
Banco Santander se niega por el momento a participar en un nuevo rescate de Isolux Corsán y complica sobremanera la viabilidad del grupo de construcción. La entidad cántabra ha perdido la confianza en la constructora, a pesar de ser su segundo mayor accionista. La prueba más evidente es que hace escasas semanas vendió a precios de derribo una parte importante de su deuda en el grupo que preside Nemesio Fernández-Cuesta.
En este escenario, la compañía negociará contrarreloj hasta el próximo viernes, tanto con Santander como con CaixaBank y Bankia, los otros dos bancos que sí han aprobado participar en una nueva inyección de liquidez de al menos 320 millones de euros. La entidad catalana es el primer accionista de Isolux, con el 14,36% del capital, seguido del Santander, con el 9,58%, y Bankia (6,54%).
La negativa del Santander llevó ayer a Isolux a aplazar la presentación de sus resultados anuales hasta el próximo viernes. La compañía explicó en un comunicado que el consejo de administración tomó esta decisión "dada la complejidad del ejercicio de 2016, marcado por la reestructuración financiera, su homologación judicial, las operaciones corporativas realizadas durante el año, el cambio en el método de contabilidad de las concesiones y los ajustes y saneamientos efectuados en los activos".
Las entidades que presiden Jordi Gual y José Ignacio Goirigolzarri mantendrán su apoyo a Isolux. Una alternativa pasaría porque ambas entidades asumieran la parte del Santander, aunque por el momento no hay ninguna decisión al respecto y presionarán para que el banco que preside Ana Patricia Botín no se descuelgue.
Las tres entidades esperarán en cualquier caso a las próximas horas para que Isolux ponga sobre la mesa algún tipo de alternativa. Hasta ayer se desconocía si podría existir una solución, máxime con el plazo de urgencia impuesto. La constructora ha contratado a Rothschild y Alantra para buscar, respectivamente, socios industriales y financieros, pero este paso debía seguir a la inyección de dinero nuevo por parte del denominado G-3 bancario.
Los nuevos fondos que requiere Isolux servirían para cubrir las necesidades de tesorería del grupo y para impulsar algunos de los proyectos que desarrolla en todo el mundo. De lo contrario, se verá abocado al preconcurso de acreedores. El verano pasado, un grupo de 11 entidades asumieron el rescate de la compañía, al inyectar 200 millones con los que restablecer su operativa. De ellos, CaixaBank, que antes de la refinanciación tenía el 28% del capital, dispuso la mitad (100 millones).