
La creciente competencia entre las entidades por la demanda solvente de préstamos a pymes y familias empieza a pasar factura a las cuentas de los bancos.
Los últimos datos disponibles indican que bancos, cajas y cooperativas aceleran el descenso de sus ingresos por la actividad crediticia en el negocio doméstico, a pesar de que el creciente volumen de la nueva producción está frenando la caída de su cartera total.
Así, a cierre de marzo de 2015, cuando las entidades empezaron a avivar la guerra comercial por las hipotecas y proseguían con la destinada a las pymes, los ingresos obtenidos por los créditos al sector privado residente bajaron un 7,17% en sólo tres meses. En ese periodo de tiempo el stock registro su menor descenso trimestral de los últimos años, de sólo el 0,97%. Ya en el trimestre anterior se registró un mayor recorte en los ingresos, del 3,03%, que en la cartera de préstamos, del 1,80%, lo que indica que las entidades se ven más afectadas por la evolución de los tipos de interés aplicados que por el volumen de su stock, y que esa tendencia se está intensificando.
La influencia de los tipos
En estos últimos seis meses, un 65% de la caída de los ingresos, unos 698 millones de euros, se puede atribuir a los tipos, mientras sólo un tercio es consecuencia del menor volumen de la cartera.
Los ingresos por crédito al sector privado residente, la partida más importante de sus ingresos por productos financieros, lleva registrando descensos desde el arranque de 2012. La subida de la morosidad, el descenso de tipos de interés y la sequía del crédito durante la crisis han hecho bajar el volumen de estos ingresos a prácticamente la mitad. La reactivación en la concesión de nuevos préstamos no sirve, por ahora, para frenar el deterioro ni contribuir, por tanto, a la deseada mejora de la rentabilidad.
Los ingresos por productos financieros, en el que el total de créditos suponen alrededor de un 75%, disminuye su peso sobre el total del balance de las entidades y sólo suponen ya el 1,79%, con datos de cierre de marzo, su menor porcentaje de toda la serie histórica. Este es un grave problema para que las entidades se vuelvan más rentables. El descenso de los costes por depósito compensa la evolución de los préstamos, pero en el primer trimestre no ha sido suficiente para sustentar un aumento del margen de intereses.
Los datos, aun provisionales, del supervisor indican que si en el último trimestre del año este margen sumó 7.248 millones de euros, a cierre de marzo había disminuido en un 6,67%, hasta 6.764 millones de euros.
Por lo que se refiere a la rentabilidad sobre recursos propios, y según los datos del Banco de España, ésta ha disminuido en dos décimas, al pasar del 5,9 al 5,7%.
Todavía no están disponibles los datos correspondientes al segundo trimestre del año, pero durante los meses de abril a junio la guerra comercial entre las entidades no ha hecho más que recrudecerse. En estos meses, las dos mayores entidades, BBVA y el Santander, han rebajado el tipo aplicado hasta el 1,25%, superando los 1,29% de ING y respondiendo a Bankinter y Bankia, que ofrecen la suya al 1,5%. Una muestra del movimiento generalizado en el sector, que vivió como en los últimos meses de 2014 más de una docena de entidades rebajaran el precio de sus hipotecas por debajo del 2%.
Desde el sector, no se oculta cierto malestar por esta nueva guerra del activo. En mayo, el presidente del Sabadell, Josep Oliu, afirmaba que un tema que le preocupaba especialmente era el precio del crédito. En su opinión, hay casos en que se conceden hipotecas a pérdidas y que pueden resultar dañinas para la entidad que las genera. No dudó en pedir la intervención del Banco de España para evitar "cosas que no son racionales". También el anterior consejero delegado de BBVA, José Cano, advertía en una de sus últimas intervenciones sobre una guerra del crédito, en hipotecas y pymes, con precios que en muchos casos no cubren el coste del capital.
Detrás de estas quejas se encuentra en temor de que la nueva batalla por el crédito ocasione un efecto tan dañino en las cuentas de las entidades como en su día ocasionó la guerra del pasivo, sólo cortada en 2013 por la penalización que el Banco de España impuso a los intereses excesivamente generosos de los depósitos.
La estrategia es robar los clientes más solventes antes de que la mejora de la economía reactive con más intensidad el crédito y lograr rentabilizar la operación con vinculación de productos. Pero por ahora, y con los datos del Banco de España, lo que se consigue es bajar ingresos y lastrar la rentabilidad.
El coste de los depósitos cae el 35% en el último año
El abaratamiento del coste de los depósitos es lo que permite a las entidades españolas compensa los menores ingresos por crédito. En marzo y en términos interanuales, ha bajado un 35%, al pasar de 7.767 millones en su negocio en España a 5.043 millones de euros. Aunque en su mayor parte esta evolución se debe a la bajada de los tipos de interés que se ofrecen en estos productos, también se produce un trasvase, precisamente por ese abaratamiento, desde los depósitos a plazo hacia las cuentas corrientes y los fondos de inversión.
Este segundo movimiento también es favorable para los bancos, por los ingresos en comisiones que les generan los fondos. Si a principios del año pasado los costes financieros suponían en torno al 1,1% del balance de las entidades, a cierre de marzo este porcentaje se ha reducido hasta el 0,8%, mínimo histórico. El tipo medio que se ofrece a las familias por los depósitos se sitúa en 0,44% y a las empresas, en el 0,37%.