
Las seis grandes constructoras españolas (ACS, Ferrovial, FCC, Acciona, OHL y Sacyr) incrementaron su deuda conjunta en 2.147 millones de euros en el primer trimestre del año, hasta situarla en los 34.371 millones, un 6,6% por encima de los 32.224 millones que diciembre, de acuerdo con sus informes financieros correspondientes a dicho periodo.
En relación a hace un año, el endeudamiento de estas empresas creció el 1,15%, desde los 33.980 millones. Este incremento contrasta con los 1.137 millones que rebajaron a lo largo de 2014 o el fortísimo desapalancamiento al que se han sometido desde que se desató la crisis económica en 2007. Entonces, su deuda conjunta rozaba los 92.000 millones. De esta forma, en siete años prácticamente la han rebajado a la tercera parte.
Los 34.371 millones de deuda que sumaban al cierre de marzo se aproximan a su valor en bolsa. Ayer, las seis constructoras tenían una capitalización de 35.571 millones. El proceso de desendeudamiento, que se ha sustentado en la prudencia en la gestión, amortizaciones e ingentes desinversiones, aún tiene recorrido, aunque el ritmo será más selectivo, señalan en el mercado.
Ahora, la prioridad es aprovechar el momento para abaratar los costes de financiación que ofrece el mercado. "Es un sector claramente apalancado y tienen la oportunidad de emitir bonos y deuda a tipos más bajos", explica Rubén López, analista de XTB. De hecho, algunas de ellas ya han recurrido en el arranque del año a esta fórmula. Así lo han hecho, por ejemplo, OHL y ACS.
Emisiones de deuda
La constructora que preside Juan Miguel Villar Mir, que históricamente ha sido de las más prudentes en el control de su deuda, anunció una emisión de bonos a mediados de marzo por 425 millones que, sin embargo, tuvo que reducir en 100 millones por las dificultades que encontró para colocarla. Finalmente la cerró en 325 millones a un tipo de interés del 5,5 por ciento y vencimiento de 2023. Esta operación precedió a la amortización anticipada de una emisión de bonos a un tipo del 8,75% y que vencía en 2018 por 425 millones.
ACS, por su parte, colocó a mediados de marzo bonos por 500 millones, después de tener que suspenderla el pasado verano. La emisión tuvo una demanda de 1.337 millones y se cerró con un cupón anual del 2,875% y vencimiento a cinco años. El grupo que preside Florentino Pérez, que prevé obtener rating tras el verano, culminó en febrero, además, la refinanciación de 2.300 millones de euros de su deuda en condiciones más favorables -el plazo se extendió en cinco años- y ha continuado con importantes desinversiones en su filial australiana Cimic.
Sacyr, por su parte, también ha cerrado en las últimas semanas la refinanciación de los 2.264 millones de deuda asociada a la participación del 8,9 por ciento de Repsol, que representa más de un tercio de su pasivo (7.084 millones). Este acuerdo retrasa el vencimiento hasta 2018.
Tanto ACS como Sacyr han tenido en estos años que pagar sus aventuras energéticas, la primera en Iberdrola y la segunda en Repsol, que les han provocado millonarias minusvalías. En el caso del grupo ACS, además, ha logrado conseguir una salida para sus activos renovables con la creación de Saeta Yield y la venta de un 24,4 por ciento al fondo GIP.
Entretanto, FCC ha logrado enderezar el rumbo y en el primer trimestre logró dejar atrás los números rojos y presentar beneficios. Una vuelta que se sustenta en la refinanciación de su deuda y en el plan de la compañía, que está a punto de cerrar la venta de Globalvía y cumplir con el objetivo de 2.000 millones en desinversiones.
En el caso de Ferrovial, a pesar que su deuda alcanzó los 6.406 millones en el mes de marzo, un 2,8 por ciento más que al cierre de 2014, presume de una posición de tesorería positiva de 1.583 millones, condición que le permite afrontar con mayores garantías posibles compras.