
Los 30 bancos con el sambenito de ser demasiado grandes como para dejarlos quebrar, el too big to fail anglosajón y entre los que se encuentra el Santander, tendrán que contar a partir del 1 de enero de 2019 con un colchón de recursos propios equivalente al 16% de sus activos ponderados por el riesgo. Un umbral que, según el Consejo de Estabilidad Financiera (FSB, por sus siglas en inglés), aumentará en otros dos puntos porcentuales en 2022, forzando a las entidades con un riesgo sistémico a recaudar hasta 1,1 billones de euros adicionales.
Esta red de liquidez y solvencia busca evitar errores del pasado, específicamente los de la crisis de 2008, cuando los contribuyentes tuvieron que ejercer de salvavidas para evitar el colapso del sistema financiero mundial. Un hecho que los requisitos de capacidad total de absorción de pérdidas (TLAC, por sus siglas en inglés), están dispuestos a evitar. Aplica a bancos sistémicos, cuyo listado se actualiza de manera periódica y del que salió hace escasos días el también español BBVA.
Para evitar quiebras
"El FSB ha acordado un estándar global lo suficientemente robusto para que los bancos con riesgo sistémico puedan caer sin aumentar el riesgo de pérdidas para el resto del sistema financiero o fondos públicos", explicó Mark Carney, gobernador del Banco de Inglaterra y presidente del FSB. Entre los activos que podrán utilizar para reforzar el colchón destacan aquellos con una mayor calidad como son las acciones, pero también los bonos convertibles, participaciones preferentes y deuda subordinada y senior.
Los nuevos requisitos también fijan un nuevo ratio de apalancamiento, la proporción entre el capital y los activos totales de una entidad bancaria, que deberá alcanzar el 6% en 2019 y el 6,75% en 2022. Los 30 bancos que deben acatar la normativa ya se encuentran manos a la obra. La normativa fijada por Basilea III establece los requisitos de capital de máxima calidad entre el 8 y el 10,5%, según el caso específico de cada entidad.
Partiendo de esos niveles, las entidades consideradas too big to fail deben alcanzar la meta del 18% en siete años, mediante la emisión de deuda subordinada, bonos convertibles así como títulos preferentes. El vencimiento de los instrumentos a utilizar debe producirse como mínimo a un año, mientras que otros activos como derivados, obligaciones fiscales o depósitos asegurados no podrán utilizarse para mullir el colchón que cumple el estándar mínimo.
Pese a que estas reglas obligarán a captar hasta 1,1 billones entre la treintena de bancos sistémicos, donde figuran nombres como JP Morgan, HSBC o Deutsche Bank, las exigencias se han edulcorado con respecto a los niveles barajados previamente, que situaban este colchón en el 20% de los activos ponderados por el riesgo.
Considera "manejable" cubrir las emisiones
La entidad capitaneada por Ana Botín ya avisaba en septiembre que necesitaría hasta 27.600 millones de euros en deuda para cumplir con el nuevo colchón anticrisis (TLAC).
Aún así, desde el Santander consideraron que esta cifra es "manejable". La filial española del banco es la que más se aleja de los objetivos y tendrá que captar hasta 9.800 millones de euros, mientras que las operaciones a este lado del Atlántico requerirán al menos 6.300 millones de euros. En Reino Unido la cifra se reduce hasta los 3.300 millones.