
El futuro de Isolux Corsán pende de un hilo que el Banco Santander parece dispuesto a cortar. La entidad cántabra seguía ayer enrocada en su no, es no a participar en una nueva inyección de liquidez por unos 300 millones de euros que el grupo de construcción reclama a sus principales accionistas y acreedores para garantizar su viabilidad. La posición del Santander deja contra las cuerdas al resto de bancos, cuya exposición conjunta supera los 2.000 millones de euros. La institución que preside Ana Botín seguía ayer analizando todos los pormenores y hoy tendrá que dar una respuesta definitiva.
Ayer sólo se contemplaban dos opciones para el futuro inmediato de Isolux: o el Santander cede y dispone nuevos fondos junto con Caixabank y Bankia, o el consejo de administración tendrá que declarar el preconcurso de acreedores. En este extremo, la compañía podría solicitarlo al juzgado mañana viernes o la próxima semana. El consejo deberá decidir si aprueba las cuentas de 2016, cuya presentación a los inversores se ha retrasado al 3 de abril.
En el supuesto de preconcurso, el grupo que preside Nemesio Fernández-Cuesta continuaría con su actividad bajo mínimos, al tiempo que trataría de reconducir las negociaciones con el denominado G-3 bancario y el resto de entidades y ganaría tiempo para cerrar desinversiones y que Rothschild y Alantra puedan encontrar a un socio industrial o financiero para su negocio de construcción e ingeniería (EPC). Ahora bien, esta opción, sin el apoyo de los bancos, se presume más que complicada, de acuerdo con distintas fuentes próximas al proceso.
Departamento de riesgos
Todas las miradas, por tanto, están puestas en la decisión que adopte hoy el departamento de riesgos del Santander. Los movimientos que ha acometido en las últimas semanas, no invitan al optimismo. No en vano, la entidad roja ha traspasado con fuertes descuentos el grueso de su deuda financiera -120 millones-, así como su participación de Isolux que asumió tras la reestructuración del pasado verano -el 9,58%- a Goldman Sachs.
Con todo , el Santander, aún sigue en la mesa de negociación. "Aún le está dando vueltas", señalaban ayer fuentes financieras. Al fin y al cabo, mantiene una importante exposición, ya que conserva un crédito por 73,4 millones (tramo A) y avales por cerca de 200 millones.
De ahí que ni Caixabank ni Bankia, las otras dos entidades más expuestas, estén dispuestas a comerse la parte del banco rojo en la nueva liquidez requerida. Tampoco el resto de acreedores lo está, entre los que figuran Popular, Natixis, Sabadell, Unicaja y una larga lista, hasta cerca de medio centenar de entidades.
Inyectar proyecto a proyecto
Algunas de ellas estarían de acuerdo en aportar puntualmente fondos para aquellos proyectos de los que son avalistas y sean viables, pero no a participar en una inyección global que se ha solicitado para reactivar obras, pero también para tesorería y gastos corporativos que "nadie nos garantiza que nos devolverán", explican desde uno de los bancos comprometidos. De inicio, las necesidades de Isolux son de 20 millones a 25 millones, que se incrementarían a lo largo del año hasta los casi 300 millones de euros.
Los avales comprometidos en todo el mundo se sitúan entre los 1.000 milllones y los 1.100 millones, de los que casi la mitad corresponden al G-3, mientras que la deuda financiera supera los 1.000 millones tras la reestructuración de los 2.300 millones que tenía hasta el pasado verano. Las provisiones que han realizado las entidades son menores en comparación con la exposición total. Ante una quiebra, Caixabank sería la más impactada, ya que a los alrededor de 500 millones de deuda y avales, suma el deterioro por su histórica participación en Isolux.