falta de un acuerdo económico es cuando se ha puesto en marcha la separación en dos de la compañía.
Desde Bonpreu rechazaron ayer hacer ningún tipo de comentario, asegurando que "se trata de una cuestión de los accionistas, que no afecta para nada a la marcha de la compañía ni al negocio".