Empresas y finanzas

Las agencias de calificación de riesgo no ponderan el calentamiento global

  • Su metodología no tiene en cuenta las políticas de los Estados para frenarlo

Las agencias de calificación de riesgo, como Moody's, Standard and Poor's o Fitch, no tienen en cuenta el efecto del cambio climático en sus análisis, ni la tendencia política creciente de tratar de frenar el calentamiento del planeta. Esta minusvaloración del riesgo ambiental, sobre todo en los sectores energéticos ligados a los combustibles fósiles, puede generar pérdidas millonarias a los inversores y derivar en una montaña de pleitos contra las propias agencias de calificación.

Así lo afirma un reciente estudio del estadounidense Center for International Environmental Law, titulado (Mis)Calculated risk and climate change. Are Rating Agencies repeating credit crisis mistakes? De acuerdo con el documento, que se centra sobre todo en Moody's, la metodología empleada por las agencias para otorgar una calificación de riesgo se centra sobre todo en tres parámetros: la estabilidad de los ingresos, a la que se otorga un 60%, la posición comercial y competitiva a largo plazo, ponderada con un 25%, y la exposición a riesgos eventuales, con un peso del 15%.

Sobre este análisis básico se aplican parámetros financieros y se obtiene la nota concreta que sirve de referencia al mercado.

Pues bien, de acuerdo con el informe, la metodología falla en dos tipos de riesgo, muy importantes en las industrias energéticas basadas en los combustibles fósiles -carbón, petróleo y gas-, cuyos proyectos exigen fuertes inversiones de capital y se amortizan a largo plazo.

El primero, los riesgos derivados del medio físico, hunde sus raíces en la falta de análisis a largo plazo y lleva a que algunos impactos típicos del calentamiento global, como la escasez de agua o la virulencia de los fenómenos climáticos extremos, no se tengan en cuenta.

El segundo, mucho más importante, se refiere a que las agencias sólo contemplan un escenario continuista -el denominado business as usual por los anglosajones- en el que no se adoptan medidas para frenar las emisiones de carbono para limitar el calentamiento global.

Seguir con la tendencia del business as usual, nos llevaría a un calentamiento del planeta de cuatro grados centígrados al final de la presente centuria, algo que tendrá consecuencias catastróficas, de acuerdo con el consenso científico. Por eso los países aprueban medidas que recortan las actuales emisiones de dióxido de carbono.

El resultado de esas medidas cala en la economía: la inversión en energías limpias superó el año pasado por primera vez a la inversión en energías fósiles; el índice Dow Jones de las empresas de carbón -Dow Jones Total Coal Markets- ha perdido el 75% de su valor en los últimos cinco años.

En consecuencia, los autores del Informe reclaman a las agencias de calificación que incorporen el cambio climático desde una perspectiva "dinámica", valorando las oportunidades de una economía baja en carbono, el hecho de que se están desligando las emisiones de CO2 del crecimiento económico -en 2014 el PIB global creció un 3% y las emisiones se mantuvieron casi planas- y el importante entramado normativo y social que gira alrededor del cambio. "El fallo de las agencias de calificación de riesgos no sólo supone una amenaza para el mercado y para los inversores, también propicia la sobreinversión en proyectos e industrias que contribuyen al cambio climático", concluyen.

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