La Reserva Federal publicaba el miércoles la segunda parte de sus pruebas de esfuerzo a los 33 bancos más importantes del país. Como ya ocurrió el año pasado, los reguladores suspendían a Deutsche Bank Trust Corporation y Santander Holdings USA al negar sus planes de capital alegando "problemas cualitativos". Morgan Stanley veía como su programa era aceptado pero con condiciones, ya que tendrá que presentar una nueva versión a finales del cuarto trimestre de 2016 corrigiendo algunas preocupaciones sobre el proceso de planificación de capital. El banco central estadounidense aclaró que ninguna de las entidades bancarias sometidas a los test de estrés estadounidenses (Análisis y Revisión Comprensiva de Capital, CCAR) este año suspende la prueba desde el punto de vista cuantitativo.
Dicho esto, en el caso del Santander, la Fed señalaba que aunque el banco ha hecho algunos progresos a la hora de mejorar sus proyecciones tanto de ingresos como de pérdidas, "la compañía sigue teniendo problemas materiales de supervisión sin resolver que minan críticamente su proceso de planificación de capital".
En este sentido, los reguladores mencionan "deficencias" en su "marco de gestión de riesgos y funciones de monitorización así como en sus procesos de análisis en contextos de estrés, controles internos, gobierno y supervisión". De esta forma, el banco central estadounidense considera la lista de problemas "limitan la dependencia del Santander Holdings USA en su planificación de capital y su habilidad para realizar una evaluación integral adecuada del mismo".
Por su parte, Deutsche Bank Trust Corporation también presentó "problemas de supervisión materiales" que "minan" su planificiación en lo que a capital se refiere. De hecho, la Fed considera que los programas presentados "no son ni razonables ni apropiados" dadas las deficiencias en su gestión de riesgo e infraestructura de control.
Morgan Stanley se llevaban este año el aprobado condicional que logró Bank of America en las pruebas de 2015. Los supervisores identifican "debilidades materiales" en sus planes de capital que "garantizan su atención a corto plazo pero no ponen en peligro los resultados cuantitativos de las pruebas de estrés de la compañía". Como condición para no frenar los planes presentados por el banco, el Consejo de Gobernadores de la Fed requiere que Morgan Stanley vuelva a presentar su programa una vez revisadas las debilidades señaladas por los reguladores antes del 29 de diciembre de 2016.
"Durante los 6 años en los que se han realizado estas pruebas, las compañías participantes han reforzado sus posiciones de capital y mejorado su capacidad a la hora de gestionar riesgos", reconocía Daniel Tarullo, gobernador de la Fed, en un comunicado. "El progreso en ambas áreas seguirá mejorando la resistencia de los bancos más grandes del país", añadió.
No es para menos. desde la primera ronda de pruebas de esfuerzo a la gran banca de EEUU, allá por 2009, el ratio de capital común, que compara el capital de alta calidad con los activos de mayor riesgo, de las 33 entidades analizadas se ha duplicado desde el 5,5% en el primer trimestre de 2009 hasta el 12,2% en el primer trimestre de este año.
Los bancos listos para enfrentar pérdidas
Recordemos que la semana pasada, la Fed estimó que las entidades están los suficientemente saneadas para enfrentar pérdidas agregadas de hasta 526.000 millones de dólares bajo el escenario más severo planteado por los reguladores sin llegar a infringir sus requerimientos mínimos de capital. De dicha cantidad, los préstamos y créditos generarían alrededor de 385.000 millones de dólares en pérdidas para los bancos.
Bajo un escenario en que la tasa de paro repuntase hasta el 10%, la bolsa se desplomase y las letras del Tesoro a 3 meses llegasen a generar una rentabilidad negativa, el ratio de capital Tier 1, que compara el capital de alta calidad con los activos de riesgo en manos de los bancos, caería del 12,3% registrado en el cuarto trimestre de 2015 hasta un mínimo del 8,4%, lo que se mantendría dentro de los niveles adecuados a ojos de los reguladores. No debemos olvidar que la Reserva Federal impone un ratio de capital Tier 1 mínimo del 4,5% cuando se compara con los activos de riesgo y del 4% cuando se compara con todos los activos del banco en cuestión. Desde el banco central estadounidense apuntaron que los bancos han acumulado un capital de más de 700.000 millones de dólares desde 2009 hasta un total de 1,2 billones de dólares.
La Fed ha sometido a los 33 bancos a tres escenarios distintos: uno base, otro adverso y finalmente uno extremadamente adverso. Todos ellos se extienden durante un periodo de 13 trimestres consecutivos, que en esta ocasión ocupan desde los tres primeros meses de 2016 hasta los tres primeros de 2019, y juegan con un total de 28 variables: seis medidas sobre actividad económica y precios, cuatro medidas de precios en activos y condiciones financieras, seis referencias sobre tipos de interés así como tres medidas económicas aplicadas a 4 mercados internacionales. En el escenario base, se asumió una expansión económica moderada hasta el primer trimestre de 2019. Con un PIB que crece a un 2,5% y una tasa de paro del 4,5%. Por el contrario, en el adverso, se contempló una "debilidad de la actividad económica" con una contracción del 2,8% y una tasa de paro del 7,5%. Por último, en un contexto más severo, se planteó una recesión severa, de hasta el 7,5%, una tasa de paro del 9,9% y el 10% y una rentabilidad negativa para las letras a tres meses del tesoro de EEUU.
En esta nueva entrega, TD Bank, la unidad estadounidense de Toronto-Dominion Bank, y Bank of the West, propiedad de BNP Paribas, han sido las dos nuevas entidades que se suman a la lista de bancos que supervisa la Fed. Los bancos extranjeros son los que más problemas han registrado durante lo últimos años a la hora de cumplir con las expectativas impuestas por los reguladores estadounidenses. Deutsche Bank y Banco Santander fueron los dos únicos bancos que suspendieron los test de estrés el año pasado. Bank of America no suspendió pero tuvo que revisar sus planes antes de poder implementar las retribuciones de capital a sus inversores.